Hicieron un boquete, robaron un laboratorio y un comercio

Hicieron un boquete, robaron un laboratorio y un comercio

Sustrajeron un instrumento de análisis médico en un lugar y dinero en el otro; un cálculo preciso para evitar que suene la alarma. Los asaltantes habrían dejado sus huellas digitales en una campera blanca, al limpiarse el polvo de las manos.

ANTES Y DESPUÉS. Una empleada del laboratorio muestra una foto del boquete que realizaron los asaltantes. Ayer taparon el hueco con cemento. la gaceta / foto de hector peralta ANTES Y DESPUÉS. Una empleada del laboratorio muestra una foto del boquete que realizaron los asaltantes. Ayer taparon el hueco con cemento. la gaceta / foto de hector peralta
24 Mayo 2016
El domingo a la mañana, cuando llegó la bioquímica de guardia al laboratorio del Instituto de Cardiología de avenida Mitre al 700, encontró la puerta forzada. Cuando ingresó, vio todo el lugar desordenado. Inspeccionó uno a uno los ambientes hasta que llegó al último, donde se ubican dos bicicletas fijas. Allí encontró un boquete realizado a media altura que conectaba la sala con las oficinas del negocio vecino, de venta de repuestos para autos, Peu-Fiat.

“Fue un grupo comando muy bien organizado. Reventaron las puertas de casi todos los ambientes. En los únicos lugares a los que no ingresaron fueron en los que no había nada de valor”, explicó una empleada del laboratorio, que prefirió mantener su nombre bajo reserva. Según se calcula, los boqueteros habrían ingresado alrededor de la 1 de la madrugada del domingo al lugar. Media hora después, vecinos de la zona escucharon sonidos similares a los de una obra, según se lo hicieron saber a la Policía.

Una banda

Dos indicios marcan que en el lugar estuvieron, al menos, tres personas: el boquete se hizo demasiado rápido y en el lugar quedó tirada una antena similar a la de un handy. No se descarta que se le haya caído a uno de los asaltantes, destinado a “hacer de campana” en la puerta. No fue lo único que se olvidaron, también se les cayó un manojo de llaves.

Si bien se cree que el objetivo principal de la banda era robar en Peu-Fiat, los integrantes tuvieron tiempo de buscar dinero en las cajas registradoras y llevarse una cantidad de billetes por un valor que la gente del lugar no pudo precisar. Además, tomaron un coagulómetro que, según los especialistas, tiene un valor que ronda los $ 30.000. Por último, también se quedaron con un equipo de música.

Luego de realizar el hueco en la pared con un cortafierro -que dejaron tirado- y un martillo o una masa, los delincuentes vieron una bolsa con una campera blanca adentro. Como tenían las manos llenas del polvo de los ladrillos y el cemento, la utilizaron para limpiarse. La misma empleada que no quiso dar su nombre se la mostró a LA GACETA. En ella se pueden ver claramente varias huellas. “La Policía no se la quiso llevar”, denunció, al tiempo que explicó que no sólo les robaron dinero y los dos artefactos, sino que además complicaron económicamente a la institución a la hora de tener que pagar miles de pesos en el arreglo de las puertas y en tapar el boquete.

“Sabían lo que hacían”

Luego de ambos robos trascendió que la elección de la última pieza para hacer el boquete no había sido antojadiza. Menos aún el lugar preciso en que realizaron el hueco en la pared, a un metro de la pared que da al oeste. Una fuente de la investigación señaló que sabían perfectamente lo que hacían.

Según explicaron a LA GACETA, el boquete estuvo hecho para salir exactamente entre un baño y la cocina. Si hubieran salido en cualquiera de esos dos lugares hubiese sonado la alarma.

Cuando el hueco fue lo suficientemente grande para que pudieran pasar (se cree que los asaltantes son de contextura delgada), empujaron una heladera y se dirigieron directamente hacia el lugar donde había una “gran cantidad de dinero” que no se precisó. No en la caja que se encuentra en la parte de atención al público, porque allí también habría sonado la alarma. Fueron hasta un cajón en un escritorio. Fue lo único que tocaron. Por ese mismo motivo, cuando los dueños llegaron al lugar, lo encontraron como lo habían dejado, salvo por la heladera corrida y el hueco en la pared. No movieron ni siquiera un papel, lo que le dio la pauta a la Policía de que sabían adónde tenían que buscar el botín.

La investigación de la causa quedó a cargo de la División Delitos Contra la Propiedad de la Dirección General de Investigaciones de la Policía. LA GACETA intentó tener la palabra oficial de alguna de las autoridades que llevan adelante el caso, pero no logró comunicarse ni con los comisarios de la sección ni con los jefes de la ex Brigada.

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