¿Qué se puede comprar hoy con $ 100?

¿Cuánto vale el peso hoy? La devaluación por la salida del cepo cambiario y la inflación que afecta al país (en febrero fue de 4,8%, según el Índice de Precios al Consumidor del Congreso) han hecho perder la noción del poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones. Pero cuando pasamos por la caja del almacén o del supermercado, el ticket tiene tres cifras y las bolsas no están tan llenas como esperábamos el sabor a poco es inevitable.

Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los automovilistas que pasan por el surtidor de las estaciones de servicio o con los tucumanos que cargan las tarjetas Ciudadana y Metropolitana para viajar en colectivo. Los billetes de $ 100, que son los de mayor denominación en la actualidad, se escapan de la billetera mucho más rápido de lo que quisiéramos.

La vicepresidenta del Centro de Educación al Consumidor (CEC), Paloma Bokser, afirmó que se vive una gran distorsión de precios y es difícil saber cuál es el costo real. "Muchas veces el consumidor va con cierta cantidad de dinero y espera adquirir una cierta cantidad de bienes que después no se ve reflejado en la realidad. Van pensado que van a conseguir más productos de los que terminan comprando", precisó en diálogo con LA GACETA.

"Se vive una gran distorsión de precios y ya no sabemos cuál es el costo real porque hay distintos precios en los supermercados. Van variando y hay subas especulativas donde el costo al consumidor no tiene tanto que ver con el costo de producción sino con otros factores", agregó.

Con la intención de generar cierta noción del valor del dinero en la actualidad, LA GACETA realizó un relevamiento de algunos productos (comestibles o no) de qué se puede comprar hoy con $ 100. Por ejemplo: el billete de mayor denominación en circulación alcanza para hacer 14 viajes urbanos en ómnibus; comprar seis litros de leche de primera marca (con un vuelto de $7), dos kilos de yerba mate (vuelto $5,06) o tres kilos y medio de tomate perita (vuelto $6,94). 



Cómo compran los argentinos

Debido a la situación económica actual, se están cambiando los patrones de consumo de los argentinos. "Se está viendo más la compra colectiva: familias que se asocian para ir a supermercados mayoristas o a lugares más alejados con mejores precios. Por otro lado, muchos están abandonando las primeras marcas para volcarse a segundas o terceras categorías que son de excelente calidad y cumplen con los mismos controles de calidad exigidas por el Estado. No es que por ser más barato uno está incurriendo en un producto que le puede hacer mal", detalló Bokser.

La vicepresidenta del CEC agregó que, además, hay mucha más atención a las promociones bancarias en los supermercados y que se está recurriendo mucho más al consumo hormiga: en vez de hacer una compra al mes se realiza una por semana para tener un mayor control de los precios y para aprovechar las distintas promociones.

Los supermercados, sin embargo, no son siempre la mejor opción. A veces los almacenes de barrio cuentan con precios más accesibles por los mismos productos. ¿A qué se debe esto? "Lo que sucede muchas veces es que los precios de los supermercados están inflados para poder publicitar con grandes carteles las promociones bancarias y terminan saliendo en definitiva lo mismo o hasta a veces un poco más caro que en los minimercados", agregó la especialista en consumo y defensa al consumidor.

"Lo que nosotros estamos planteando es que se debe avanzar en medidas estatales que atenten contra los oligopolios formadores de precios. Hay medidas que se pueden implementar como la Ley de Defensa al Consumidor y la Ley de Defensa a la Competencia. Son dos leyes que permiten controlar cuando los comercios han excedido sus precios", concluyó.