Figuritas repetidas

Figuritas repetidas

Cambian los gobiernos, pero se mantiene el toma y daca entre la Nación y los gobernadores para canjear votos en el Congreso por fondos para las provincias. En Tucumán persiste la confusión entre lo público y lo privado, incluso entre dirigentes políticos que son antagonistas.

“Ahora ya podemos trabajar más tranquilos”. Ese fue el mensaje. El gobernador ya había pegado en su álbum de figuritas la más difícil. Mira su foto con Mauricio Macri como esos enamorados que se relamen con las imágenes de las primeras. El Presidente de la Nación había empezado su gestión con dos socios circunstanciales como Sergio Massa y Hugo Moyano. Hoy ambos se desesperan para mostrar que no tienen nada que ver con Macri. Eran dos aliados importantes para asegurar la gobernabilidad, palabra que se ha puesto de moda desde el último 10 de diciembre. “Vamos con los gobernadores”, fue la orden en la Casa Rosada y por eso la trillada gobernabilidad ahora se asienta en la relación con los mandatarios que supieron aportar sus votos en las últimas sesiones de temas centrales.

Cuando Manzur hizo las maletas para reunirse con Macri tenía miedo. No lo tensionaban el viaje en avión ni las incómodas turbulencias: su temor era porque le preocupaba que cuando Macri abriera las puertas de su despacho en Balcarce 50 estuvieran a su derecha, José Cano y a la izquierda, Domingo Amaya. Nada de eso sucedió. Estaba Rogelio Frigerio (n). Ahí se le ensanchó la sonrisa y eso es lo que trató de transmitir el jueves pasado cuando en su larga casa recibió a legisladores oficialistas, intendentes peronistas y también concejales de aquellas ciudades donde el que gobierna no es peronista.

Dos poderes, un mismo proyecto

Ahora es tiempo para trabajar más tranquilo. Es cuestión de prepararse. Las palabras no reproducen taxativamente lo que dijo Manzur, pero encierran el mensaje. Además del gobernador hablaron el vice, Osvaldo Jaldo ,y el ministro del Interior, Miguel Acevedo. Más allá de los números y de las penurias de las que todos se quejan, hubo precisiones políticas. Se transmitió que todos estaban en la carpa peronista. A buen entendedor pocas palabras: el legislador Javier Pucharras terminó guardando en un cajón la embestida contra el secretario de Seguridad, Paul Hofer. El funcionario no es un hombre con prosapia peronista, pero es un jugador del equipo de José (y de Juan)… y de Jorge. No se puede olvidar que Gassenbauer, el ex súper ministro de Alperovich, puso a Hofer en el lugar que todavía ocupa, aún cuando Edmundo Jiménez, entonces ministro de Gobierno, le había hecho la cruz.

Después de saborear chorizos, morcillas, asado y helado en la mansión de los Manzur, quedó claro que la inseguridad es un problema de todos. No es una cuestión de Hofer ni de Regino Amado. Tampoco es una materia que ese Ministerio se llevó a marzo. Como es algo que afecta a todos, intendentes, concejales, legisladores y ministros deberán preocuparse por ella. De esa manera, tiró a la basura todos los papelitos con los nombres -y con los respectivos padrinos- que tienen como fin ocupar la silla de Hofer.

Ya en tiempos de campaña la ciudadanía había advertido que una de sus preocupaciones principales era la inseguridad. Manzur no escuchó ese grito. Tanto que podría haber armado un Ministerio de Seguridad y no mezclarlo con las cuestiones de Gobierno y de Justicia, como lo hizo su antecesor. De esa manera, Regino Amado no tendría tantas cuestiones que atender al mismo tiempo.

Los tucumanos, como los ciudadanos del resto del país, están viviendo momentos de gran agobio que no pueden pasar inadvertidos para los dirigentes. La suba de tarifas y la inflación ponen en jaque a los bolsillos. Muchos sienten la tensión de que la plata no alcanza hasta fin de mes, pero además ahora se ha sumado la sensación de que si se llega al 30 es posible que pase alguien y se los quite. El agobio es público y es privado, no hay distingos.

