Crímenes que hablan de la sociedad en que se producen

CRÓNICA

CRÍMENES SORPRENDENTES DE LA HISTORIA ARGENTINA II

RICARDO CANALETTI

(Sudamericana - Buenos Aires)

En esta segunda parte de Crímenes sorprendentes de la Historia Argentina, Ricardo Canaletti confirma dos cosas. Por un lado, su verba florida se refleja a la perfección en su lenguaje escrito y, por otro, el libro evidencia que conoce los secretos de la narración policial como si fuera un escritor del género. Si bien se trata de un título que recoge sucesos históricos, cada una de las crónicas se acerca más al relato policial de ficción que al estilo de las notas periodísticas que se ocupan de los diversos crímenes que suceden periódicamente. La elección es acertada sin duda alguna: la lectura se vuelve fluida, los protagonistas adquieren rápidamente un perfil que ayuda a imaginarlos –a ellos y a su tiempo- y los sentimientos de angustia, pena, ira o indignación surgen naturalmente al saber que cada uno de esos relatos cuenta la tragedia de hombres y mujeres que pisaron este suelo.

Es innegable que Canaletti recurre a su imaginación para componer situaciones y evitar lagunas históricas, pero ello no desmejora el producto final; al contrario, los relatos emergen como híbridos entre la crónica y el cuento, estilo que se halla en boga por estos tiempos pero que pocos periodistas utilizan con solvencia. Quizá lo que el autor sabe es que dentro de su especialidad se permite mayores riesgos porque conoce el ámbito como pocos en el periodismo argentino, por lo que sus incursiones en cuestiones políticas o sus juicios de valor sobre personajes de otras épocas no resultan tan satisfactorias si se las lee como opinión y no como recurso estilístico.

Los crímenes hablan de una sociedad. La nuestra puede resumirse en este compendio de historias negras como el policial y coloradas como la sangre que corre en cada una de ellas; sangre que el tiempo ha lavado pero que, en muchos casos, se resiste a desaparecer, como una costra seca oculta en lo más recóndito de nuestro pasado. Canaletti lo sabe y nos lo recuerda en este entretenido título.

© LA GACETA
MARTÍN MAZZUCO CÁNEPA