Lo acusan de vender motos armadas con piezas robadas

Lo acusan de vender motos armadas con piezas robadas

Detuvieron en un operativo al dueño de un taller mecánico de Banda del Río Salí; en el lugar encontraron cinco motores de motocicletas

MOTORES HALLADOS. Las motopartes se vendían como repuesto o se utilizaban para armar motos nuevas. MOTORES HALLADOS. Las motopartes se vendían como repuesto o se utilizaban para armar motos nuevas.
23 Junio 2016
No suele ser una persona la que interviene en el negocio cuando se trata de robar motos, desarmarlas y venderlas. Por el contrario, mayormente son bandas donde cada integrante tiene un rol asignado: algunos salen a robar, otros las “convierten” en el taller y otros se dedican a conseguir compradores. Y probablemente sea eso lo que ocurría en un taller mecánico de Banda del Río Salí, donde la Policía encontró cinco motores de motocicletas y aprehendió a su propietario.

La investigación fue realizada por personal de la división Sustracción de Automotores, dirigida por el comisario Cándido Galván. El trabajo había comenzado con una denuncia realizada el 27 de marzo, cuando una persona había sido la víctima del robo a mano armada de su motocicleta.

Tras realizar extensas tareas de inteligencia, los policías reunieron pruebas suficientes para sospechar que el rodado de la víctima había sido llevado a un taller mecánico ubicado en la intersección de avenida Alfredo Guzmán y Alejandro Heredia, en Banda del Río Salí. Entonces el fiscal de Instrucción Arnoldo Suasnábar solicitó una medida de allanamiento.

Con una orden emitida por el Juzgado de Instrucción de la III° Nominación, los policías irrumpieron en el taller esta semana. El oficial auxiliar Néstor Campero estuvo al frente del operativo, donde encontraron cinco motores de motocicleta que tenían el número limado; dos de ellos correspondían a rodados con pedido de secuestro por robo, mientras que el resto será analizado para determinar quién era su propietario.

Ante esa situación, el propietario del taller quedó aprehendido. La orden de Suasnábar era que lo aprehendieran sólo si tenía antecedentes. Pero como una de las motos robadas pertenecía a una causa manejada por el fiscal Diego López Ávila, este resolvió que lo aprehendieran y lo llevaran a Tribunales.

Luego se supo que el sospechoso, un tal “Bocha” de 22 años, efectivamente tenía un antecedente por hurto de motocicleta. López Ávila pidió su detención y lo imputó por el delito de encubrimiento. Además, los policías dejaron constancia de que en el taller que manejaba se desguazaban motocicletas como una práctica de todos los días.

La maniobra

Si bien sólo atraparon a un sospechoso, las investigaciones continúan en relación a este caso. Los policías de Sustracción de Automotores están convencidos de que en la mayoría de estos casos hay toda una organización por detrás.

Según explicó el comisario Galván, después de robar las motocicletas, los delincuentes tienen dos maneras de reinsertarlas en el mercado sin ser descubiertos, aunque ambas comienzan de la misma manera: adulterando sus datos de fábrica.

“Las motocicletas se identifican de tres maneras: por la patente, por el número de cuadro y por el número de motor. Lo que hacen estos delincuentes es limarles esa numeración o adulterarla para despistar”, indicó el jefe de Sustracción Automotores.

El siguiente paso es convertir esa moto robada en efectivo. Una opción es vender sus partes por separado, a modo de repuesto. Pero otra es armar una moto nueva.

“Algunos talleres lo que hacen es recibir (comprar) motocicletas chocadas, que quedaron inutilizadas después de un accidente, y utilizan la moto robada para armar una nueva. De esa manera la vuelven legal: le ponen el cuadro de la moto chocada y el resto pertenece a la robada”, explicó Galván.

Los precios son irrisorios. Los delincuentes llegan a vender esas motos por $ 2.500. Sobre ese tema, el secretario de Seguridad Paul Hofer había dicho semanas atrás: “se roba un rodado, se lo vende como está o en partes y compran drogas para ganar más dinero. Por eso el Gobierno insiste en la Justicia para que se apliquen sanciones duras a las personas que circulan en motos robadas. Hay que terminar con la cadena de comercialización”.

Galván también apeló al sentido común de los compradores: “Uno tiene que darse cuenta de que esa moto es robada; el que compra también es responsable. Hay varios fiscales que están ordenando la aprehensión de los que circulan en rodados que tienen pedidos de secuestros y lo acusan de encubrimiento”.

El comisario agregó que este tipo de trabajo suele realizarse en talleres clandestinos, mayormente ubicados en la periferia. “Desde mayo (cuando se hizo cargo del área) los muchachos de la división salen a recorrer los distintos talleres y piden permiso para entrar a revisar que todo esté en orden. Ya vamos detectando varios que se dedicaban a los trabajos ilegales”, señaló.

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