Equilibrio fiscal o jubilados: ¿qué va primero?

Equilibrio fiscal o jubilados: ¿qué va primero?

26 Junio 2016

Pablo A.Van Thienen - director académico de CEDEF/law & finance, profesor de derecho empresario e impuestos de Florida International University
Pablo A.Van Thienen - Director académico de CEDEF/law & finance, profesor de derecho empresario e impuestos de Florida International University

BUENOS AIRES.- Los economistas calificados como ortodoxos están muy preocupados por el plan puesto en marcha por la administración Macri y sus alarmas indican que el equipo económico no está resolviendo el problema de fondo heredado de la anterior gestión: el gigantesco déficit fiscal. Desde esos círculos se plantea que el plan de blanqueo de fondos que se trata en el Senado para destinar su recaudación a saldar un pasivo previsional con los jubilados, no encaja con el actual contexto de déficit fiscal en el que las arcas del Estado están gastando mucho más de lo que se recauda.

Si a esta pésima situación financiera se le agrega un punto más de PBI para financiar la caja de nuestros abuelos, el problema se agravará mucho más y “el remedio será peor que la enfermedad”, dicen. La crítica apunta a que con los nuevos niveles de deuda previsional prometidos por esta administración, esa cifra alcanzaría a casi 4% del PBI, superando a Francia o Canadá como estados de bienestar muy elevados y superiores en calidad a la Argentina. Se entiende el punto, la preocupación y la crítica ortodoxa. La pregunta de fondo es: ¿qué va primero, el déficit o los jubilados?

Un ortodoxo no tardará en responder lo siguiente: “resolvamos el déficit para, desde allí, construir un sistema jubilatorio solvente, confiable y sustentable”. Otro que no lo es tanto podría responder: “paguemos a los jubilados la deuda que el país tiene con ellos y, desde esa decisión multipliquemos valor económico haciendo crecer el PBI”.

Si se compara el PBI de la Argentina (apenas U$S 540.000 millones) con el de Australia o el de Canadá (economías similares) se observa que ambos casos triplican al argentino aunque con una población de 35 millones y 15 millones de habitantes respectivamente. Francia lo quintuplica. O sea, que comparar cuánto le asigna el Estado argentino a los jubilados proponiendo como argumento lo que destinan economías más solventes y eficientes es comparar peras con manzanas. Lo llamativo es que la Argentina tiene el potencial económico y productivo para cumplir con esas metas de PBI llevando su actual producción a cifras similares a las de economías comparables como Francia, España, Italia, Canadá o Australia. Si se considera que la jubilación es un costo fijo, no hay duda que a medida que el PBI aumente, aquel costo tenderá a representar un porcentaje cada vez menor de la producción. Quizás la administración Macri nos está invitando a este desafío colectivo donde con madurez se asuman los costos para que, desde ese escalón, construir una sociedad más justa y mejor para todos. No es sano exigirle a los abuelos que paguen los platos rotos de administraciones anteriores que manejaron el país en forma irresponsable, como tampoco lo es exigírselo a los enfermos y a los niños. Es aquí donde el futuro de la Argentina se juega plenamente. Por lo tanto, más allá de la ortodoxia fiscal, como sociedad hay que fijarse una exigencia moral de pagar las deudas y honrar a nuestros abuelos para, desde allí, construir una sociedad más eficiente y más productiva que tenga derecho a mejor salario, mejores condicionales laborales y mejores jubilaciones. No hacerlo, es poner el carro delante del caballo.

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