Un try con sabor a limón

Un try con sabor a limón

La apertura política y el lobby tucumano están a punto de convertir un tanto casi histórico para la economía provincial. Un juego que ha dado sus frutos y que cuesta comprender en el maniqueísmo y en las mezquindades partidarias. Dos visitas y dos actitudes diferentes.

Sonó el teléfono. Un contestador automático respondió y le pidió el nombre al interlocutor: “Rogelio” respondió. El gobernador de Tucumán en ese momento repasaba su álbum de figuritas. Estaba por pegar su foto con el ministro Guillermo Dietrich cuando estalló el ringtone oficial. Esta semana había recibido cartas y hasta un operador del Siprosa lo había invitado a su cumpleaños y a compartir un asado y ahora había conseguido la figurita que mostraba su imagen al lado del ministro de Transporte de la Nación. Cuando vio que Rogelio lo llamaba, dejó el álbum y atendió el teléfono. Escuchó esa voz que hoy considera amiga. El ministro del Interior Rogelio Frigerio le dijo: “Te paso con el Presidente que quiere hablar con vos”. Mauricio Macri lo felicitó porque el limón tucumano había llegado al último escalón para que se empiece a vender en los Estados Unidos. Juan Manzur le devolvió las atenciones al titular del Poder Ejecutivo Nacional y después declaró: “hay que ser agradecido”. De esa manera el mandatario tucumano desnudaba lo que había ocurrido. La política nacional de apertura y el esfuerzo de lobby hecho por el Gobierno provincial había fructificado. Por eso ayer sorprendió cuando el secretario general de la Gobernación sólo aplaudía la gestión tucumana. Lo mismo hizo José Cano, que rápidamente salió a lustrar el bronce de la tarea del gobierno nacional. A Pablo Yedlin y al titular del Plan Belgrano les faltó el equilibrio que mostraron sus respectivos jefes al felicitarse por un esfuerzo común, por una política y una gestión que permitían entreabrir la puerta para que el limón ingrese a un mercado que le viene pegando portazos desde hace varias décadas.

Aún falta un paso para cantar victoria. No se descarta que el lobby de los agricultores californianos se pare delante de los citricultores argentinos para no dejarlos llegar a su ingoal como si fueran fuertes fullbacks. Estos jugadores tienen como misión impedir el try tucumano. Harán todo lo posible para parar a los jugadores del limón. Por eso la estrategia desde los directores técnicos provinciales es por un lado pasar los 60 días que tienen los fullbacks para detenerlos y luego el plan es enviar al mercado cantidades que complementen la oferta norteamericana. No avanzar con exitismo, alocados, sobre los volúmenes exportadores es otra de las órdenes del vestuario. De esa manera, una vez instalados en el mercado de los Estados Unidos, los limoneros y los gobiernos provincial y nacional aspiran a tener largos tercer tiempos con los californianos para hacer crecer el consumo de limón en el país del norte. La apuesta, por ahora, no es la cantidad sino la calidad del producto, de manera que no haya ninguna tarjeta que retrase el partido.

El desplante

La semana bajó la persiana con bombos y platillos para Manzur. El viernes había dos visitantes centrales en la vida institucional argentina. Uno era Dietrich, que traía en su valija la promesa de invertir 600 millones de pesos. El otro, Axel Kicillof, quien venía a presentar su libro y a mantener viva la llama del kirchnerismo. Manzur había sido su compañero de cruzada durante varios años. Habían compartido el gabinete de Cristina. Conocen el latir de la gestión anterior. El viernes ni se miraron. Cada uno anduvo por su lado. Y por el lado de Manzur anduvo Dietrich, quien le dejó la promesa de millones para hacer obras. No pasó inadvertido el desencuentro de dos viejos compañeros del viaje kirchnerista. El viernes por la noche, un peronista que tiene por lo menos 10 años transitando los pasillos de la Casa de Gobierno dio su versión de los hechos: Manzur le pidió millones a Kicillof cuando desembarcó en la gobernación y no le llevó el apunte, en cambio estos, que son de otro palo, vienen y dejan plata, explicó este alto funcionario, que terminó su apreciación con una voz manzurista: “hay que ser agradecido”.

