La doctrina del puño
El primer día de Osvaldo Jaldo como presidente de la Legislatura, cuando todavía no se había sentado en su nuevo despacho, alguien concretó una particular operación que, de haber formado parte de la ruta de las valijas, hubiese requerido de al menos cuatro maletas con amplia capacidad de traslado.

Fue una transferencia de $ 25 millones que salió de la cuenta N° 200 98043/8 del Banco Tucumán-Grupo Macro, destinada a “gastos sociales y de funcionamiento”. El dinero se cargó en la cuenta de los excedentes financieros, que sólo está destinada -por ley N° 6.930- a retener los fondos sobrantes de un ejercicio para poder ejecutarlos al siguiente. Para más interrogantes, esa mañana primaveral la Legislatura tenía vacante la estratégica Secretaría de la Cámara: Juan Ruiz Olivares ya había renunciado para asumir como legislador manzurista, y el ex tesorero Claudio Pérez aún no había sido nombrado por el actual cuerpo. ¿Quién dio la orden? El giro bancario tuvo una consecuencia financiera y otra política: por un lado, dejó un saldo provisorio de $ 371.000 en la caja para las supuestas “ayudas sociales”; por otro, terminó de convencer al vicegobernador de que, contrariamente a lo ocurrido en gestiones anteriores, sólo él debía hacer uso de la lapicera de la Legislatura. “Aquí dicen que me manejo con disciplina prusiana y que tengo a la Legislatura en un puño. Admito que es así: así estoy hecho y formado”. Juan Luis Manzur lanzó esa frase en julio de 2008, en una entrevista con LA GACETA en el viejo palacio legislativo. Quizás con otro estilo, Jaldo parece tener un objetivo similar. Por ejemplo, emitió una circular que obliga a los directores y al personal legislativo con extensión horaria a registrar su ingreso a las 7. En su oficina, a partir de esa hora, el ex ministro alperovichista comienza con las reuniones de agenda. Recibe desde legisladores hasta dirigentes sin cargo que quedaron boyando después de naufragar en las últimas elecciones. La mayoría se retira sonriente del despacho de Jaldo.

Puertas adentro del recinto, el titular de la Cámara goza de una ventaja que el oficialismo de la anterior gestión siempre supo aprovechar: con 31 bancas de 49, y pese a tener un legislador suspendido (Emiliano Vargas Aignasse) y otro en stand by por la Justicia (Sergio Mansilla), a Jaldo le sobra para imponer la mayoría. El vicegobernador suele aclarar que ha cedido espacios de poder a la oposición. Pone como ejemplo al radical Ariel García, quien pasó de integrar el simbólico Parlamento del NOA a la vicepresidencia 2° del Poder Legislativo. ¿Cuáles son los límites de la apertura proclamada por Jaldo? Tras cuatro meses y medio de gestión, en el cuerpo colegiado hacen un esfuerzo por adivinar la respuesta. Quizás surjan indicios cuando se rediscuta el sistema de gastos sociales.

Lo dijo Manzur. Y pareciera ser que el común de los dirigentes políticos del oficialismo y de la oposición se inspiran en la doctrina del poder en un puño.

Los radicales experimentan una interna que promete varios capítulos. En 2015, de entrada, el ex intendente de Simoca, Luis González, hizo rancho aparte y conformó el bloque “Arturo Illia”. Los siete restantes “correligionarios” se inscribieron juntos en el bloque “UCR” -a secas-, pero la relación es cada vez más tensa. Por un lado están quienes se identifican con la senadora Silvia Elías; ellos son José Canelada, jefe de la bancada, Adela Estofán y Eudoro Aráoz. El trío no sólo comparte asesores; también firma en grupo casi todos los proyectos y denuncias penales que formulan. El otro espacio interno tiene por cabeza a García, vicepresidente de la UCR, cuyo principal ladero es Raúl Albarracín. A ellos se les suma, en ocasiones, el ex representante de la UNT en YMAD, Fernando Valdez. El ex intendente Rubén Chebaia, el más experimentado del grupo radical, suele sorprender con sus votos, coincidiendo a veces con unos, a veces con otros.

El Peronismo del Bicentenario, que representa en la Cámara a la cada vez más distante dupla Domingo Amaya-Germán Alfaro, manifiesta un escenario similar. La ex diputada Stella Maris Córdoba preside la bancada desde el año pasado. Sus pares, Christian Rodríguez, Alfredo Toscano y Silvio Bellomio, le ofrecieron la conducción no sólo por su experiencia: hubo versiones de que la abogada, en su desembarco a la Legislatura, iba a conformar un bloque unipersonal. La dinámica funcionó en un principio, pero con el correr de los meses aparecieron diferencias. En el peronismo disidente ahora está la idea de proponerle a Córdoba que la presidencia sea rotativa. Para eso, claro, habrá que esperar al siguiente período legislativo.

El PRO, en cambio, resolvió rápido sus diferencias: Luis Brodersen le puso su firma al bloque unipersonal “PRO-Propuesta Republicana”, y Alberto Colombres Garmendia al “PRO-Cambiemos”.

Por ahora, Jaldo ha logrado contener la interna peronista. El ex secretario Ruiz Olivares ya no luce malherido. Pero como hombre de peso en el oficialismo -y con tres legisladores en su haber- puede generar ruido en cualquier momento. Como lo hizo cuando visitó al radical José Cano en Buenos Aires. Un caso similar es el de Juan Enrique Orellana, hermano del zigzagueante diputado peronista José Orellana.

¿Qué ocurrirá en el armado que logró Jaldo cuando la Corte Suprema se expida sobre el caso Mansilla? En la Legislatura la semana pasada corrió la inexacta versión de que el alto tribunal había fallado. En el entorno del ex senador aclararon que en el expediente aparecerían por ahora un dictamen favorable -no vinculante- de la Fiscalía de Cámara y los votos supuestamente disidentes de dos vocales. Dan por descontado así que serán necesarias al menos dos firmas más en la Corte para dirimir el asunto. Además, barajan la posibilidad de que el supremo tribunal no se expida sobre el fondo de la cuestión (si Mansilla podía ser reelecto), sino sobre la validez de los plazos de la queja planteada por el abogado del ex senador, Pedro Cruz. Más allá de cómo y cuándo se dicte la sentencia, en el oficialismo aguardan expectantes el posible retorno a la Cámara de un hombre que hasta supo encargarse de que José Alperovich tuviese su plato preferido para el almuerzo.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios