27 Mayo 2016
El Gobierno nacional está dispuesto a avanzar en medidas que tiendan a quitarle la presión impositiva a la franja de asalariados que hoy, por efecto del congelamiento de las escalas, tributan hasta Bienes Personales. Según trascendió en medios nacionales, entre la batería de anuncios que prevé efectuar el presidente Mauricio Macri se establecería una suba del mínimo no imponible de Bienes Personales, que hoy es de $ 305.000, y que pasaría a $ 800.000 para el ejercicio fiscal 2016; a $ 950.000 el año que viene y a $ 1,05 millón en 2018. Además, se pagará por el excedente y no por el total. Según el tributarista Octavio Concilio, en la actualidad, si la totalidad de los bienes gravados no supera los $ 305.000, no se tributa; pero si supera ese monto se lo hace por la totalidad de los bienes gravados al 0,5%. Como ejemplo, el experto expuso que, si la valuación de los bienes asciende a 304.999, no tributa y si supera los $ 305.000 debe aportar $ 1.525. “Según lo trascendido, se plantea la posibilidad, de reducir el pago o eximir a aquellos sujetos cumplidores, que no hayan adheridos a régimen de blanqueo o moratoria”, puntualizó.
Luis Alberto Comba, también tributarista sostiene que, de acuerdo con la información que se maneja en ámbitos oficiales, la modificación propuesta dejaría de ser un mínimo exento, que implica que si se supera se paga por la totalidad de los bienes, para convertirse en un mínimo no imponible, donde se pagará por el excedente de esa suma.
A su criterio, estas disposiciones generan una serie de reflexiones:
• En primer lugar es bueno que se actualicen los valores a partir de los cuales se es contribuyente del gravamen. “Este ajuste aún o alcanza, pero empezamos a caminar hacia un país normal en esta materia”, sostiene Comba.
• El importe representa lo que el legislador nacional considera el mínimo de donde surge capacidad contributiva. Si se tiene por encima se debe tributar. Por debajo no hay capacidad fiscal. Si consideramos que en la década de 1990, este valor estaba en el orden de los $ 100.000, que equivalían a esa suma de dólares, vemos qué lejos nos encontramos aún de los valores que se proyectan. Pero más lejos estamos con el importe de $ 305.000 que se mantiene inalterable desde 2007, remarca.
• También es positivo que la suma se considere un valor mínimo y que se comience a pagar a partir del excedente, que termina con la actual injusticia de que un contribuyente que apenas sobrepasa los $ 305.000 debe tributar por la totalidad de sus bienes, mientras que una persona con similar capacidad contributiva, apenas por debajo de esa suma de bienes, queda exenta del gravamen.
• Comba agrega que hubiera sido conveniente que se retorne a un impuesto que grave el patrimonio, es decir el neto de lo que se tiene, menos lo que se debe. Y no como bienes personales que alcanza, salvo alguna excepción, el total los bienes que se poseen, sin interesarse que los mismos se hayan contraído con deudas. La capacidad contributiva, como parámetro racional, esta dada por la tenencia de bienes, netas de las deudas.
• Finalmente es positivo que se analice la existencia de beneficios especiales para quienes han sido cumplidores regulares de los impuestos, que en la historia fiscal de este país, nunca se han beneficiado de ninguna manera, frente a aquellos incumplidores -independientemente de la causa- que gozaron, a lo largo de los años, de planes de pago, moratorias y blanqueos.
Con efectos mediatos
La política tributaria fue uno de los motores de la campaña proselitista presidencial del año pasado. En primera instancia, los postulantes a conducir el país prometieron modificar no sólo el mínimo no imponible de tributos que afectan directamente al bolsillo de los asalariados, como el caso de Ganancias, sino también las escalas, una medida que -según el ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat-Gay- será instrumentada para el ejercicio fiscal 2017.
