Brexit: los fundadores de la UE reclaman una salida rápida

Brexit: los fundadores de la UE reclaman una salida rápida

Más de dos millones de británicos piden un segundo referéndum para definir si se retiran, debido el estrecho margen del primer resultado.

Brexit: los fundadores de la UE reclaman una salida rápida
26 Junio 2016

BERLÍN/LONDRES.- Los ministros de Exteriores de los seis países fundadores de lo que hoy es la Unión Europea (UE) se reunieron en Berlín para hacer un primer análisis del “Brexit” y llamar a Reino Unido a activar lo antes posible el proceso de salida del bloque comunitario. En la UE se teme que Londres esté intentando ganar tiempo, después de que el primer ministro británico, David Cameron, anunciara su renuncia hasta octubre y adelantara que será su sucesor el que inicie las negociaciones de desconexión. El ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, llamó a Cameron a abandonar el poder “en los próximos días”, mientras que el ministro luxemburgués, Jean Asselborn, aseguró que el Gobierno británico no debe jugar “al gato y al ratón” retrasando las negociaciones, lo que sólo provocaría una enorme inseguridad. “Aquí tiene que haber claridad”, dijo.

Un 52% de los británicos votaron a favor de abandonar la UE en el referéndum celebrado el jueves pasado, frente a un 48 por ciento que lo hizo en contra. La estrecha diferencia llevó a más de 2,1 millónes de británicos a firmar una petición para volver a votar en una consulta.

Los firmantes exigen que se celebre un segundo referéndum siempre que la participación esté por debajo del 75% o que menos de un 60% de votantes se manifiesten a favor o en contra del “Brexit”. La petición llevaba online desde mediados de mayo, pero tras darse a conocer los resultados del jueves, el número de firmas subió notablemente entre viernes y sábado. Además, Reino Unido enfrenta un riesgo de secesión interna: El gobierno regional de Escocia ya está preparando la convocatoria de un segundo referéndum sobre su independencia del país para garantizar su permanencia en la Unión Europea. “El gabinete ha aprobado que emprendamos de inmediato conversaciones con las instituciones europeas y otros Estados miembro para analizar todas las posibilidades de proteger el espacio de Escocia en la UE”, afirmó ayer en Edimburgo la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon.

Una clara mayoría de los escoceses votó a favor de quedarse en el bloque. A su vez, en 2014, la región celebró una consulta sobre su independencia de Reino Unido en la que el 55% de los ciudadanos optó por quedarse, muchos con el argumento de que salir del país era salir también de la UE. La primera consecuencia institucional del “Brexit” fue ayer la renuncia del comisario británico Jonathan Hill, que era responsable hasta ahora de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Mercado de Capitales en la Comisión Europea. “No creo que sea correcto que yo siga como comisario británico como si nada hubiera pasado”, afirmó en una declaración en la que también manifestó su decepción por el resultado del referéndum. Por la parte europea el responsable de negociar la salida del Reino Unido será el diplomático belga Didier Seeuws. “Ese proceso debe comenzar cuanto antes”, subrayó el jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Steinmeier, al término de la reunión de urgencia celebrada en Villa Borsig, la residencia de invitados del Ministerio alemán de Exteriores, a las afueras de Berlín. Sólo así podrá evitarse una situación de parálisis, explicó.

Los representantes de Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo -que en 1957 dieron vida a la entonces Comunidad Económica Europea- pedían así que Londres invoque cuanto antes el Artículo 50 del tratado europeo de Lisboa, que estipula el procedimiento para la salida de un país miembro de la UE. Una vez que lo haga se iniciará un proceso de dos años para renegociar la relación entre ambas partes.

La de ayer fue la primera respuesta conjunta de la UE a la crisis desatada por el “Brexit”. Fue el primer encuentro multilateral para diseñar una UE sin Reino Unido y discutir una serie de reformas que permitan una Europa “más flexible”. Esas reformas -consensuadas previamente por París y Berlín y condensadas en un documento de 10 hojas preparado en las últimas semanas por si se producía el “Brexit”-, prevén ofrecer más margen a aquellos miembros que quieran o necesiten una integración más lenta, la llamada “Europa de las dos velocidades”. Con ello se piensa principalmente en las naciones de más reciente adhesión a la UE. Mañana, la canciller Angela Merkel recibirá en Berlín al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, así como al jefe de Estado francés, François Hollande, y al jefe del Gobierno italiano, Matteo Renzi. Será un día antes de que se celebre otra cumbre de la Unión Europea en Bruselas. (DPA)

PUNTO DE VISTA

¿Una Caja de Pandora?

