El filme que ganó el Oscar abre los ojos a los católicos, pero ellos no pierden la fe

El filme que ganó el Oscar abre los ojos a los católicos, pero ellos no pierden la fe

Cinco entrevistados reconocen que el peso simbólico de la Iglesia jugó en contra de las víctimas. El celibato no es causa de perversión.

  La daga de la realidad penetra con su doble filo dentado y va desgarrando la carne para cualquier lado que se la mueva. Silencio y dolor es lo único que queda cuando se prenden las luces del cine Atlas. Las imágenes de “En primera plana” (“Spotlight”), que cuenta cómo se hizo la investigación periodística que destapó los casos de pedofilia dentro del clero de Estados Unidos, siguen retorciéndose en la retina de cinco católicos invitados por LA GACETA. Una breve sonrisa y un “hasta mañana” es lo único que se cruzan antes de perderse en la medianoche del jueves. 

El viernes llegaron a LA GACETA más relajados. ¿Qué les pareció la película? “Fuerte. Independientemente de quién sea el agresor me produjo mucho dolor”, abre el debate Graciela Salazar. La película, dice, le mostró tres cosas: 1- cómo se puede hacer un periodismo diferente, serio. 2- Que las redes de contención social no funcionan y ponen en evidencia la hipocresía pública (nadie se dio cuenta de que los chicos estaban siendo abusados). 3. Cuando una de las víctimas se anima a hablar y a dar su nombre recién comienza a destaparse la verdad.

“No comparto aquello de que nadie sabía lo que estaba pasando”, sale al cruce el joven Pablo Furlotti. “Ocurre que es tal el valor simbólico de la Iglesia que nadie se animaba a cuestionarla. Pongo un ejemplo: “pertenezco a familias ultracatólicas de Santa Fe y recuerdo que cuando venía un sacerdote a comer a casa mis padres se ponían como locos. Para ellos todo lo que hiciera el cura estaba bien. Si eructaba en la mesa nadie decía nada. ¡Era el representante de Dios! Criticarlo era ir en contra de la Iglesia”.

“¡Justamente de eso se aprovechaban estos curas!”, reacciona el padre Leonardo Valoy. “Eso es lo que más me impresiona: que ejercían el poder contra los más débiles. ¡Esos niños habían depositado toda su confianza en el sacerdote, que se suponía que tenía que ayudarlos, y sin embargo este traiciona ese vínculo, lo degrada, lo golpea...”, dice cortando el aire una y otra vez con el filo de su mano. “El papa Francisco se refirió a esta traición cuando habló con las víctimas de abusos sexuales en Filadelfia”, evocó.

“A ver, creo que nos estamos yendo de tema. A mi entender lo central de la película no es la Iglesia Católica, sino la labor periodística. Para mí fue un himno al deber ser periodístico. Nos muestra a periodistas que trabajan con criterios audaces y sin descuidar la ética, sobre la institución más importante, que es la Iglesia Católica Apostólica Romana, en su faceta humana”, aclara Rogelio Guanco, de la iglesia Católica Ortodoxa. “En la película se menciona el celibato. Nosotros tenemos sacerdotes casados, es decir, casados antes de ser diáconos porque nuestra iglesia se centra en el orden natural”, dice. Pero es interrumpido por Graciela, que dice: “el que tiene un grado perversión lo va a tener con o sin celibato, ya como esposo, padre, maestro o cura. El eje del problema no es el celibato sino la relación entre un poderoso que ataca al más vulnerable”.

Furlotti rescata el gesto del cardenal Bernard Law (encubridor de los abusadores) cuando le regala un Catecismo al director del Boston Globe. “Pareciera una cortesía, pero es otra muestra de poder. Law fue uno de los traductores de ese libro, del latín al inglés”.

“Además también puede haber pastores de otras iglesias y rabinos que cometan abusos. El gran peligro es pensar que sacando el celibato se resuelve el problema. Porque apartaríamos los ojos de los grupos vulnerables”, advierte Valoy.

¿Entonces, qué hacer? Todos coinciden en que lo principal es prevenir. Valoy cuenta que en los seminarios de formación sacerdotal el diagnóstico psicológico se ha vuelto determinante para el ingreso, y se ha profundizado la dimensión humana con más diálogo, al punto que ha disminuido el número de vocaciones por la selección. Hay equipos de psicólogos que trabajan en ello en los seminarios.

