19 Mayo 2016
La sala de recuperación cardiovascular posoperatoria en el Hospital de Niños se habilitará a fines de junio. “Si descendiera significativamente antes la curva epidemiológica podríamos inaugurarla el 6 de junio, pero tal cual están las condiciones no creo que pueda ser posible. En este asunto tenemos que ser severos y respetar la norma de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP): no realizar cirugías complejas y de alto riesgo en pleno curso de una epidemia”. Así respondió el doctor Gustavo Vigliocco, secretario ejecutivo del Siprosa, al ser consultado sobre el tema por LA GACETA.
La habilitación de esa sala es un reclamo de los padres de niños que sufren cardiopatías y que ven aplazados los turnos para ser operados porque, justamente, no está en funcionamiento una terapia intensiva reservada para ellos, que son pacientes inmunodeprimidos. El sábado falleció uno de esos pequeños, Dilan Aaron Prado, que hoy habría cumplido 9 meses. Los padres del niño hicieron denuncia por abandono de persona contra el Hospital de Niños.
Vigliocco reiteró que el Ministerio de Salud provincial anhela habilitar cuanto antes esa sala especial “que será una de las tres mejores del país en la red asistencial pública y la única en el NOA; pero tenemos que actuar con prudencia y ser coherentes con lo que ordenan la OMS y la SAP”. Adelantó que la sala tendrá un plantel de 10 médicos y 24 enfermeros especializados en recuperación cardiovascular, tres kinesiólogos, técnicos, bioquímicos, y paramédicos.
El director de Gestión de Tecnología Médica del Siprosa, bioingeniero Luis Rocha, reseñó una memoria descriptiva del nuevo servicio. “La sala de recuperación tendrá siete camas con la complejidad que requiere la poscirugía cardiovascular. Se trata de una sala crítica en función del equipamiento y de la asistencia que se brindará: equipos especiales, instalación para administrar gases medicinales y dos grupos electrógenos propios”. Según Rocha, las camas son eléctricas y automatizadas, para cambiar de posición a los pacientes; y también son sofisticadas, ya que cada una tiene un monitor multiparamétrico para controlar permanentemente todos los parámetros fisiológicos de cada paciente. También cuenta con bomba empuja jeringas para transfundir la medicación que requiere “dosis muy precisas, especialmente en los recién nacidos que sean operados”. Por otra parte, un ecógrafo de alta gama permitirá controlar el funcionamiento cardiológico, y un equipo para medir los gases en sangre indicará en qué condiciones se encuentra cada paciente.
Pero la habilitación es incierta. El cardiocirujano Daniel Toledo había dicho a comienzos de mayo que “también hay todo un equipo quirúrgico especializado listo... Sólo falta que se incorporen dos o tres profesionales. Ya forman parte del sistema, pero se demoró tanto la apertura de la Unidad que los asignaron a otras instituciones; hace falta que se hagan las gestiones para recuperarlos”.
La habilitación de esa sala es un reclamo de los padres de niños que sufren cardiopatías y que ven aplazados los turnos para ser operados porque, justamente, no está en funcionamiento una terapia intensiva reservada para ellos, que son pacientes inmunodeprimidos. El sábado falleció uno de esos pequeños, Dilan Aaron Prado, que hoy habría cumplido 9 meses. Los padres del niño hicieron denuncia por abandono de persona contra el Hospital de Niños.
Vigliocco reiteró que el Ministerio de Salud provincial anhela habilitar cuanto antes esa sala especial “que será una de las tres mejores del país en la red asistencial pública y la única en el NOA; pero tenemos que actuar con prudencia y ser coherentes con lo que ordenan la OMS y la SAP”. Adelantó que la sala tendrá un plantel de 10 médicos y 24 enfermeros especializados en recuperación cardiovascular, tres kinesiólogos, técnicos, bioquímicos, y paramédicos.
El director de Gestión de Tecnología Médica del Siprosa, bioingeniero Luis Rocha, reseñó una memoria descriptiva del nuevo servicio. “La sala de recuperación tendrá siete camas con la complejidad que requiere la poscirugía cardiovascular. Se trata de una sala crítica en función del equipamiento y de la asistencia que se brindará: equipos especiales, instalación para administrar gases medicinales y dos grupos electrógenos propios”. Según Rocha, las camas son eléctricas y automatizadas, para cambiar de posición a los pacientes; y también son sofisticadas, ya que cada una tiene un monitor multiparamétrico para controlar permanentemente todos los parámetros fisiológicos de cada paciente. También cuenta con bomba empuja jeringas para transfundir la medicación que requiere “dosis muy precisas, especialmente en los recién nacidos que sean operados”. Por otra parte, un ecógrafo de alta gama permitirá controlar el funcionamiento cardiológico, y un equipo para medir los gases en sangre indicará en qué condiciones se encuentra cada paciente.
Pero la habilitación es incierta. El cardiocirujano Daniel Toledo había dicho a comienzos de mayo que “también hay todo un equipo quirúrgico especializado listo... Sólo falta que se incorporen dos o tres profesionales. Ya forman parte del sistema, pero se demoró tanto la apertura de la Unidad que los asignaron a otras instituciones; hace falta que se hagan las gestiones para recuperarlos”.
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