Patricia Kreibohm - Desde Colonia (Alemania)
Magister en Relaciones Internacionales. Profesora titular de Historia Moderna y Contemporánea de Occidente en la UNSTA.
Por Patricia Kreibohm - Desde Colonia (Alemania)
Magister en Relaciones Internacionales. Profesora titular de Historia Moderna y Contemporánea de Occidente en la UNSTA.

Publicidad

Estupor y preocupación son las sensaciones que ha dejado en Europa el resultado de este referéndum. De hecho, las dudas, las inquietudes y los temores exceden, con creces, a las certezas, y nadie puede estimar con precisión cuáles serán las consecuencias de esta decisión. Particularmente, en los países que aún viven la crisis económica (España y Grecia), la noticia ha conmocionado a los mercados pero también al público en general. Como señala un medio español: la Utopía de Europa está herida de muerte. 

Como se sabe, la consulta fue convocada por el Primer Ministro británico, James Cameron, quien, a través de ella, buscaba fortalecer su poder político tanto a nivel nacional, como dentro de su partido. Para muchos, esta iniciativa fue una irresponsabilidad que derivó en un resultado adverso para el premier y en un problema mayúsculo para Europa. De hecho, y a pesar de ciertas críticas al sistema, no existían indicios de que algo así podría suceder. En otras palabras, este fue un acontecimiento abrupto y sorpresivo que ha puesto en jaque la convivencia común. 

A partir de ahora se iniciará un largo proceso para concretar la salida de Gran Bretaña de la Unión. Un proceso que se calcula entre 2 y 7 años y cuyas alternativas, no son claras. Y es que, más allá de los lineamientos generales del artículo 50 del Tratado de Lisboa, no existe un protocolo específico para negociar la separación de uno de los países-miembro. ¿Será porque nunca se pensó que algún Estado abandonaría la Unión? Como fuere, mucho va a depender de la forma en que el bloque decida enfrentar la situación: con resentimiento o de manera amigable. En este sentido, y de acuerdo a los análisis de algunos observadores, la figura de la canciller alemana, Angela Merkel, tendrá un peso decisivo. Como sostienen medios europeos: todas las miradas se dirigen a Berlín. Justamente ayer, se reunieron en esta ciudad los ministros de relaciones exteriores de los seis países fundadores (Alemania, Francia, Holanda, Italia, Bélgica y Luxemburgo) y expresaron la necesidad de comenzar cuanto antes el proceso de salida de GB a fin de no prolongar la incertidumbre. Sin embargo, evitaron dar fechas pues es Londres el que debe informar a las instituciones europeas su decisión y solicitar oficialmente su separación. En este sentido Jean Claude Juncker -presidente de la Comisión Europea- ha señalado:

“No entiendo por qué el gobierno británico necesita esperar hasta octubre. Si quieren enviar la carta de divorcio, que lo hagan. Me gustaría tenerla inmediatamente. Este divorcio no es amistoso pues no es de mutuo acuerdo. Aunque es verdad que antes tampoco hubo un gran amor. Hoy ha sido un mal día para Gran Bretaña y para Europa pero tenemos que continuar.” 

Huelga decir que los efectos de la separación no serán inmediatos y que, seguramente, las partes buscarán la forma de evitar mayores daños. Sin embargo, este hecho constituye un punto de inflexión que marcará un cambio hacia el futuro. Un cambio para Gran Bretaña que se enfrenta a una posible desintegración, ya que Irlanda y Escocia desean permanecer en la UE. Y un cambio para el bloque que, posiblemente, deberá hacer reformas pero que, sobre todo, tendrá que reevaluar sus metas y objetivos, sus capacidades, debilidades y fortalezas.

Con respecto a sus efectos, los económicos son, seguramente, innumerables. Pero de ellos deberán ocuparse los especialistas. En cuanto a lo político, es indudable que el Brexit ha representado un duro golpe para la Unión; un golpe que no es sólo material, sino sobre todo, moral. De hecho, este acontecimiento compromete la idea de una Europa unida; debilita la ilusión continental y presagia la posibilidad de nuevas deserciones. En efecto, la UE - que es un modelo de integración para el mundo - acusa su primera fisura; fisura que ha desencajado a su gente y la ha enfrentado a una caja de Pandora, cuyo contenido desconoce. Los más pesimistas creen que este es el principio del fin; el fin del sueño de los Padres Fundadores: Monnet, Schuman, Adenauer, Bech y tantos otros que anhelaban una Europa unida, pacífica y próspera. Los optimistas suponen que, al igual que en el mito griego, después de que salieron todos los males, dentro de la caja quedó la esperanza.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios