Creen que el “Clan Ale” utilizó a San Martín para lavar el dinero de negocios ilícitos

Creen que el “Clan Ale” utilizó a San Martín para lavar el dinero de negocios ilícitos

Los investigadores creen que ingresaron el dinero al mercado a través de la venta de entradas, contrataciones y transferencias de jugadores e incluso una serie de extraños contratos comerciales. La carta de María Jesús Rivero que terminó de de echar luz sobre los negociados de la gerenciadora

MAQUETA. El proyecto de refacciones para La Ciudadela que mostraron Rivero y Ale en Casa de Gobierno. Recibieron un subsidio pero no hicieron las obras. la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli  (archivo) MAQUETA. El proyecto de refacciones para La Ciudadela que mostraron Rivero y Ale en Casa de Gobierno. Recibieron un subsidio pero no hicieron las obras. la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli (archivo)
25 Junio 2016
Siempre dijeron que amaban al club. Empezaron como simpatizantes comunes, pasaron a liderar la barra durante años y terminaron manejando San Martín durante casi una década. Lloraron con los fracasos y se calzaron fácilmente el buzo del éxito con los triunfos. Sin embargo, el juez Federal N°2, Fernando Poviña, cree que Rubén “La Chancha” y Ángel “El Mono” Ale, acusados de liderar una supuesta asociación ilícita, utilizaron el club de La Ciudadela para el lavado de activos.

En el pedido de elevación a juicio por el que los hermanos Ale y otras 14 personas están acusados de varios delitos, entre ellos producción, tráfico y comercialización de estupefacientes, establece que “La Chancha” y María Jesús Rivero eran los verdaderos dueños de la Gerenciadora del NOA, empresa que se había hecho cargo del gerenciamiento del club con la intervención de Roberto Dilascio, otro de los acusados de integrar el grupo, que figuraba como responsable de la firma.

Los investigadores de la Unidad de Investigación Financiera plantearon una hipótesis que finalmente fue aceptada por Poviña. Creen que el grupo utilizó a la entidad “santa” para hacer ingresar el dinero obtenido en negocios ilícitos al mercado financiero. Según sospechan, lo hicieron a través de ventas de entradas de partidos, contrataciones y transferencias de jugadores y la realización de extraños contratos totalmente desfavorables para el club. No descartan además que estas operaciones se hayan producido para su propio enriquecimiento.

Según la Justicia, el “Clan Ale” se hizo cargo de la entidad en 2002 “cuando se encontraba atravesando una gran crisis económica como muchos clubes en esa época. No obstante ello, aquella firma gerenciadora carecía de experiencia en el mercado y contaba con un capital de tan sólo $15.000”.

Los investigadores, durante los allanamientos, encontraron documentación que respalda la teoría de que Rubén Ale, pese a que no figuraba en ningún papel, era el titular de la empresa. Entre otras pruebas, en la sede central de la remisería “Cinco Estrellas” secuestraron papeles donde se detallaban el ingreso y egresos de dinero, formularios de recibos de pago a nombre de la empresa y acta de fundación de la Gerenciadora.

A la Justicia le llamó la atención la relación que tenía el club con la empresa. “La Chancha” era el presidente, Rivero la vice, pero además era empleada de la Gerenciadora cuyo titular era Dilascio, su pareja. En la comisión directiva también aparecían Fabián González -llegó a ser el tesorero- y Víctor Alberto Suárez -siempre actuó como vocal-, acusados de integrar la asociación ilícita y ser testaferros del grupo.

Pero fue una carta que le envió Rivero a Rubén Ale la que sirvió para insistir aún más en esta hipótesis: “… el robo de los colectivos y los 11 jugadores que eran de la gerenciadora que en definitiva era tuya porque el boludo de Roberto era un prestanombre. Ganancias=tuyas y Fabián. Pérdidas= Roberto y yo…”.

