Cara de crisis
Se nota en los actos públicos y en las reuniones privadas: los políticos tienen cara de crisis.

Esta vez no es sólo una cuestión de plata. Una imbricada sucesión de conflictos en los poderes del Estado mantiene en vilo al común de la dirigencia. La Legislatura aportó dos escándalos con final abierto a este escenario: el caso de las valijas millonarias para “ayudas sociales a personas” -que incluye a oficialistas y a opositores-, y la detención -y posterior suspensión- del kirchnerista Emiliano Vargas Aignasse por tenencia de marihuana y por tratar de eludir un control policial. Como si en el espejado edificio de Muñecas 951 tuvieran poco, hasta allí también llegaron las esquirlas por el procesamiento del gobernador Juan Manzur en la causa “Qunita” y por el dilatado conflicto -una especie de todos contra todos- en el Poder Judicial.

Por el caso “Qunita”

El vicegobernador Osvaldo Jaldo, único usuario de la lapicera de la Legislatura, se movió rápido para aplacar las llamas en el recinto por el caso “Qunita”. En la sesión del jueves pasado, la oposición soltó críticas y hasta pedidos de licencia, aunque se abstuvo de plantear un juicio político contra el primer mandatario procesado en la historia de la provincia. Desde las bancas del bloque oficial “Tucumán Crece” salieron voces en defensa del ex ministro de Salud de Cristina Fernández. Pero, por lo bajo, varios “compañeros” admiten su preocupación. Sospechan, a la distancia, que el juez federal Claudio Bonadío no desistirá en su acusación.

Jaldo se dedicó también a recuperar peronistas. Sacó a pasear la ambulancia de la Legislatura por la capital y encontró varios heridos: Esteban Dumit, Rosa Augier, Eloy del Pino y Luis Marcuzzi, entre otros, habrían sido incorporados a las filas legislativas. En la nómina estaría incluso el ex legislador Pedro Balceda, quien había denunciado al tranqueño en el fuero penal por un presunto fraude en el uso de transportes escolares cuando era ministro del Interior. El principal rédito que le traerá este salvataje al oficialismo es el debilitamiento del rival: “Lo que importa ahora es la unidad del peronismo, que nadie quede afuera”, se lo escuchó decir al titular de la Cámara en una reunión. Este es un rasgo que caracteriza al ex ministro alperovichista: a la hora de construir, cimienta sus bases en la tropa, hacia abajo. Manzur, con su estilo, edifica la mayor parte de su poder hacia arriba. Por ejemplo, cuentan que Máximo Kirchner se alegró al enterarse de que su asesor en Diputados y jefe de La Cámpora en Tucumán, Jesús Salim, se había sumado al manzurismo. El ex legislador k está lanzando una agrupación interna en el PJ local. Se llamará Peronismo para la Victoria, y apoyará a Manzur.

Por los magistrados

La Legislatura también actuará por la candente crisis judicial. La comisión de Asuntos Constitucionales e Institucionales recibiría mañana a abogados colegiados. Además, Jaldo anunció que el cuerpo retomará a partir del 1 de marzo el anteproyecto para la reforma íntegra del Código Procesal Penal de Tucumán. Tras un trabajo de dos años de una comisión especial, esa propuesta junta telarañas en algún despacho.

Por ellos mismos

El fuego también quema por dentro en la Cámara. El caso de las valijas no está cerrado. El juez federal Daniel Bejas, recién reincorporado, debe decidir si avala el dictamen del fiscal federal Pablo Camuña. El representante del Ministerio Público no descartó la comisión de delitos en el manejo de más de $ 500 millones para “ayudas sociales a personas”, pero consideró que la pesquisa debía avanzar en el fuero local debido a que los fondos eran de origen provincial. El fiscal de Instrucción Washington Navarro Dávila, a cargo del expediente en los tribunales locales, no ha difundido en estos tres meses y medio que la investigación haya tenido avances de importancia. Hoy, el peronista disidente Oscar López se presentaría a ratificar la denuncia ante Navarro Dávila, cuyo jefe es el ministro fiscal Edmundo Jiménez, padre del ex legislador peronista Reinaldo Jiménez, quien percibió -al igual que toda la composición anterior- los famosos “gastos sociales” hasta octubre del año pasado.

Aunque la cuestión arde, en la Legislatura siguen usando esos fondos discrecionales. Quizás no lleguen en valijas, pero ya se habría fijado el monto anual en $ 150 millones -la cifra original que había presupuestado la gestión anterior era de $ 220 millones-. Lejos está el número de los más de $ 500 millones ejecutados como “ayudas sociales a personas” durante el último año de Manzur en la Cámara. Sin embargo, y aunque en 2016 el sistema de “subsidios” sea modificado, cada día saldrán en promedio más de $ 400.000 del espejado edificio legislativo. Pero el clima de tensión institucional hace que hasta los más afortunados tengan cara de crisis.

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