06 Abril 2016
MANO AL CERRO SAN JAVIER. Por tercera vez en el año hubo que bombear agua de lluvia del carril norte de la Perón, entre Las Rosas y Fanzolato. Foto enviada a LA GACETA en whatsapp.
Los mayores problemas ocasionados por la tormenta que se abatió sobre Tucumán desde los primeros minutos de ayer (precipitaron 45 milímetros, según informó el Observatorio Climatológico Sudamericano) se registraron en Los Nogales, confirmó el titular de la Dirección de Defensa Civil de la provincia, Fernando Torres. El canal que corre paralelo a la ruta nacional 9 desbordó y las aguas afectaron a 14 familias, que recibieron asistencia de la comuna y no tuvieron que ser evacuadas.
La mayor espectacularidad en materia de complicaciones, sin embargo, aconteció en Yerba Buena. Y no por la caída de árboles en la zona de El Corte, sino por el anegamiento de media avenida Perón. El carril norte (mano al cerro) colapsó al mediodía, a causa del agua que acumuló progresivamente y del tráfico vehicular que se volcó de manera masiva.
El punto crítico de esa arteria es el que se encuentra entre la avenida Fanzolato y la calle Las Rosas. Para evitarlo, quienes volvían a Yerba Buena comenzaron a cruzar al carril sur (mano al cerro) para seguir la marcha.
Pasadas las 13 empezaron a sonar los teléfonos de los bomberos voluntarios yerbabuenenses, quienes -según relata el jefe de la dotación, Pedro Hernán Rodríguez Salazar- ya tienen cierta práctica en que los llamen no por fuego sino por agua.
A las 14, estos servidores públicos comenzaron a desagotar la avenida Perón con una bomba. “Es la segunda vez, en lo que va del año, en que realizamos esta intervención”, manifestó Rodríguez Salazar ante la consulta de LA GACETA.
De hecho, ya tuvieron que intervenir durante el temporal que castigó la “ciudad jardín” durante la tarde del 5 de febrero, cuando además de los anegamientos por la lluvia el viento volteó numerosos árboles.
Hacia las 17 concluyeron las tareas de bombeo y evacuación de agua por parte de los bomberos. A esa hora, buena parte de los vehículos se animaban a cruzar “a paso de hombre” el agua que aún quedaba sobre la calzada. Conforme pasaron las horas, sin embargo, continuó precipitando y el carril sur de la avenida Perón volvió a enseñar una dilatado espejo de agua antes de que cayera la noche.
Minutos después de las 19, otra vez, los que migraban hacia el oeste, como cada tarde, volvían a cruzar de carril para seguir viaje hasta sus casas.
La mayor espectacularidad en materia de complicaciones, sin embargo, aconteció en Yerba Buena. Y no por la caída de árboles en la zona de El Corte, sino por el anegamiento de media avenida Perón. El carril norte (mano al cerro) colapsó al mediodía, a causa del agua que acumuló progresivamente y del tráfico vehicular que se volcó de manera masiva.
El punto crítico de esa arteria es el que se encuentra entre la avenida Fanzolato y la calle Las Rosas. Para evitarlo, quienes volvían a Yerba Buena comenzaron a cruzar al carril sur (mano al cerro) para seguir la marcha.
Pasadas las 13 empezaron a sonar los teléfonos de los bomberos voluntarios yerbabuenenses, quienes -según relata el jefe de la dotación, Pedro Hernán Rodríguez Salazar- ya tienen cierta práctica en que los llamen no por fuego sino por agua.
A las 14, estos servidores públicos comenzaron a desagotar la avenida Perón con una bomba. “Es la segunda vez, en lo que va del año, en que realizamos esta intervención”, manifestó Rodríguez Salazar ante la consulta de LA GACETA.
De hecho, ya tuvieron que intervenir durante el temporal que castigó la “ciudad jardín” durante la tarde del 5 de febrero, cuando además de los anegamientos por la lluvia el viento volteó numerosos árboles.
Hacia las 17 concluyeron las tareas de bombeo y evacuación de agua por parte de los bomberos. A esa hora, buena parte de los vehículos se animaban a cruzar “a paso de hombre” el agua que aún quedaba sobre la calzada. Conforme pasaron las horas, sin embargo, continuó precipitando y el carril sur de la avenida Perón volvió a enseñar una dilatado espejo de agua antes de que cayera la noche.
Minutos después de las 19, otra vez, los que migraban hacia el oeste, como cada tarde, volvían a cruzar de carril para seguir viaje hasta sus casas.
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