El círculo de la violencia en 12 historias

El círculo de la violencia en 12 historias

Los primos Leonardo Díaz y Miguel Angel Díaz, hijos de policías vinculados con punteros políticos, terminaron su carrera como motociclistas asaltantes el 14/2/2015, cuando se enfrentaron a tiros en Alderetes con el policía Diego Joaquín Trejo. Miguel murió y Leonardo quedó cuadripléjico. Este es hijo de un policía procesado por los saqueos de 2013. Cuando la fiscala Adriana Giannoni pidió que se hagan pericias de las armas de los Díaz y se las compare con otros casos de ataques de la zona este, se descubrió que habían asesinado al motociclista Marcelo Sebastián Montero el 5/2/15 en la autopista de Alderetes, que hasta entonces estaba impune. El cuadripléjico Díaz ahora enfrenta cargos por cuatro homicidios.

Este es uno de los 12 casos emblemáticos de la violencia de 2015, surgidos del chequeo de los 95 homicidios publicados en LA GACETA ese año (la semana pasada se publicó por error que esa cifra era 96). La Policía ya ha realizado un relevamiento de expedientes que ha sido entregado al grupo de monitoreo de conflictividad violenta de la Corte Suprema, que ha de separar casos dudosos, como los de dos niños y un adolescente baleados en diferentes situaciones, que podrían ser calificados como accidentes, o el de un cuerpo hallado quemado en las vías del tren en Corrientes al 1.200 el 21/5/15, que en su momento calificaron como posible suicidio. También incorporará otros casos que no llegaron a conocimiento de la prensa, como los de Isidro Vicente Romero (6/12) en Aguilares, y de Raúl Alfredo Pallares (29/12) en La Invernada.

El este conflictivo

2) La segunda historia es la de Fátima Yanet Moreno, motociclista de 25 años que el 16/2 regresaba del baile de Ranchillos a casa en su moto por la ruta 302. Murió al caer al pavimento cuando trataron de robarle el vehículo, según su familia. La Policía dijo que no hubo denuncias de robo ni de ataques, por lo que su caso no ha de ser considerado homicidio. Pero muestra diferencias en la consideración de una tragedia según la familia y la Policía, que en esta zona suele dar información. Una mirada a los homicidios publicados en 2015 da cuenta de que en el Este ocurrieron 18, mayormente en el área de Alderetes. Si además se consideran los informes de febrero pasado con respecto a los asaltos a conductores de motos por parte de motociclistas armados, se tiene una idea de la realidad de un área difícil que abarca de Ranchillos a Burruyacu. Es en esa zona donde ocurrió el 6/10 el asesinato del anciano comerciante Alí Aboud Merhej, conocido como “Tío Ale”, golpeado por asaltantes.

3) El año pasado fueron asesinadas 10 mujeres. Una de ellas, Marta “Coty” Díaz (25) fue el único homicidio en Yerba Buena. Fue violada y asesinada y uno de los acusados se vinculaba sentimentalmente con ella. Otras tragedias: la de Joana Carolina Pérez (21), violada, asesinada y arrojada en los pastizales junto al canal sur en Santa Bárbara; Leidy Meneses (42), muerta a golpes en su auto en Ranchillos (acusaron al novio) y Cinthia Moyano Trejo (25) muerta a hachazos en Río Colorado (acusaron a sus padres). Se añade la tragedia de la maestra jardinera Vanesa Arévalo (29), quien fue violada y golpeada salvajemente en un edificio de General Paz al 400 en 2012. Estuvo tres años en coma y falleció en marzo de 2015. Para entonces estaba avanzado el proceso de juicio contra Héctor Gabriel Ruiz, quien a fin de año fue condenado a perpetua. Y un caso vinculado a la violencia de género es el de Marco Antonio Nazur, quien el 7/8 fue acribillado a balazos en la plaza Alberdi cuando se encontraba en un auto con Cecilia Figueroa. El ex marido de ella, el ex policía federal Marcelo Acosta, fue el asesino. Ella lo había denunciado 10 veces por amenazas y lesiones entre 2007 y 2015. Típico de un sistema judicial que tiene muchas oficinas para tratar la violencia de género pero que sigue siendo ineficiente y burocrático.

4) La muerte de los presos Francisco Gallardo y Mateo Boris Visa en la Brigada Norte en Yerba Buena. Murieron quemados durante un motín el 29/6 y su caso generó un hábeas corpus para que fueran sacados los presos de las comisarías. Había 700. A casi un año, sigue habiendo 400 detenidos en seccionales y se sigue mezclando a detenidos por contravenciones con acusados y procesados por delitos. ¿Se calificará estas muertes como accidente? Hubo otros cuatro homicidios de presos en 2015, tres de ellos apuñalados en peleas en la cárcel de Villa Urquiza.

5) La muerte de los “Guardianes del pueblo” de Río Colorado, el 30/3. Los policías Alberto Valdez y Ángel Véliz acudieron en moto a cubrir una emergencia en la ruta 157 y los acribillaron a balazos.

6) La tragedia de Nicolás Escobar, adolescente hallado en un zanjón de Tafí Viejo. Su madre dijo que fue golpeado por policías pero la investigación está a oscuras. Es en esa zona donde hubo denuncias por malos tratos de policías a jóvenes de condición humilde: basta recordar el video del oficial Alfredo Jiménez golpeando a un adolescente conocido como “Hamburguesa” en la comisaría de la Villa Obrera, a fines de 2014.