Luis Varela, que hasta entonces se había limitado a escuchar, observó que fue justamente un periodista judío el que logra romper la campana de cristal que protegía a la Iglesia porque no tenía una tradición que lo atara. Y así encara una investigación sin presiones de ningún tipo. La pregunta ahora es si el escándalo hizo disminuir la fe de los fieles. Furlotti opina que el hombre de fe madura sabe diferenciar entre su relación con Dios y la que tiene con una institución formada por hombres con todos los defectos humanos. “Los católicos sabemos que la Iglesia es santa y pecadora. Pero los católicos no practicantes son los más afectados porque tendrán una excusa más para seguir apartados de la Iglesia”, sostiene Salazar. Varela cree que estos casos de pedofilia impulsan a los católicos a la acción, “a estar más atentos a los más pequeños”.

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Esto tenés que saber antes de ver la película 

¿De qué trata?

“Primera plana” o “Spotlight” (su título original) se basa en hechos reales y cuenta cómo se desarrolló la investigación de un equipo periodístico del diario The Boston Globe, de Estados Unidos, para destapar el accionar de curas pedófilos que abusaron de niños y adolescentes entre 1984 y 2002. La historia revela los inconvenientes con los que se toparon cuatro periodistas para llegar a la verdad encubierta por el obispo de Boston, Bernard Law (Massachussets). Aquella investigación, de 2002, mereció el premio Pulitzer. 

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¿Quiénes actúan?

Dirigida por Tom McCarthy, también autor del guión, junto a  Josh Singer, “En primera plana” cuenta con un elenco integrado por Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams y Liev Schreiber, del equipo Spotlight; además de John Slattery y Stanley Tucci, entre otros. Michael Sugar es el productor de la película.

Los casos argentinos

Al final aparece un listado de curas acusados de pedofilia de todo el mundo; seis son de las diócesis de Buenos Aires, Salta, Paraná, Quilmes y Morón. Entre ellos se menciona a Justo Ilaraz que también estuvo en Monteros, Tucumán, y a Julio César Grassi de la Fundación Felices los Niños. Ilaraz fue procesado y Grassi, condenado a 15 años de cárcel.

Experiencia

Cinco católicos practicantes, en primera fila

“En primera plana” no habla sobre la iglesia católica, sino sobre una investigación periodística que ganó el Pulitzer. Sin embargo, cuando la película ganó el Oscar, su director Tom Mac Carthy le dedicó unas palabras al papa Francisco en el que recibía la estatuilla.“Ojalá que nos escuchen en el Vaticano”. “Papa Francisco, es hora de proteger a los niños y reestablecer la fe”. De allí que LA GACETA decidió invitar a cinco personas al estreno en el Atlas. Ellos fueron Graciela Salazar, trabajadora social; al padre Leonardo Valoy, formador del Seminario Mayor; al joven Luis Varela, colaborador de la iglesia La Merced y alumno de Filosofía; a Pablo Santiago Furlotti, licenciado en Filosofía, y a Rogelio Guanco, abogado constitucionalista y laico de la iglesia católica apostólica ortodoxa. Al día siguiente participaron de una charla sobre el film.
 
El después
Lo que cambió en la iglesia tras el escándalo

En 2001 frente a los casos de abusos sexuales por parte del clero,  el papa Juan Pablo II emite un motus propio (Sacramentorum sanctitatis tutela) que entre otras cosas modifica procedimientos dentro de la Iglesia para evitar el encubrimiento o minimización de los casos. “Cuando llega una denuncia, el obispo eleva la situación a la Santa Sede para que siga una forma de juicio sumario, y mientras tanto, se suspende el estado clerical, es decir, que el acusado ya no puede ejercer el sacerdocio en ningún caso hasta tanto se esclarezca la situación”, explica el padre Martín Aversano, doctor en Derecho Canónico y juez del Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Tucumán.

Otra modificación introducida a partir de los últimos delitos cometidos por sacerdotes es que nunca se podrá pedir a las víctimas que mantengan el secreto sino que pueden difundirlo e ir a la justicia. “En el caso de que las víctimas sean niños que no tienen familia, la Iglesia   toma su representación y acude a la justicia. Pero si la víctima no quiere exponer su caso la iglesia no la obliga, pero sí procede puertas adentro contra el posible agresor, que no podrá ejercer como sacerdote en ningún templo hasta que se aclare su situación”, explicó el sacerdote.

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