Es tucumano, no tiene para pagar el alquiler y espera cobrar $ 350 millones

Es tucumano, no tiene para pagar el alquiler y espera cobrar $ 350 millones

A Emile Nadra, de 94 años, le expropiaron tres ingenios azucareros durante el Gobierno de Onganía. Sobrevive gracias al aporte de sus familiares.

A LA ESPERA. Era un Lázaro Báez, pero no corrupto, dijo Nadra para graficar el poder que llegó a tener. Hoy sobrevive gracias al aporte de amigos y familiares. FOTO TOMADA DE LA NACION / DANIEL JAYO A LA ESPERA. "Era un Lázaro Báez, pero no corrupto", dijo Nadra para graficar el poder que llegó a tener. Hoy sobrevive gracias al aporte de amigos y familiares. FOTO TOMADA DE LA NACION / DANIEL JAYO
30 Mayo 2016
Emile Nadra tiene 94 años. Es tucumano y vive en un pequeño departamento del barrio porteño de Belgrano. En los ’70, durante el gobierno de Juan Carlos Onganía, le expropiaron tres ingenios. Y desde entonces lleva 36 años esperando cobrar $ 350 millones. Mientras tanto, sobrevive gracias al aporte de familiares, ya que no tiene para pagar el alquiler.

Los ingenios La Trinidad, La Florida, y Santa Rosa fueron intervenidos en 1966 al poco tiempo que asumió el gobierno de facto. Todos ellos, más las destilerías en conjunto formaban la Compañía Azucarera Tucumana (C.A.T).

Nadra, quien fue un poderoso empresario hasta los 48 años, vive con su mujer, una hija y la señora que lo cuida. El gobierno de Onganía les quitó el 21 de mayo de 1970 y nunca les pagó, más otros dos que intervino y condujo a la quiebra. Entre todos empleaban a 10.000 obreros. La historia diría luego, según datos del censo oficial, que fueron expulsados 11 mil pequeños productores cañeros y 250 mil tucumanos (un poco más del 20% de la población de entonces) emigraron cuando en la provincia lo único que quedó fue pobreza, según reprodujo "La Nación".

"Tras la expropiación, Nadra inició la acción de 'expropiación inversa'. Es decir, que el Estado le devuelva sus bienes, o que le pague por ellos. A poco de iniciada la acción, el Estado Nacional derogó en 1970 el decreto de ley 18.866 que establecía la expropiación, pero no cesó la intervención de las empresas ni devolvió los bienes expropiados", dijo Gerardo Rigiroli, uno de los abogados que lo representa.

Según explicó el letrado ese ardid le dio fundamento a la Justicia para rechazar el pedido indemnizatorio, al sostener que al no existir a la fecha la sentencia de ningún decreto expropiatorio, la causa devenía en abstracta. En otras palabras: si no había decreto expropiatorio, no se podía hablar de expropiación, por lo tanto no se podía hacer lugar a la demanda.

Así la sentencia de primera instancia rechazó el pedido de indemnización. Igual suerte corrió Nadra cuando apeló la decisión. A esas alturas ya se había decretado la quiebra de la CAT por mal manejo durante la intervención. Era otro golpe más. Ante ese escenario, Emile acudió a la Corte Suprema que recién en 1989 se pronunció al respecto: su veredicto no sólo hizo lugar al pedido sino que además fijó los montos indemnizatorios para cada uno de los ingenios, como así también el sistema de cálculo para su liquidación.

"Durante el menemismo y el gobierno de De la Rúa y los Kirchner, el Estado planteó trabas para el pago. El sistema de aplicación de intereses, el tipo de tasa, la consolidación de la deuda. Esos fueron algunos de los puntos que demoraron todo el proceso", señaló el otro abogado representante de la familia, Leandro Rizicman.

Emile llegó a tener 11 propiedades en total entre Tucumán, Minamar y Buenos Aires. En Sucre y Washington tenían un caserío de 1.800 metros cuadrados. De eso ya no queda nada. "Era un Lázaro Báez, pero no corrupto", dijo para graficar el poder que llegó a tener. "Cuando uno sube mucho, las caídas duelen más", le había advertido su madre, siempre intuitiva.

Él, uno de los dueños de Tucumán, amante del cine, que viajó por el mundo, ahora sobrevive gracias al aporte de familiares que le pagan el alquiler del departamento de Belgrano. Pero no se rinde... Los ingenios son todavía su vida y se aferra a la ilusión. El monto del juicio hoy es por $ 840 millones, cifra muy menor a la reconocida en el '89 por la Corte Suprema y de ese monto le corresponden $350 millones a Nadra. En los últimos seis meses hubo muchos avances en la causa. En marzo la Sala A falló a favor de Emile, pero el 16 de mayo el Estado volvió a presentar un recurso extraordinario. Otra vez se demora el pago y el tiempo, como si fuese una cuenta regresiva, es cada vez menor.

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