7) Los casos de defensa personal contra intrusos: hubo cinco homicidios, desde el de Raúl Vargas (23) en Los Gutiérrez, baleado por un jubilado de 82 años que creyó que era un ladrón el 11/5, hasta el de José “Lamparita” Salazar, que el 17/11 murió apuñalado (no se sabe por quién) en Villa Alem, después de saltar por los techos de la vecindad.

8) La zona de Villa 9 de Julio, siempre sindicada por las peleas entre bandas narcos, fue escenario de dos dobles homicidios seguidos: uno, el de los motociclistas Matías Toseti y Rodrigo Alderete el 8/8. Baleados. Se detuvo y liberó a policías por el caso. Diez días después ocurrió el otro, el del Marcelo Romano, ingeniero que trabajaba en Rentas, y de Germán Giménez. Hubo detenidos, uno de los cuales los conocía.

Entre conocidos

9) El crimen de Roque Raúl Ferreyra, el 27 de abril, un enfrentamiento a tiros y machetazos entre familias en el barrio San Miguel, cerca de El Manantial. Pelea brutal que incluyó el incendio de dos casas y dos heridos y que muestra uno de los problemas más fuertes de la violencia en la provincia: hubo 35 homicidios por riñas familiares, vecinales o entre conocidos en 2015. En el informe de 2009 de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia, se recomienda la búsqueda de estrategias proactivas para prevenir conductas delictivas, porque ya se advierte que la abrumadora mayoría de los homicidios violentos de Tucumán se produce entre conocidos. En 2015 las cifras fueron superiores a las de asesinatos en ocasión de robo: 21.

10) Casos de ataques de barrabravas: el de Juliana Gallo (16), baleada en una parada de ómnibus en Las Talitas el 9/11 por presuntos hinchas de San Martín que hicieron tiros al aire, y el de Ignacio Gerez, transeúnte que el 7/6 quedó en medio de un enfrentamiento entre barras de Atlético Concepción en Banda del Río Salí.

11) Javier Gramajo, joven adicto a las drogas, muerto en una pelea con su padre en el barrio San Francisco el 9/11. Hubo otros tres homicidios en los que se denunció historias de adicción. Habría que analizar realmente la incidencia de las drogas en los crímenes (4 sobre 95), en vista de que responsabilizar a las adicciones suele ser una salida fácil, como acaba de ocurrir con la acusación contra el adolescente que el 18/4 pasado mató a Sergio Hernández en Ciudadela Sur: se dijo que era hijo de un dealer y ahora ha confesado que lo mató porque le hacía bullying. No obstante, algunos fiscales el año pasado dijeron que de acuerdo a sondeos propios determinaron que el 80% de los delincuentes habían confesado ser consumidores de drogas. Nada de esto está comprobado con datos precisos y habría que ver si el alcohol incide más en la violencia y en los homicidios, en estos tiempos en los que todo habla de drogas.

12) La violenta Navidad en Villa Luján. El detenido Rubén Alejandro Medina participó de un motín tras una pelea por $ 50 en el calabozo de la comisaría. Apareció cortado y con una hoja de afeitar en la boca. Murió en el hospital luego de haber estado hacinado (a pesar del vigente hábeas corpus sobre detenidos en seccionales) junto a otros 18 detenidos en una celda donde sólo cabían 10. Medina, procesado por homicidio agravado, había participado el 12 de octubre en el asalto a la estación de servicio del parque 9 de Julio, donde su socio, Omar Ezequiel Rodríguez, murió baleado por un sargento que cumplía servicio adicional.

La salvaje periferia

Hubo 51 homicidios con armas de fuego y 18 con cuchillo; la gran mayoría se concentró en el Gran Tucumán y en barrios periféricos de la capital; sólo 7 en zona céntrica, apenas 1 en Yerba Buena, 1 en La Bombilla, 1 en Trulalá y tres en La Costanera. El 60% se concentra en pocas comisarías -4a, 11a, 3a, 6a y 10a- y el hecho de que imperen los hechos violentos entre conocidos muestra que algo hizo disparar el desorden social, la ruptura de las normas de convivencia en una sociedad que al mismo tiempo que ha visto crecer todo tipo de conductas transgresoras aceptadas como normales -lavaderos clandestinos, basurales, ruido- que muestran el retiro del Estado, ha abdicado de la decisión de organizar la tarea de sus agentes, que siguen actuando con una ley de contravenciones declarada inconstitucional hace siete años pero que no saben cómo reemplazar.

Estas 12 historias son un muestrario de la violencia y abarcan todas sus variantes. ¿Reflejan toda la realidad? Otra situación sería si se pudieran recolectar datos de asaltos a mano armada y otras conductas delictivas, como propone el Sistema Nacional de Información Criminal (SNIC). Pero ahí entraríamos en otro problema: en zonas como La Costanera no se hacen mayores denuncias por la dificultad de acceso a la policía -que a esos lugares sólo entra como fuerza de ocupación o por allanamientos y siempre sale apedreada- y en cambio sí se hacen denuncias en las zonas urbanas como en las seccionales 1a y 2a. O en Yerba Buena. Allí se concentran todos los efectivos policiales, pero los homicidios ocurren en otras partes. Cabría preguntar por qué y qué estrategias encarar frente a un sistema distorsionado de servicio policial, en el que los que deben enfrentar conductas violentas son los policías rasos, los que acaban de llegar al cargo sólo para obedecer órdenes y no para actuar para reducir el temor y el conflicto. El trabajo más complejo está en manos de los menos capacitados.

Con la evaluación que se ha hecho de los homicidios de 2013 y 2014, a los que este año se añadirán los de 2012 y 2015, ya se podría sacar conclusiones y tirar líneas de acción para hacer frente al círculo de la violencia. Círculo que lleva un promedio de 9 asesinatos por mes en Tucumán.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios