Accidentes viales y discapacidad en el sur

Accidentes viales y discapacidad en el sur

En la última década, los accidentes viales y sus víctimas han comenzado a ganar un triste protagonismo. El notable incremento del parque automotor (las motocicletas, en particular), mal estado de calles y rutas, una señalización nula o deficiente, y principalmente, la falta de educación, y de control, así como la imprudencia, se suelen citar entre las principales causas. El aumento de la discapacidad es una de las consecuencias de estos percances.

En nuestra edición dominical, dedicamos un amplio espacio a la inseguridad vial en la vieja ruta 38 y a una de sus secuelas preocupantes: la discapacidad. Según un relevamiento de la Facultad de Ciencias Económicas, el Instituto Superior de Estudios Sociales y la Dirección de Estadística de la Provincia de Tucumán, las localidades del sur de la provincia se ubican entre las que mayor tasa de discapacidad para caminar o subir escaleras presentan. El informe indica que el 14,3% de la población tucumana registra discapacidades (en el resto del país asciende a un 12,9%). Se indica que han aumentado las discapacidades prevenibles, es decir las relacionadas con los accidentes de tránsito.

La fundadora de la Fundación Servicios Solidarios, que atiende a discapacitados en Concepción, dijo que cada vez son más las personas que quedan afectadas de los choques. “Muchos son jóvenes que se deben jubilar porque quedan con secuelas motrices o neurológicas. Hay muchos niños afectados, que quedan con severas lesiones cerebrales”, dijo.

De acuerdo con registros del Hospital Regional de Concepción “Miguel Belascuain”, se atienden entre 50 y 60 heridos por accidentes de tránsito por semana; un 45% son menores de edad. “Hay que hacer algo sí o sí; más controles y concientizar a las familias. Los menores no pueden manejar motos, mucho menos de la forma en que lo hacen: sin ningún tipo de protección”, aseveró su directora. En el hospital de Aguilares también se reciben alrededor de 50 accidentados por semana y la mayoría son jóvenes motociclistas. “Nos aflige que la mayoría de los conductores viajen alcoholizados. Son personas que quedan con heridas muy graves y secuelas irreversibles. Urge desarrollar un plan de seguridad vial”, dijo su titular. En noviembre de 2014, los registros del Hospital Belascuain señalaban que el 40% de los motociclistas accidentados era menor de edad. Se indicaba que entre julio y octubre de ese año habían ingresado a la guardia 549 pacientes víctimas de choques. Una docente dijo en esa ocasión que los chicos comenzaban a manejar a los 12 o 13 años. El director de Tránsito de Concepción admitió en esa oportunidad que en la ciudad estaba permitido que chicos de 17 años manejaran motos con un permiso especial. “Es un peligro porque no tienen la experiencia suficiente ni la responsabilidad para conducirlos”, dijo.

Han transcurrido menos de dos años y las estadísticas indican que nada ha cambiado en el sur; al contrario, se ha incrementado el índice de accidentados. Ello refleja una incapacidad o un desinterés en modificar esa realidad. ¿De qué sirven las estadísticas si al parecer, las autoridades las ignoran? ¿Por qué la licencia de conducir -o su renovación- se obtiene sin mediar un curso riguroso que incluya exámenes eliminatorios? ¿Por qué el Estado sigue permitiendo que los menores conduzcan vehículos? Si no se combate el problema de raíz y no se educa, probablemente los índices de discapacidad y de muerte por accidentes continúen en ascenso.

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