Tenía 15 años cuando fue llevado a la “Escuelita”

Tenía 15 años cuando fue llevado a la “Escuelita”

Miguel Ángel Megía fue la primera víctima que declaró. Un ex conscripto detalló cómo hizo traslados de cadáveres

EN LULES. Los fiscales Julia Vitar y Agustín Chit (de espaldas) hicieron preguntas; los jueces escucharon con atención.  la gaceta EN LULES. Los fiscales Julia Vitar y Agustín Chit (de espaldas) hicieron preguntas; los jueces escucharon con atención. la gaceta
28 Mayo 2016

“Nos tiraron en el piso. Había varias personas. Dos o tres aulas más adelante era donde torturaban. Me ponían mucho la picana en la cabeza y nos hacían el submarino. A las 20 más o menos nos llevaban. Prendían un motor para que no se escuche cómo la gente gritaba. Después, como a las dos de la mañana, de nuevo”. El relato pertenece a Miguel Ángel Megía, la primera víctima de la megacausa “Operativo Independencia” que declaró. Describió que pasó 31 días en el primer centro clandestino registrado por la Conadep, la Escuelita de Famaillá, donde dijo que sucedió lo descripto en el primer párrafo. Megía declaró ayer en su casa en Lules. El Tribunal Oral Federal (TOF) y las partes se trasladaron hasta allí para escuchar su historia, porque sufre de problemas de salud que le impiden presentarse en la sala.

La víctima detalló que fue detenido dos veces en 1975, durante el Operativo Independencia, pero hizo hincapié en la segunda. Entonces tenía 15 años. Precisó que trabajaba en la citrícola San Miguel cuando fue secuestrado de su casa de Montegrande, Famaillá, en marzo. “Estaba con parte de accidentado. El Ejército me llevó a un lugar de la administración. Un día me tuvieron. A la noche ya éramos más. Nos cargaron en camiones y nos llevaron a la Escuelita”, recordó. Afirmó que permaneció maniatado y con una capucha. Aseguró que compartió encierro con sus cuatro hermanos y con vecinos de la zona. “A mi padrino, Rito Medina, le pasaron el (camión) Unimog por las piernas. Lo tiraron en el hospital de Famaillá diciendo que recién lo sacaban del monte. Murió ahí”, lamentó. Ante la pregunta del querellante Alvaro Orieta, afirmó que había mujeres detenidas y que, según deduce por lo que escuchó, habrían sido violadas. Contó que luego fue trasladado, con otras personas, a la Jefatura y, un mes después, a la cárcel de Villa Urquiza. Cinco años después y tras haber pasado por penales de Chaco y de La Plata fue liberado. “Me decían que reclutaba para el ERP. Y a mi padrino, que les daba mercadería. Yo nunca participé en organizaciones políticas”, rechazó.

En camiones

El jueves, el ex conscripto Rubén Juárez describió escenas crudas. Aseguró que en 1975 manejó ambulancias en el Hospital Militar y el Hospital de Famaillá, donde había un asentamiento militar. Subrayó que trasladó heridos y cadáveres de “militares y guerrilleros”. Expresó que los convalecientes y los cuerpos provenían, por ejemplo, del Ingenio La Fronterita y de otras bases del sur. Si los heridos eran leves, dijo, los llevaban al centro sanitario de Famaillá y que si estaban graves, al Militar. “¿Nos puede contar de cuando trasladó cadáveres?”, le consultó el fiscal Pablo Camuña. “Llegué a acarrear hasta 13 o 14 juntos, cuando hubo un enfrentamiento en Las Mesadas. Fuimos al comando de la avenida Sarmiento. Los vieron los jefes, que supervisaban los cadáveres, y los mandaron después al hospital Militar. Estaban a veces muy mal, no se los podía tocar. En la rampa donde lavábamos los vehículos nos hacían ponerlos para que los mangueriemos (sic). El camión de los Bomberos los retiraba”. ¿A dónde iba el camión?, indagó el fiscal. “Nunca nos enteramos. Lo único que se escuchaba en el cuartel es que los quemaban. Dónde y cómo nunca supe”, recordó. Afirmó que luego trasladó un cadáver por vez y estimó que llevó entre 50 o 60, pero que había otras ambulancias. Relató que los cuerpos, en general, estaban en mal estado y que la mayoría tenía heridas de bala. No pudo precisar si había signos de tortura por el deterioro, pero sí que muchos tenían las manos atadas con alambre. “Una mujer guerrillera fui a buscar de Fronterita. La tenían prisionera, desnuda en un chiquero sin techo. Tenía una hemorragia en la vagina y unos chupones negros. Estaba más muerta que viva. Quedó internada y mejoró. No teníamos que tener contacto con los heridos. Varias veces he traído guerrilleros. Los camiones a cualquier hora de la noche los traían al hospital de Famaillá”, concluyó.

Durante esa jornada también declaró Ariel Lede, autor del libro “Profeta del genocidio”, basado en los diarios del provicario castrense Victorio Bonamín. Afirmó que en varios pasajes de los escritos, el religioso hizo referencia al Operativo. Según concluyó, los capellanes en unidades militares habrían aportado al “convencimiento de que la lucha era justa” y habrían brindado “asistencia espiritual”. “Inmiscuirse en la metodología represiva traía para muchos problemas de conciencia”, advirtió. “El vicariato fue un instrumento principal de la Iglesia para intervenir en la cuestión militar. Este acompañamiento no consistió en aportes dispersos de sacerdotes, sino en una acción institucional y planificada”, consignó. Precisó, por último, que si bien los manuscritos no fueron peritados, fueron tomados como prueba para dos fallos por delitos de lesa humanidad.

Apuntes del juicio

Megacausa.- El juicio es el más grande, por el número de víctimas, que se celebra en el TOF y el doceavo por crímenes de lesa humanidad que se desarrolla en la provincia. Se determinará las presuntas responsabilidades de 19 ex miembros de las fuerzas de seguridad en crímenes contra 271 afectados. El proceso oral comenzó el 5 de mayo y se espera que dure más de un año. Las audiencias se desarrollan los jueves y viernes. Se puede ingresar a la sala como público con el DNI. 

La operación.- El 5 de febrero de 1975, la ex presidenta Estela Martínez de Perón firmó el decreto que ordenó al Ejército iniciar el Operativo. La determinación, puesta en marcha días después, desató en la provincia un plan sistemático de exterminio de opositores mediante el terrorismo de Estado y con la complicidad de factores de la sociedad, de acuerdo con la acusación del Ministerio Público Fiscal. A cargo del plan estuvo en un primer momento Adel Edgardo Vilas y luego, Antonio Domingo Bussi. 

Particularidad.- A diferencia de los 11 juicios anteriores, en los que los casos se reunieron por centro clandestino, en esta oportunidad fue por las fechas en las que sucedieron los hechos. Por lo tanto, se abordarán delitos cometidos en todos los centros que formaron el circuito represivo.

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