Un símbolo

En la relación entre el “Clan Ale” y San Martín existe un símbolo. Y se trata de la maqueta de cómo quedaría La Ciudadela con el proyecto de remodelación que querían desarrollar el club con la Gerenciadora. El plan se dio a conocer en 2008 en un acto que se desarrolló en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno en la que estuvieron el entonces gobernador José Alperovich -confeso fanático de Atlético- y el actual vicegobernador, Osvaldo Jaldo, entre otros dirigentes políticos. Rivero fue la encargada de contar todos los detalles de la obra, bajo la atenta mirada de “La Chancha” y González, entre otros directivos que hoy están bajo la lupa de la Justicia Federal.

Para realizar la obra, el Gobierno entregó un subsidio no reintegrable de $ 1,2 millones en cuotas y el fiel pueblo “santo” compró miles de bonos para juntar el dinero. Pero La Ciudadela nunca se remodeló. Ale y compañía argumentaron que el Estado jamás le entregó el dinero prometido y que el aporte de los simpatizantes se utilizó para conformar el plantel que ese año intervino en los torneos cortos de Primera.

Sin embargo, en la sentencia donde Poviña pide el juicio contra el “Clan Ale”, se puede leer: “San Martín habría recibido esa suma de dinero por parte del Gobierno. Prueba de ello resulta ser una fotocopia del acta de comisión directiva Nº 4.439, y también fotocopia del Nº 3.042/1 de fecha 16/9/2008 en la cual el Gobierno otorga el subsidio y el plan de pagos”.

Extraños contratos

A los investigadores de la Unidad de Información Fiscal, que tiene rol de querellante en la causa, les llamaron la atención los contratos que firmaron los integrantes del “Clan Ale” cuando estuvieron en el club de La Ciudadela.

En noviembre de 2007, “La Chancha”, como representante del club y Dilascio, como presidente de la Gerenciadora, llegan a un acuerdo con María Fernanda Bitán -que en su declaración indagatoria confirmó que había sido pareja de Rubén Ale- y le ceden un local dentro del estadio para que vendiera en exclusividad la ropa oficial del equipo. “Al respecto cabe enfatizar lo inusual de sus cláusulas al no estipularse contraprestación alguna”, sostiene en su fallo el magistrado.

Otro dato: en los allanamientos realizados por las fuerzas nacionales, en el domicilio de “La Chancha” encontraron que las facturas de teléfono e internet del local comercial estaban a nombre de Rivero.

Y fue justamente la ex esposa de Rubén Ale, a través de esa polémica carta, la que aportó mayor claridad aún: “…Como todos saben el robo de la venta de la boutique x 10 años” y (...) Yo no compré colectivo con la plata de la gerenciadora y los vendí para mí, yo no agarraba cada temporada $ 30.000 o más en ropa y vendía en la boutique para mi…”.

Bitán, en su declaración ante la Justicia, dijo que “la dirigencia del club le había cedido a comodato el local, no era gratuito…”. Ella como contrapartida, debía hacerse cargo de la vestimenta y de darles el desayuno y la merienda a las futuras promesas del club.

Otro de los contratos que quedaron bajo la mira de la Justicia es el que firmó Suárez con el club. Éste, según se desprende en la investigación realizada por la UIF, quedó como concesionario de la cantina del Complejo entre 2010 y 2017. En este caso tampoco, según consta en el expediente, aparecía cuanta suma debía abonar mensualmente de alquiler.

El acusado, en charla con LA GACETA, confirmó que en realidad él se hizo cargo de la instalación de la red de gas natural. Según dijo (Ver: “Somos unos perseguidos políticos”) invirtió unos $ 180.000 en esa obra. De acuerdo a su versión, Suárez hizo un gran negocio: con ese acuerdo -que no llegó a su fin porque fue desalojado- hubiera pagado $ 25.714 anuales de alquiler, poco más de $ 2.000 por mes.

El respeto de los “santos” con el “Clan Ale” comenzó a romperse cuando el club descendió al Argentino A, un 26 de junio de 2011. A casi cinco años de aquella fecha dolorosa para el pueblo sanmartiniano, en La Ciudadela están seguros de que también habrá un “nunca más”.

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