Un tucumano necesita más de $ 50.000 para poder hacerle frente a la inseguridad

Un tucumano necesita más de $ 50.000 para poder hacerle frente a la inseguridad

El combo incluye rejas y verjas, servicios de agencia de seguridad y de rondines, celulares para comunicarse con los vecinos y perros guardianes. Los hábitos de la construcción también se están modificando para que el cliente se sienta más seguro. Actividades ilegales.

20 Marzo 2016
Los tucumanos, para luchar contra la inseguridad, se aprendieron de memoria una frase: todo sirve. Por eso cada vez son más los habitantes de esta provincia que están dispuestos a gastar importantes sumas de dinero con tal de no ser víctima de algún tipo de delito. Esa inversión, según el sondeo que realizó LA GACETA, en promedio, supera los $ 50.000 anuales.

Ese presupuesto está integrado con estos gastos: rejas y verjas para una vivienda $ 28.250 -es el más costoso, pero se hace una sola vez-; seguridad privada $ 6.800; servicio de rondines $ 4.800, elementos de defensa personal $ 175, celular básico $ 2.500 y un perro guardián $ 10.100. Estos valores son promedios de los costos que se encontraron en el mercado.

Años atrás, un tucumano cualquiera, a la hora de construir su vivienda pensaba más en el diseño. Hoy las medidas de seguridad son fundamentales. Portones similares a fortalezas, ventanas y puertas enrejadas como si se trataran de una cárcel, tapias tan altas y firmes como si fuesen el ya derrumbado Muro de Berlín y los nuevos alambres de púas similares a los que se utilizan en la cárcel de Guantánamo forman parte de un combo cada vez más común.

“Los tiempos han cambiado. Hoy un cliente pide un diseño y lo termina modificando por cuestiones de seguridad. Los más jóvenes pretenden viviendas más iluminadas y ventiladas por lo que se necesitan ventanales y puertas más grandes. Pero su deseo muchas veces choca en la zona donde construyen. Sólo en los barrios privados o countries se puede hacer algo así”, opina el arquitecto Gabriel Lucca.

El profesional también aporta más pistas sobre este fenómeno. “Ahora, cuando diseñamos una ventana, tenemos en cuenta las rejas, los lugares donde se instalarán los sensores de las alarmas y hasta cámaras. Es más, las casas del IPV se entregan con rejas. En los countries también se tienen en cuenta los espacios para los sistemas electrónicos de vigilancia. Esa es una contradicción, porque se supone que allí pagan una servicio de seguridad privada”, agrega.

La actividad de los herreros crece al mismo ritmo que el incremento de los delitos contra la propiedad. “Los trabajos que más hacemos son los que sirven para proteger una vivienda. Hay una crisis económica, pero la gente trata de ahorrar lo menos posible para contar con la mejor protección”, explicó Mario Medina, uno de los trabajadores del rubro.

No todos los que se dedican a este oficio manejan los mismos valores, pero la reja de una ventana de un metro por un metro llega en promedio a $ 1.750. En tanto que el valor de una puerta tipo cancel con cerradura llega a $ 3.000. El costo de una verja de 15 metros oscila entre los $ 12.000 y los $ 15.000.

Una fuerza paralela

La Cámara Tucumana de Seguridad Privada e Investigaciones nuclea a más de 50 firmas autorizadas que cuentan con 1.500 hombres (prácticamente la misma cantidad de oficiales de la Policía de la provincia) que se encargan de proteger los bienes y la integridad física de todos aquellos que puedan pagar el servicio. “El 50% de los tucumanos cuentan en estos momentos con algún tipo de servicio que brindamos”, explicó Marcial Escobar, titular de una agencia de seguridad.

Las empresas se están amoldando a los nuevos tiempos en los que la actividad no deja de crecer. “La gente contrata más el servicio. La población tiene una elevada sensación de inseguridad. Primero hace más alta la tapia, después pone la reja y refuerza la tela perimetral. Cuando se da cuenta de que no es suficiente, pone una alarma y luego sensores de movimiento. No para hasta sentirse más seguro”, asegura el ex comisario.

Las agencias cada vez brindan más servicios y los tucumanos tienen varias opciones. La más usada es el sistema de alarma con monitoreo.

El costo promedio de instalación es de $1.750 y un mensual de $ 400. También están instalando botones antipático. Se paga por única vez $ 2.000 y un mensual de $400. Contratar un agente de seguridad para que custodie una casa es un lujo que no cualquiera puede acceder, ya que su valor es de más de $ 100 por hora.

