“Los inmigrantes no son un peligro; están en peligro”

“Los inmigrantes no son un peligro; están en peligro”

El Papa pidió que los reciban en Europa con ternura y amistad. Entre los asistentes al encuentro había chicos cuyos padres murieron intentando cruzar el mar Mediterráneo.

REUTERS REUTERS
29 Mayo 2016
Medio millar de niños, muchos de cuyos padres habían muerto en el mar, cuando intentaban llegar a Europa, miraban fijamente a Francisco. En sus manos, el Papa sostenía un chaleco salvavidas. Y él les contó la historia:
“Un voluntario me trajo el chaleco y me dijo: ‘Padre, no pude, he fallado. Había una niña sobre las olas y no pude salvarla. Sólo quedó el chaleco’. No sé el nombre de esa niña, pero está en el cielo y en este momento nos está mirando. No quiero entristecerlos, pero ustedes son valientes y conocen la verdad. Están en peligro: tantos niños, hombres, mujeres, jóvenes, están en peligro...” 
La emoción invadió el Aula Pablo VI, de El Vaticano. Los chicos habían llegado en tren desde Calabria, al sur de Italia, y se habían sentado en el suelo para escuchar al Papa. No le quitaban la vista al chaleco, perteneciente -según se estableció- a una mujer que murió ahogada durante el viaje que hacía desde su Siria natal hacia la isla griega de Lesbos.
“Los inmigrantes no son un peligro: están en peligro”, subrayó Francisco durante el encuentro. Los chicos -había hijos de migrantes e italianos- le regalaron dibujos referidos a los peligros de las travesías en el mar y sembraron El Vaticano de globos blancos.
“La vida es para compartir con los demás. Siempre hay que tener la mano extendida de la amistad”, les dijo Francisco. Ellos llegaron a Roma gracias a la iniciativa “Tren de los niños”, que este año tuvo como lema “Traídos por las olas”.
“Hay que acoger a los migrantes con gestos de cariño y acercamiento, de apertura, y especialmente con ternura, compasión y amistad”, enfatizó el Papa. Reforzó además su llamado tradicional al diálogo interreligioso. “Los que vienen tienen una religión diferente, pero no es peligroso porque somos todos hermanos. Dios nos quiere a todos juntos”, indicó. Lamentó la actitud de países que se enojan y deportan a quienes busca un poco de salvación, paz y trabajo.
Unas 12.000 personas han sido rescatadas en alta mar ante las costas libias esta semana. Se produjeron tres naufragios, uno de ellos filmado en directo, que dejaron 70 muertos y decenas de desaparecidos. En lo que va del año llgaron 40.000 migrantes a Italia.

Medio millar de niños, muchos de cuyos padres habían muerto en el mar, cuando intentaban llegar a Europa, miraban fijamente a Francisco. En sus manos, el Papa sostenía un chaleco salvavidas. Y él les contó la historia:
“Un voluntario me trajo el chaleco y me dijo: ‘Padre, no pude, he fallado. Había una niña sobre las olas y no pude salvarla. Sólo quedó el chaleco’. No sé el nombre de esa niña, pero está en el cielo y en este momento nos está mirando. No quiero entristecerlos, pero ustedes son valientes y conocen la verdad. Están en peligro: tantos niños, hombres, mujeres, jóvenes, están en peligro...” 

La emoción invadió el Aula Pablo VI, de El Vaticano. Los chicos habían llegado en tren desde Calabria, al sur de Italia, y se habían sentado en el suelo para escuchar al Papa. No le quitaban la vista al chaleco, perteneciente -según se estableció- a una mujer que murió ahogada durante el viaje que hacía desde su Siria natal hacia la isla griega de Lesbos.

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“Los inmigrantes no son un peligro: están en peligro”, subrayó Francisco durante el encuentro. Los chicos -había hijos de migrantes e italianos- le regalaron dibujos referidos a los peligros de las travesías en el mar y sembraron El Vaticano de globos blancos.

“La vida es para compartir con los demás. Siempre hay que tener la mano extendida de la amistad”, les dijo Francisco. Ellos llegaron a Roma gracias a la iniciativa “Tren de los niños”, que este año tuvo como lema “Traídos por las olas”.

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“Hay que acoger a los migrantes con gestos de cariño y acercamiento, de apertura, y especialmente con ternura, compasión y amistad”, enfatizó el Papa. Reforzó además su llamado tradicional al diálogo interreligioso. “Los que vienen tienen una religión diferente, pero no es peligroso porque somos todos hermanos. Dios nos quiere a todos juntos”, indicó. Lamentó la actitud de países que se enojan y deportan a quienes busca un poco de salvación, paz y trabajo.

Unas 12.000 personas han sido rescatadas en alta mar ante las costas libias esta semana. Se produjeron tres naufragios, uno de ellos filmado en directo, que dejaron 70 muertos y decenas de desaparecidos. En lo que va del año llgaron 40.000 migrantes a Italia.

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