Aldous Huxley

Aldous Huxley

Este es un fragmento del último artículo publicado en estas páginas por uno de sus más antiguos colaboradores, quien falleció recientemente

15 Mayo 2016

 

PERFIL
Rodolfo E. Modern nació en 1922, en Buenos Aires, ciudad en la que murió en 2016. Era miembro numerario de la Academia Argentina de Letras y correspondiente de la Real Academia Española (RAE) y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Fue profesor titular de Literatura Alemana en  la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad de Buenos Aires. Autor de más de 30 libros, entre los que pueden mencionarse Estudios de literatura alemana, Frank Kafka y Georg Trakl.
PERFIL

Rodolfo E. Modern nació en 1922, en Buenos Aires, ciudad en la que murió en 2016. Era miembro numerario de la Academia Argentina de Letras y correspondiente de la Real Academia Española (RAE) y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Fue profesor titular de Literatura Alemana en  la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad de Buenos Aires. Autor de más de 30 libros, entre los que pueden mencionarse Estudios de literatura alemana, Frank Kafka y Georg Trakl.

Por Rodolfo Modern

LA GACETA - BUENOS AIRES

Aldous tuvo la mala suerte de fallecer casi al mismo tiempo que el presidente John Kennedy, al filo de sus 70 años, lo que restó algo de fama a su existencia. Su copiosa obra, de índole tan rica como variada, revela a través de diversas técnicas la búsqueda de una Verdad exigente que encontró en parte de sus últimos libros, como La filosofía perenne, el material necesario para explayar su poderosa inteligencia, como un trépano luminoso operando en un material duro y difícil que tradujo en términos de una metafísica y una mística donde mezclan sus aguas todas las religiones llamadas superiores.

Para mi generación fue una especie de faro, tanto por la expresión precisa y elegante de sus argumentos, como por su saber prodigioso, poesía, novela, cuento, como el ensayo de carácter estético o social. En la trayectoria de su obra se advierte una especie de parábola que arranca de un clima festivo, irónico, con mucho de sátira, y se irá ahondando hasta adquirir en sus últimas novelas el espesor y la seriedad que ostentan El tiempo debe detenerse o la biografía del padre Joseph de Tremblay, la eminencia gris del cardenal Richelieu. Un mundo feliz, uno de sus grandes libros, es una novela utópica de trasfondo amargo, en la que el protagonista termina ahorcándose al no poder aguantar el régimen de benévola tiranía de la Federación que Ford ha ideado e impuesto. Pero Huxley no buscaba la mera popularidad sino animarse a exponer una verdad esencial arrancando los velos de la mentira y la hipocresía.

En el ensayo de abordaje de figuras como Gesualdo, el Greco, Beethoven, como en sus campañas contra la guerra, el militarismo, el nacionalismo, las opresiones económicas, políticas y sociales, los totalitarismos hará flamear, pese a todos los obstáculos, la bandera de la paz. El credo, en suma, de toda persona verdaderamente civilizada y decente.

Huxley puede estar hoy algo olvidado, es cierto, porque el ruido reemplaza el beneficio. La búsqueda de su Verdad se convierte en una tarea heroica, esforzada y admirable, que se destaca, por ejemplo, en novelas magistrales como Contrapunto y Ciego en Gaza. En ambas novelas (y en otras más) Huxley muestra un fresco social compuesto por individuos de la clase media lata de Inglaterra, y lo hace con minuciosidad, cinismo, seriedad, reflexiones y aditamentos mentales, su fuerte. Agrega asimismo una no común penetración psicológica para otorgar mayor relieve a sus personajes. Y no puede dejarse sin mención su fundamental y copioso libro El fin y los medios, exposición apasionada de sus creencias, que la obra siguiente ahondará y grabará en la memoria de sus lectores.

© LA GACETA

* Publicado originalmente en 2013.

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