Indestructible

Indestructible

El campo de juego de Lince es la envidia de muchos escenarios famosos del fútbol argentino.

ORGULLOSO. Jorge Juárez Chico contó los secretos que mantienen siempre verde el campo de juego de Lince. Un terreno que sólo recibe elogios. la  gaceta / foto de Analía Jaramillo ORGULLOSO. Jorge Juárez Chico contó los secretos que mantienen siempre verde el campo de juego de Lince. Un terreno que sólo recibe elogios. la gaceta / foto de Analía Jaramillo
Arena, tractores, ventiladores... salvo ponerse a soplar, los directivos de Boca probaron de todo para mejorar el castigado campo de juego de La Bombonera y tenerlo más o menos presentable para el superclásico de hoy. En ese sentido, el “Xeneize” no podría más que envidiar a Lince, cuya cancha número 1 parece ser indestructible. Puede caer lo que sea del cielo, que allí se podrá jugar. Y así sucede que, cuando el clima no da tregua, los partidos importantes o impostergables van a parar a Silvano Bores al 800.

¿Pero qué es lo que tiene de especial la cancha de los “Grises”? “Es una suma de virtudes”, responde Jorge Juárez Chico, presidente del club. “La principal es que estamos a 300 metros, quizá menos, del Río Salí. Entonces todo esto es lecho de río. Ese suelo arenoso facilita mucho el drenaje cuando llueve. Uno podría pensar que podría dificultar el crecimiento del césped, pero al ser justamente lecho de río, las napas están muy altas y nunca falta humedad”, explica el directivo, quien se encarga de supervisar y en ocasiones de llevar a cabo personalmente el mantenimiento del terreno.

Ese empeño en el cuidado de la cancha muy probablemente se deba a que Jorge la conoció desde el primer momento, hace exactamente 40 años, cuando no era más que un pedazo de tierra rodeado por los escombros de lo que había sido Obras Sanitarias. A mediados de la década del 70, Lince era todavía un club sin sede fija y el gobierno provincial le donó ese predio para que se estableciera.

“Se la limpió y se la empezó a trabajar, hasta que hace unos 25 o 30 años, el ingeniero Luis Spelzini le hizo un tratamiento especial. Él era jugador del club, y trabajaba en una empresa dedicada al tema de las filtraciones. Se levantó todo el césped con la máquina, se colocó una capa de perlitas que se usaban para filtrar los líquidos, y se volvió a tapar todo. Ese tratamiento, sumado a la capacidad de absorción natural del suelo por ser lecho de río, hace que el agua drene tan bien”, revela Juárez Chico.

Prueba de fuego

Hace pocos días, la cancha 1 de Lince dio una vez más muestras de su resistencia. La fase decisiva del Argentino Juvenil concentró a 16 seleccionados de todo el país en Tucumán, y aunque en principio estaba previsto que sólo una de las tres fechas se jugara en Silvano Bores al 800, el clima obligó a que todo el torneo se jugara allí. La cancha 1, que debía albergar cuatro partidos, soportó 12 sin problemas, pese a que varios se jugaron bajo la lluvia.

“Yo conozco muy bien las bondades de esta cancha, pero me daba temor porque nunca se habían jugado cuatro partidos seguidos. Además, en la primera jornada llovió todo el día, y veníamos con agua desde varios días antes. Sin embargo, se la bancó sin dramas. Nos felicitaron mucho por eso, desde las autoridades de la UAR hasta los entrenadores de otros seleccionados, como Marcelo Loffreda. Fue un desafío y lo superamos. Yo siempre digo que los linceros tenemos algo natural que es la hospitalidad. Pueden venir 1000 personas y de alguna manera nos damos maña”, infla el pecho Jorge.

En las últimas semanas, el mal estado de las canchas de fútbol fue tema de debate. Al caso de La Bombonera se sumó al del “Mario Kempes”, que hoy recibirá a Atlético en un estado deplorable tras un recital de La Renga, y el del Estadio Único, donde el “Decano” visitó a Estudiantes en un campo castigado por el show de Coldplay.

“Eso es producto del abuso. Por supuesto, la naturaleza también tiene que ver, pero los maltratan mucho”, opina Jorge, con el fundamento de quien conoce el paño por trabajar en el campo. “Esto es un ABC agronómico: si yo quiero hacer una plantación nueva, para que resulte, la tengo que parar un año a la cancha. Eso es básico. Porque vos plantás y cuando sale el pastito te ponés contento, pero no tiene base. Tenés que darle tiempo para que vaya echando raíz. Sino, hacés un scrum o pisás un poco y se hace un agujero. Pasa que ellos no le dan respiro”, concluye.

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