Miguel Martín, de Buenos Aires al Alberdi

Miguel Martín, de Buenos Aires al Alberdi

El humorista tendrá dos presentaciones en el teatro de la UNT, haciendo eje en su personaje preferido.

IRREMPLAZABLE. “Le debo la vida al Oficial Gordillo”, admite Miguel Martín. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.  IRREMPLAZABLE. “Le debo la vida al Oficial Gordillo”, admite Miguel Martín. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.
28 Mayo 2016
A ESCENA
• Hoy a las 22
y mañana a las 21 en el teatro Alberdi, Jujuy y Crisóstomo Álvarez.

Anoche, al cierre de esta edición, por primera vez Miguel Martín era la figura central en el porteño Teatro Ópera, aunque ya había hecho el Maipo el año pasado. La avenida Corrientes no le es desconocida a, aunque aclara que, para él, Buenos Aires es “un touch and go”.

Al mediodía, el humorista no podía contener su alegría. Por las redes sociales anunció que las entradas estaban agotadas para su presentación, con 2.000 localidades vendidas. Pero no tiene tiempo para el descanso porque regresará de apuro a Tucumán, para presentarse hoy y mañana en el teatro Alberdi de la UNT con el mismo show.

Martín entró en Buenos Aires, no hay dudas de eso; es bienvenido en la radio y en la televisión, donde su presencia se multiplicó en este nuevo viaje. Pero no se engaña. “Hay que estar ahí, yo sé que esto es medio mentiroso, porque quienes me van a a ver son tucumanos o salteños, o hijos de tucumanos; hay toda una colonia de tucumanos indocumentados”, asegura riéndose, a través del teléfono.

Comenta que su proyecto insistirá con el estilo de tiras falsas de televisión, en la línea de exitosa “El Porrón del mal” y la otra que tuvo poca repercusión, como “Mil por una noche”. “Me felicitaban de Ecuador y Perú, pero en Buenos Aires, nada de nada -admitió-. ¿Sabes qué? Tengo muchas ganas de hacer una película o una serie sobre Gordillo”.

Durante una entrevista con LA GACETA Martín reconoció que desde 2008 vive de su trabajo. “Le tengo que agradecer principalmente al Oficial Gordillo, le debo la vida”, afirma.

- ¿Cómo te sentís en Buenos Aires? ¿Se comprende tu humor?

- Siempre la tengo que remar desde abajo y mucho. Es como partir de cero. Al tucumano básico no lo cazan para nada, porque los descoloco, y sé que tengo que meter la “erre” en algún momento, como estableciendo un guiño en lo que hago. Estuve en el programa de Guido Kaczka y cuando mengüé un poco el idioma, y perdí un poco la tonada, me confundieron con un cordobés; parece que no registran más al norte que Córdoba. Por eso, tengo claro que Buenos Aires es un touch and go. Eso sí, trabajo mucho en eventos privados, y la mayoría son fiestas de sindicatos, porque en algún cargo de la comisión directiva siempre hay un tucumano y me tira una mano… Pero, por ejemplo, la otra vez trabajé en una fiesta de Techint, en pleno Palermo Hollywood. Estuve 20 minutos y me fui. No me daban bola, para nada; es muy complicado cuanto no te conocen. La verdad es que me falta ser tocado por la varita magia de Tinelli (Marcelo), no para ir al Bailando, pero sí pero para participar contando chistes. Y además, como te dije, la mayoría de la gente que va a verme en los teatros son tucumanos o hijos de tucumanos, y me cuentan historias tremendas después de la función.

- Siempre solista vos.

- Sí, trabajar en grupo me cuesta, porque tengo que ser yo el que coordina los tiempos. Siempre mejor solo que en grupo, y mirá que vengo de República del Tucumán y de Manyines, pero no funciono en grupo. Recibí ofertas incluso, pero no…

- Tus espectáculos tienen un guión.

- El nuevo se llama “Gordi-Show” porque es una mezcla de Gordillo y show, y está lleno de vivencias propias, de cuando mi papá me llevaba en el 404 a algunos viajes, de vacaciones, y la pobreza famaillence cuando vivíamos allí. Lo presenté en la temporada en Carlos Paz. Son chistes contados en primera persona. Siempre “copeo” y hay una larga lista con el Flaco Pailos. También me dieron forma en mi estilo de humorista Dady Brieva, Cacho Buenaventura, El Negro Álvarez, como otros humoristas tucumanos. El anterior fue el del Virla, que era 100% tucumano y todo era el oficial Gordillo con una camisa un poco más celeste, mencionando a las calles y barrios tucumanos, el sánguche de milanesa y todas esas cosas.

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