Una muestra de los muralistas mexicanos

Una muestra de los muralistas mexicanos

Se trata de una exposición particular, que tiene su propia historia. No pudo montarse en Chile por el golpe militar de Pinochet en 1973.

EN EL MUSEO NACIONAL. Grabados, dibujos y pinturas de Rivera, Orozco y Siqueiros integran la exhibición.TELAM. EN EL MUSEO NACIONAL. Grabados, dibujos y pinturas de Rivera, Orozco y Siqueiros integran la exhibición.TELAM.
03 Mayo 2016
“La exposición pendiente”, un conjunto de pinturas, dibujos y grabados de los artistas mexicanos José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que planeaba abrir sus puertas el 13 de septiembre de 1973 en Santiago de Chile pero fue cancelada debido al golpe de Estado y asesinato de Salvador Allende, cobrará vida 43 años después en el Museo Nacional de Bellas Artes, informa la agencia Telam.   

Las 76 piezas -en su mayoría bocetos y dibujos preparatorios de murales-, que podrán verse desde esta tarde a las 19, provienen de la colección Carrillo Gil de México y representan casi la mitad del total de obras que el curador Fernando Gamboa llevó en los años 70 al Museo Nacional de Bellas Artes de Chile. Allí estuvieron montadas durante 17 días sin que nadie pudiera verlas, hasta que logró, con la ayuda de un guardia de seguridad, embalarlas y regresarlas a su país de origen, en un avión salvoconducto.

La suerte o el azar quisieron que el primer curador de esta exposición fuera un hombre obsesivo, de permanente afección a registrar con una grabadora y a anotar en su diario personal cada detalle de la muestra. Esto permitió a los investigadores reconstruir y restablecer la ubicación exacta que cada pieza tenía en la muestra original. En las grabaciones de Gamboa se escuchan incluso cómo los aviones sobrevuelan la plaza central de Santiago y el avance de los tanques. Cuando quiso salir corriendo del hotel a resguardar las obras, un carabinero se lo impidió.

“La historia es buenísima”, cuenta el actual curador, el mexicano Carlos Palacios. “Entonces este hombre se queda solo, va al museo y encuentra a un vigilante, que está vivo y hace poco nos dio una entrevista. Y entonces Gamboa, solo con este señor, embala y guarda de regreso en las cajas las 168 obras. Logró salir de Chile, rumbo a México, el 27 de septiembre, con las obras intactas”.

Pero hay más en esta historia de ribetes míticos: el texto de sala de la exposición, que en ese entonces tampoco nadie pudo leer, había sido obra del poeta chileno Pablo Neruda. “Fue el último texto que escribió en su vida”, agrega. “Tres hombres” llevaba por título aquel papel, mecanografiado y firmado de puño y letra por Neruda, en septiembre de 1973: “Me tocó convivir con ellos y participar de la vida y de la luz de México deslumbrante. Si me asombraron con su fuerza y su ternura en su patria, aquí verán en la mía el fervor de los chilenos. El fuego de esta pintura que no puede apagarse sirve también a nuestras circunstancias: necesitamos su telúrica potencia para revelar los poderes de nuestros tiempos”, dice un fragmento.

¿Y qué significación tenían los muralistas mexicanos en el Chile de aquel momento? “Es la visión de un pueblo heroico, las figuras populares de la revolución mexicana encarnan un mito, que es el mito del pueblo organizado, del pueblo que se levanta en armas, del pueblo triunfal”, exclama el curador, mientra se pasea por la sala y señala algunas piezas clave como “Primera nota temática para el mural de Chapultepec” de Siqueiros, o “Retrato de Pancho Villa” de Orozco.

La Argentina es el segundo destino de esta exposición que vio la luz por primera vez a fines del año pasado en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, y que incluye 76 obras realizadas entre 1912 y 1958. “Reducimos el número de obras para dinamizar y actualizar una museografía clásica”, explicó.

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