Los dos José

Dietrich no sólo trajo millones, también acercó el discurso macrista que no se olvida de subrayar lo que heredó, costumbre a la que le va quedando poco hilo en el carretel. En la mismísima Casa de Gobierno el ministro de Transporte no dudó cuando dijo que el ex secretario de Obras Públicas de la Nación, José López, habría favorecido a Lázaro Báez. Dietrich sabía que sus dichos no abrían heridas ni en Manzur ni en el vicegobernador Osvaldo Jaldo, quienes estaban al lado del funcionario nacional. En todo caso, era un mensaje por elevación para el ex gobernador José Alperovich, que le dio vía libre a López para que sea candidato a gobernador y, al mismo tiempo, para que perturbe a Manzur y a Jaldo. Alperovich nunca tuvo un mensaje claro sobre López, a quien le dejó hacer todo tipo de caprichos. Además, el segundo día como ex gobernador se preocupó por reunirse con el entonces secretario de Obras Públicas de la Nación.

Está claro que el actual senador nacional hizo oídos sordos a este mensaje y a la visita de Kicillof. Él anda merodeando por el territorio como esos alcohólicos que deambulan por los bares en la búsqueda de un trago. Su abstinencia de poder ha generado reuniones como la que se hizo recientemente en Lules donde juntó a César “Kelo” Dip con su reemplazante, Carlos Galia. Aunque estos ya se miran con recelo, fueron al pie de Alperovich. Han transcurrido apenas seis meses y todavía faltan 42 para vuelva a tener la oportunidad de calmar su abstinencia de poder.

Deudas universitarias

En la Universidad Nacional de Tucumán se terminó una etapa electoral y comienza una larga cuenta regresiva que desembarcará en la nueva elección de rector. De acuerdo a lo que han venido siendo esos procesos, lo primero que aparece es una guerra de operadores que se adjudican el manejo de gente, de facultades y hasta el control de medios de comunicación. Los operadores universitarios suelen usar la mentira como principal espada para posicionarse en los descarnados desarrollos electorales. Mientras tanto, la UNT navega en aguas procelosas. La rectora sigue responsabilizando a la Nación de la falta de fondos, pero también hay un desorden que ya ha sido puesto bajo la lupa por la misma AFIP. La deuda con ese organismo no se circunscribe sólo a esta nueva era macrista sino que viene desde abril de 2014, cuando ya se adeudaba la quinta y la sexta cuota del plan G926088. Después el pago fue siendo irregular, pero nunca se dejó de deber, al punto que hoy asciende a 245,6 millones de pesos y los intereses adeudados suman 81 millones de pesos. Desde 2014 las autoridades universitarias vienen gestionando la posibilidad de acceder a un plan más accesible. El pedido concreto fue que les permitieran los beneficios del artículo 32 de la ley 11.683 de procedimiento fiscal que plantea “conceder facilidades para el pago de tributos, intereses y multas que acrediten encontrarse en condiciones económico-financieras que les impidan el cumplimiento oportuno de dichas obligaciones”. Según fuentes de la AFIP, en el plan de 10 años de pago que dispuso el controvertido Ricardo Echegaray debió incluirse las deudas que se venían arrastrando de otros planes; pero no se hizo, a la espera de una bendición política que no parece llegar aún para Bardón, que recibió a Macri con un video poco amistoso y sigue sin lograr la empatía política indispensable.

Simultáneas en Tribunales

La presentación del juicio político contra el ministro fiscal Edmundo Jiménez parece ser la madre de las batallas. El Colegio de Abogados de la provincia cantó jaque y ahora en este curioso ajedrez político hay dos contendientes que tienen que mover. Por un lado la Legislatura, que hasta ahora no dio cabida a estos juicios, que por lo general no tuvieron una institución que los respalde, como es en este caso. Por otro lado, el propio Jiménez no parece dispuesto a quedarse en el molde. Anticipó que si no está de acuerdo con la batalla por lo menos no se quedará callado. Y, casi como un acto reflejo, advirtió que todo el Poder Judicial está en problemas. En síntesis, advirtió: si me pegan a mí y al fuero penal les aviso que los demás fueros también están en problemas y así buscó pegarle a la cabeza de la Corte Suprema de Justicia. Los que dialogan con Jiménez dicen que suele repetir que su suerte debe ir junto con la de Antonio Gandur. Eso podría interpretarse como que espera que archiven su juicio político o, en todo caso, que si se tiene que ir, también lo arrastrará al titular del poder. Con la movida del Colegio de Abogados, nuevas partidas se han puesto en juego.

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