Un gobierno de tres cabezas
El oficialismo está gobernado por un poder de tres cabezas. A veces se muerden entre sí, pero la mayor parte del tiempo piensan y ejecutan sus acciones como si no fueran tres, sino una sola.

Si tenemos que darle un orden a las partes que componen esta criatura tricéfala, la fórmula protocolar sería: Juan Manzur, Osvaldo Jaldo y José Alperovich. Ahora, en término de adhesión entre la dirigencia oficialista tucumana, la enumeración quizás sea la inversa: Alperovich, Jaldo, Manzur. Así lo hacen saber legisladores, concejales y dirigentes en general que sobrevivieron al cambio de gestión.

Mientras tanto, el gobernador, el vicegobernador y el senador nacional explotan las fortalezas de sus espacios de poder. No solamente por el hoy. El tridente tiene un horizonte común, inherente a la naturaleza del político con ambiciones: la elección provincial de 2019. Ese es el norte, confiesa una de las cabezas, y por ello resulta clave transitar por los mejores senderos en la gestión. Hasta que comience la carrera -es probable que se vea un anticipo en las legislativas nacionales de 2017-, el tridente intentará hacer lo que mejor sabe: jugar al juego de la construcción del poder.

Las denuncias por presunto enriquecimiento ilícito no afectaron la habilidad de Manzur para caer bien entre el establishment empresario-político que conduce el PRO. Más ahora, cuando la cabeza que ostenta el poder institucional en Tucumán prácticamente se liberó de la causa Qunita y se anotó el anuncio del regreso del limón a EEUU. A pesar de algún roce reciente con el macrismo, el gobernador parece haber logrado buenas migas con la Casa Rosada de color amarillo. En la misma medida, se aleja del kirchnerismo. El reclamo mediático de Susana Trimarco por la supuesta reticencia del mandatario a recibirla es un síntoma de ello. Incluso, en el oficialismo hay quienes anticipan la posible elección del abogado Gustavo Romagnoli, múltiples veces descartado por Alperovich, en alguno de los concursos que tramita el Consejo Asesor de la Magistratura. Siempre se dijo que Romagnoli recibía esos rechazos por impulso de Trimarco, debido a los vínculos de este letrado con el penalista Cergio Morfil, histórico abogado de los Ale. La eventual designación de Romagnoli como magistrado de la Justicia provincial servirá para desechar o confirmar esta hipótesis.

Jaldo es la cabeza que cura a los heridos -de bandos propios y extraños- para mantener firmes las bases. Manzur parece haber delegado esa función en el vicegobernador. Alperovich, en cambio, se caracterizó en sus 12 años de gestión por monopolizar el valioso capital político que ofrece el interior. El tranqueño tiene hoy la chance de consolidarse como el hombre fuerte en los municipios y las comunas. En paralelo, pilotea una nave que tiene sus propios conflictos: ¿seguirá la Legislatura con el régimen de supuestas “ayudas sociales a personas”, que para este año tiene una partida de 150 millones (es decir, unos $ 400.000 en subsidios por cada día de 2016)? ¿Cuánto tiempo durará la tensa paz con el experimentado legislador Juan Ruiz Olivares, secretario de la gestión de Manzur en el año de las valijas cargadas con millones? ¿Tendrá consecuencias la decisión del Jaldo de remover a funcionarios legislativos cercanos a Ruiz Olivares, como su yerno, el ahora ex encargado de la Director de Prensa, Luis Ale? A esta latente interna se le suma otra hipótesis de conflicto. ¿Le concederá Jaldo los superpoderes a su “heredero” en el ministro del Interior, el también contador Miguel Acevedo? Este funcionario de pasado bussistas y presente alperovichista quiere abrir y cerrar el grifo de las comunas, vía un proyecto de ley que firmaron Manzur y el ministro de Economía, Eduardo Garvich. El radical Ariel García, de fluida relación con el Presidente de la Legislatura, salió a criticar el sistema -que tantas veces usó Jaldo como ministro de Alperovich- poniendo como ejemplo la Municipalidad de Bella Vista, que hoy conduce su “correligionario” Sebastián Salazar. García le echa la culpa al ex intendente Luis Espeche (FPV) por un endeudamiento multimillonario en el municipio, debido al presunto abuso del PE de las potestades discrecionales para girar recursos. Lógicamente, el vicepresidente 2° del cuerpo legislativo le apunta al último año de mandato del ex intendente, que es cuando esta herramienta financiera estuvo bajo la órbita del ex ministro de Economía, Jorge Jiménez. Hoy, Espeche forma parte de la flota de asesores de Acevedo en el Ministerio del Interior. A veces, las cabezas se ven obligadas a lanzar tarascones para marcar territorio.

Alperovich, con cada salida por la capital, daba señales de sus intenciones de volver (o por lo menos de mostrarse vigente). Ayer, como lo había adelantado el periodista Indalecio Sánchez en su Panorama Tucumano, el ex mandatario se sumó a un acto que lideraron Manzur y Jaldo, en Alderetes. “Hay que ayudarlo a Juan”, cuentan testigos que repite el senador en las reuniones que aún celebra en su casa. Él es la cabeza que conduce desde las sombras, aunque no vaya a decirlo. La semana pasada, su hija Sara Alperovich, directora de la Juventud, se dio el gusto de sentarse por un rato en una banca de la Legislatura, en una jornada de Jóvenes Parlamentarios. La odontóloga organizó el evento junto a su tía, Silvia Rojkés, quien preside la comisión de Educación y Cultura de la Cámara. Sutiles muestras del peso vigente del apellido Alperovich.

Las recientes designaciones en el directorio del Banco del Tucumán son quizás el ejemplo más cabal del carácter tricéfalo del Gobierno. El director titular por la Provincia es Jorge Gassenbauer, histórico mano derecha de Alperovich -fue “superministro” en su último mandato y luego se lo llevó como asesor al Senado-. El suplente es Pablo Yedlin, amigo de la juventud de Manzur y secretario general de la Gobernación. Como síndico titular -siempre por el Estado tucumano- quedó un conocedor del cargo, Carlos Alberto Rojkés, hermano de la esposa de Alperovich, Beatriz Rojkés. Como suplente, Daniel Leiva, fiscal de Estado y hombre de confianza de Jaldo. A veces se gruñen, pero está visto que las tres cabezas responden a un mismo cuerpo.

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