Ahora se intenta avanzar con Bienes Personales, otro impuesto que golpea de lleno en la economía de la clase media. Concilio recuerda que el Poder Ejecutivo plantea enviar al Congreso una ley que persigue dos objetivos: a
• Amnistía fiscal que implicará una exteriorización de capitales y blanqueo laboral para bajar los índices de desempleo.
• De moratoria impositiva para que los “no cumplidores”, tengan beneficios más amplios que los actuales regímenes de facilidades de pago que solo contempla el pago en cuotas, sin reducción de intereses, multas o capital. Como estas moratorias generan desigualdad para los “cumplidores” se prevén exenciones impositivas, por ejemplo en Bienes Personales para personas físicas.
Luis Alberto Comba, también tributarista sostiene que, de acuerdo con la información que se maneja en ámbitos oficiales, la modificación propuesta dejaría de ser un mínimo exento, que implica que si se supera se paga por la totalidad de los bienes, para convertirse en un mínimo no imponible, donde se pagará por el excedente de esa suma.
A su criterio, estas disposiciones generan una serie de reflexiones:
• En primer lugar es bueno que se actualicen los valores a partir de los cuales se es contribuyente del gravamen. “Este ajuste aún o alcanza, pero empezamos a caminar hacia un país normal en esta materia”, sostiene Comba.
• El importe representa lo que el legislador nacional considera el mínimo de donde surge capacidad contributiva. Si se tiene por encima se debe tributar. Por debajo no hay capacidad fiscal. Si consideramos que en la década de 1990, este valor estaba en el orden de los $ 100.000, que equivalían a esa suma de dólares, vemos qué lejos nos encontramos aún de los valores que se proyectan. Pero más lejos estamos con el importe de $ 305.000 que se mantiene inalterable desde 2007, remarca.
• También es positivo que la suma se considere un valor mínimo y que se comience a pagar a partir del excedente, que termina con la actual injusticia de que un contribuyente que apenas sobrepasa los $ 305.000 debe tributar por la totalidad de sus bienes, mientras que una persona con similar capacidad contributiva, apenas por debajo de esa suma de bienes, queda exenta del gravamen.
• Comba agrega que hubiera sido conveniente que se retorne a un impuesto que grave el patrimonio, es decir el neto de lo que se tiene, menos lo que se debe. Y no como bienes personales que alcanza, salvo alguna excepción, el total los bienes que se poseen, sin interesarse que los mismos se hayan contraído con deudas. La capacidad contributiva, como parámetro racional, esta dada por la tenencia de bienes, netas de las deudas.
• Finalmente es positivo que se analice la existencia de beneficios especiales para quienes han sido cumplidores regulares de los impuestos, que en la historia fiscal de este país, nunca se han beneficiado de ninguna manera, frente a aquellos incumplidores -independientemente de la causa- que gozaron, a lo largo de los años, de planes de pago, moratorias y blanqueos.
Con efectos mediatos
La política tributaria fue uno de los motores de la campaña proselitista presidencial del año pasado. En primera instancia, los postulantes a conducir el país prometieron modificar no sólo el mínimo no imponible de tributos que afectan directamente al bolsillo de los asalariados, como el caso de Ganancias, sino también las escalas, una medida que -según el ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat-Gay- será instrumentada para el ejercicio fiscal 2017.
Ahora se intenta avanzar con Bienes Personales, otro impuesto que golpea de lleno en la economía de la clase media. Concilio recuerda que el Poder Ejecutivo plantea enviar al Congreso una ley que persigue dos objetivos: a
• Amnistía fiscal que implicará una exteriorización de capitales y blanqueo laboral para bajar los índices de desempleo.
• De moratoria impositiva para que los “no cumplidores”, tengan beneficios más amplios que los actuales regímenes de facilidades de pago que solo contempla el pago en cuotas, sin reducción de intereses, multas o capital. Como estas moratorias generan desigualdad para los “cumplidores” se prevén exenciones impositivas, por ejemplo en Bienes Personales para personas físicas.
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