El secuestro y la violación de una jovencita es uno de los hechos que ha dejado sin aire a los ciudadanos en los últimos días. Los supuestos responsables de esta asquerosidad subieron a un auto con licencia de taxi de Tafí Viejo. El hecho trae del pasado (y presente) el asesinato de Paulina Lebbos. De nuevo, se trata de una cuestión de todos, donde, otra vez, es puesto bajo la lupa un servicio público. Las historias vuelven a repetirse. Es que la política es una música que interpretan hombres y mujeres que piensan en el corto plazo, no con la mirada puesta en los ciudadanos del futuro ni en el mañana. Exactamente, lo contrario de lo que pregona la política.

Público o privado

El gobierno nacional es otro, el provincial mantiene el color político y hasta el origen, pero es otra persona la que conduce el Poder Ejecutivo. Sin embargo, una vez más, la forma de gobernar consiste en ponerle un precio al voto. Manzur está tranquilo porque le da votos a Macri y, por lo tanto, tiene oxígeno para respirar y fondos para gestionar. En la Rosada ven gobernabilidad en la medida en que abren la billetera y reparten lo que tienen. Las leyes y la política dependen de este toma y daca. Esta sistematización puede dar serenidad a los gobernantes, pero no siembra ilusión entre los ciudadanos que ven este tipo de películas desde hace tiempo. Seguramente, les preocupa que cíclicamente todos los filmes terminan igual y los protagonistas de las desgracias suelen ser los mismos.

Han cambiado dos gobiernos, no ha cambiado un sistema ni sus costumbres. La casa de Manzur parece más grande que la de Alperovich. Allí caben los mismos hombres y mujeres y se tratan las mismas cosas públicas, pese a ser una residencia particular. Todo un despropósito y un claro mensaje de confusión. Al fin y al cabo, Manzur y Alperovich, uno peronista y el otro radical, uno médico y el otro contador, son dos empresarios que con estas actitudes dan el mensaje de subestimar lo público. Durante los primeros días de gestión, Manzur dio señales de que quería cambiar. Hasta balbuceó que había gestos intolerables del alperovichismo. A medida que avanzan sus días al frente del Poder Ejecutivo se contradice a sí mismo. La reunión en su casa es una clara muestra de cómo lo privado se pone el traje público y viceversa con todos los riesgos que eso conlleva.

Las confusiones le valieron al intendente de Capital Germán Alfaro las críticas opositoras. Las actividades políticas de la ex legisladora Beatriz Avila comprometen a su marido si se hacen bajo la tutela de la Municipalidad. La supervisión de programas municipales y la difusión de esas tareas desde ámbitos municipales son innecesarias, aún cuando no afecte patrimonialmente a San Miguel de Tucumán, ya que se trata de alguien que no es funcionaria, inclusive cuando sea la esposa del lordmayor. El ciudadano no recibe un mensaje claro; y los funcionarios, tampoco. Los vecinos también se aturden con estas cuestiones tanto como cuando ven a un secretario del municipio haciendo lavar su auto en el parque o en lavaderos clandestinos.

El límite de Carrió

El Poder Judicial sigue siendo el último reducto en el cual confiar. Del Poder Judicial depende que los vaivenes políticos se equilibren. Lo saben los que ayer vieron con alivio a Ricardo Jaime esposado. También lo sabe Elisa Carrió que no se cansa de advertirle a su socio, Macri que la independencia judicial es imprescindible para cambiar, aún a pesar de Daniel Angelici. El actual presidente de Boca se ha convertido en un monje negro que no sólo actuaría en Comodoro Py sino en todo el país. En la Justicia provincial se hace cada vez más difícil tomar conciencia de la seguridad jurídica. Las rencillas internas sólo levantan sospechas e intranquilidad al agobiado tucumano y Carrió no está aquí para advertírselo a los otros poderes.

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