La ilegalidad

Como en cualquier actividad económica, en el negocio de la inseguridad también existe lo que los especialistas llaman el mercado informal, es decir, todo aquel que brinda un servicio que está fuera de la Ley.

Y el ejemplo más contundente es la proliferación de cooperativas que brindan servicios de vigilancia en distintos barrios de la capital, Yerba Buena, Concepción y Monteros, entre otras ciudades de la provincia. Por mes, un vecino debe pensar en pagar entre $ 300 y $ 500 para que le cuiden sus viviendas. “Sólo nos encargamos que no pase nada en los lugares donde nos contratan. No obligamos a nadie a que utilicen nuestros servicios”, explica Lidia, encargada de un grupo de rondines que realiza esta tarea en la zona del parque 9 de Julio.

“El trabajo que ellos hacen es bueno. Están a la noche y acompañan a los vecinos cuando regresan a sus hogares o cuando se van a trabajar. Se puede decir que son como policías que brindan una atención personalizada”, explica Norma Medina, vecina de un barrio de la capital. Hugo, habitante de Yerba Buena, tiene otra razón: “Los contrato para que no me marquen la casa y no me roben”.

“Esta es una actividad totalmente ilegal. Esas cooperativas deben estar registradas y autorizadas para funcionar. La gente no sabe que si algo les pasa a esos trabajadores y si esas personas cometen un error, por contratarlos, tienen su responsabilidad”, aseguró Paul Hofer, secretario de Seguridad de la Provincia.

La inseguridad también obligó a utilizar algunos elementos de defensa personal que son fáciles de usar y de conseguir también, a pesar de que su venta es ilegal. Ellas pueden adquirir gas pimienta (de 30 disparos a $ 150), bastones extensibles y flexibles (se lo podría definir como una cachiporra, a $ 150) y picanas en forma de celular o de linterna que aplican 75 amperes por descarga (lo suficiente para dejar tiritando al atacante a un valor de entre $ 300 y $ 350).

“Una vez intentaron de quitarme la cartera cuando me dirigía a la Facultad. Compré un gas pimienta. Nunca lo usé ni jamás sufrí un arrebato, pero no puedo salir sin ese elemento”, comenta la contadora Laura Villafañe.

Por las redes sociales

En las redes sociales también se expresa la “sensación de inseguridad” la sociedad tucumana. Primero fue Facebook. Allí, después de los saqueos, se hizo costumbre publicar fotos de presuntos asaltantes y subir videos de las golpizas que recibían las personas detenidas por vecinos después de cometer delitos. Le siguió Twitter: con esta herramienta, los tucumanos, utilizando 140 caracteres cuentan los que les sucedió.

Ahora se produce otro fenómeno: la creación de grupos de WhatsApp de vecinos que cuentan los movimientos extraños que se producen en el barrio, relatan los hechos que se producen o simplemente, alertan de que algo malo está por ocurrir. Adriana Bueno, referente del Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud, es una de las integrantes del grupo Vecinos Autoconvocados por la Seguridad de Concepción. “Esto no es otra cosa más que asociaciones vecinales que buscan el bien común, que en este caso es velar por la seguridad de todos. Lo malo es que por la inacción del Estado, los vecinos ahora se enfrentan cara a cara con los delincuentes. Y eso no está bien”, razona.

Cuidado con el perro

El perro siempre fue considerado como el mejor amigo del hombre. Sin embargo, con el índice de inseguridad por los canes, ahora buscan a estos animales para que sean el peor enemigo de los dueños de lo ajeno.

Veterinarios y criadores consultados coincidieron en señalar que ejemplares de las razas pitbull y rottweiler son los más buscados por aquellos que buscan un perro para vivir más seguro. Eso sí, los valores de estos ejemplares van desde los $ 2.500 a $ 12.000, en el primero, y desde los $ 3.000 a los $ 10.000, en los segundos.

A esos valores hay que sumarle el alimento (en promedio consumen una bolsa de 20 kilos por mes cuyo costo promedio es de $ 600) y el tratamiento veterinario que reciben (durante el primer año como mínimo se le suministran tres vacunas de $ 150 y después una de $ 150 cada 12 meses). El adiestramiento es otro tema y encarece mucho más el presupuesto.

“Tengo un Pitbull porque sé que asusta a muchas personas. Sé que es una raza complicada, pero tengo que proteger mis bienes y mi familia. El riesgo es alto, pero vale la pena correrlo porque en esta provincia no estás a salvo nunca. Me gustaría poder llevar al perro a todo lados”, concluye Pedro Fernández, empleado de comercio que vive en un barrio cercano al parque 9 de Julio.

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