Nueve claves para detectar si tu hijo es víctima de acoso escolar

Nueve claves para detectar si tu hijo es víctima de acoso escolar

Prestá atención a estos indicadores que podrían detectar un posible caso de bullying.

02 Mayo 2016
El bullying puede provocar graves consecuencias en la personalidad de los chicos que lo sufren. Y uno de los agravantes es que suele pasar mucho tiempo antes de que los padres sepan que sus hijos están atravesando por esta situación. Es importante que los progenitores estén alerta a diferentes señales que podrían ser indicadores indirectos del acoso escolar. Prestá atención a esta lista eslabroada por especialistas:

Cambios en el comportamiento: los chicos que sufren acoso escolar suelen llegar a sus casas irritables y suelen mantenerse en este estado por períodos prolongados. Es frecuente que niños que inicialmente eran extrovertidos y sociables empiecen a manifestar un comportamiento pasivo e inhibido, así como conductas de aislamiento e indefensión. También pueden mostrarse más distraídos y asustadizos.

Cambios en el estado de ánimo: uno de los síntomas más frecuentes es el incremento de ansiedad que los lleva a anticipar negativamente lo que va a ocurrir al día siguiente en la escuela. Esto puede reforzar el sentimiento de angustia e incluso degenerar en frustración y desesperanza.

Cambio de hábitos: es frecuente que los chicos que sufren bullying empiecen a cambiar sus hábitos, por ejemplo dejan las actividades que solían hacer, o pierden los amigos que solían tener. También se observan cambios de hábitos en el sueño pudiendo manifestar insomnio de conciliación o de mantenimiento, y en la alimentación al manifestar ingesta deficiente o excesiva, informó el diario "La Nación".

Cambios en el rendimiento académico: pueden darse dos conductas polares. Existen casos en que los chicos, por excesiva ansiedad, tienden a estar constantemente preocupados, algo que impacta sobre su capacidad de aprender. Otros, en cambio, suelen mejorar significativamente su rendimiento académico como un intento de recibir la mirada y la protección de los adultos, quienes frente a un mejor desempeño del alumno suelen volcarse favorablemente hacia él.

Signos físicos: pueden aparecer lesiones que no se explican, como rasguños y moretones. También dolores de cabeza o estómago antes de ir al colegio debido al miedo que les genera.

Pendientes de las redes sociales: prestan excesiva atención a Facebook o WhatsApp, y evitan que sus padres vean el contenido de ellos.

Problemas con sus pertenencias: pierden o aparecen rotos objetos personales como anteojos, la mochila o la cartuchera.

En casa y acompañados: suelen aislarse en casa, y evitan salir solos. Piden que los acompañen por la calle o al entrar y salir del colegio cuando antes lo hacían solos.

Quieren faltar al colegio: exponen diversas excusas para no ir a clases y simulan estar enfermo. No hablan espontáneamente de lo que les ocurre en la escuela. Evitan ir a campamentos, excursiones y cumpleaños. No hacen programas extra escolares y durante los fines de semana se quedan dentro de su casa.

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