Por LA GACETA
05 Abril 2016
Es, sin duda, uno de los mejores inventos del hombre. Viene sumando adeptos en los últimos años, no solo por los múltiples beneficios que proporciona a la salud, sino también por los que brinda al medio ambiente y a la organización del tránsito en una ciudad. “El día en que la mujer se suba a la bicicleta, el hombre la va a seguir”, sostiene cantante escocés David Byrne.
Desde los años ‘90 se vienen presentando distintos proyectos referidos a la creación de ciclovías. En 2009, el Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán aprobó una propuesta para crear en la ciudad una red de circulación para ciclistas. La norma contemplaba el diseño de ciclorredes, así como de estacionamientos gratuitos y adecuados. Preveía circuitos y tramos seguros para ciclistas que comunicaran diferentes puntos de la ciudad. Finalmente, en diciembre pasado, la Municipalidad inauguró la primera ciclovía, de casi dos kilómetros de extensión, que recorre la avenida América, desde avenida Belgrano hasta Isabel La Católica. Se instalaron merenderos, bancos, y veredas perimetrales, para que los peatones también pudiesen aprovechar este espacio verde.
Estudiosos del transporte y urbanistas vienen hablando de la importancia de la bicicleta en el ordenamiento del tránsito. Dos de ellos visitaron recientemente Tucumán. El británico Nick Tyler, experto en ingeniería del Tránsito y del Transporte, aconsejó invertir en bicicletas públicas, un sistema eficaz desarrollado por los londinenses. El arquitecto colombiano Gustavo Restrepo, uno de los ideólogos de la transformación de Medellín, afirmó que cuando conoció Yerba Buena pensó que podía convertirse en una ciudad de los 10 minutos. “Eso significa que uno pueda ir desde su casa hasta la oficina, por ejemplo, en 10 minutos. Y que lo haga en bicicleta, a pie o con algún sistema integrado de transporte”, dijo.
El ex presidente uruguayo José Mujica señaló en una oportunidad: “despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos. Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques”.
La semana pasada, el presidente Macri le obsequió a su par Obama una moderna bicicleta eléctrica de líneas vanguardistas, fabricada por el tucumano Manuel Sáez.
Sería interesante que el Estado impulsara el uso de la bicicleta y se adecuara convenientemente la ciudad, construyendo más ciclovías. De ese modo, se descongestionaría en tránsito, descendería la contaminación del medio ambiente y se favorecería la salud mental y física de los tucumanos. Tal vez las áreas de Salud, Educación y Deportes podrían diseñar una política conjunta para impulsar el uso de la bicicleta. Desde el punto de vista del tránsito se podría estudiar y pedir el asesoramiento a expertos de otras ciudades, donde este vehículo de locomoción juega un rol importante. Generar un nuevo hábito en la población seguramente no es fácil, pero creemos que valdría la pena intentarlo si pensamos que ello puede mejorar la calidad de vida en todo sentido. Quizás tenga algo de razón David Byrne. Por una mujer el hombre no solo es capaz de perder la cabeza, sino de andar en bicicleta.
Desde los años ‘90 se vienen presentando distintos proyectos referidos a la creación de ciclovías. En 2009, el Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán aprobó una propuesta para crear en la ciudad una red de circulación para ciclistas. La norma contemplaba el diseño de ciclorredes, así como de estacionamientos gratuitos y adecuados. Preveía circuitos y tramos seguros para ciclistas que comunicaran diferentes puntos de la ciudad. Finalmente, en diciembre pasado, la Municipalidad inauguró la primera ciclovía, de casi dos kilómetros de extensión, que recorre la avenida América, desde avenida Belgrano hasta Isabel La Católica. Se instalaron merenderos, bancos, y veredas perimetrales, para que los peatones también pudiesen aprovechar este espacio verde.
Estudiosos del transporte y urbanistas vienen hablando de la importancia de la bicicleta en el ordenamiento del tránsito. Dos de ellos visitaron recientemente Tucumán. El británico Nick Tyler, experto en ingeniería del Tránsito y del Transporte, aconsejó invertir en bicicletas públicas, un sistema eficaz desarrollado por los londinenses. El arquitecto colombiano Gustavo Restrepo, uno de los ideólogos de la transformación de Medellín, afirmó que cuando conoció Yerba Buena pensó que podía convertirse en una ciudad de los 10 minutos. “Eso significa que uno pueda ir desde su casa hasta la oficina, por ejemplo, en 10 minutos. Y que lo haga en bicicleta, a pie o con algún sistema integrado de transporte”, dijo.
El ex presidente uruguayo José Mujica señaló en una oportunidad: “despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos. Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques”.
La semana pasada, el presidente Macri le obsequió a su par Obama una moderna bicicleta eléctrica de líneas vanguardistas, fabricada por el tucumano Manuel Sáez.
Sería interesante que el Estado impulsara el uso de la bicicleta y se adecuara convenientemente la ciudad, construyendo más ciclovías. De ese modo, se descongestionaría en tránsito, descendería la contaminación del medio ambiente y se favorecería la salud mental y física de los tucumanos. Tal vez las áreas de Salud, Educación y Deportes podrían diseñar una política conjunta para impulsar el uso de la bicicleta. Desde el punto de vista del tránsito se podría estudiar y pedir el asesoramiento a expertos de otras ciudades, donde este vehículo de locomoción juega un rol importante. Generar un nuevo hábito en la población seguramente no es fácil, pero creemos que valdría la pena intentarlo si pensamos que ello puede mejorar la calidad de vida en todo sentido. Quizás tenga algo de razón David Byrne. Por una mujer el hombre no solo es capaz de perder la cabeza, sino de andar en bicicleta.
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