Desacuerdo para el Bicentenario
¿Cuál es el colmo del intendente de la Ciudad Histórica de los argentinos, electo por el Acuerdo para el Bicentenario y en el año del Bicentenario? No asistir al lanzamiento de la imagen oficial para las celebraciones por el Bicentenario de la Independencia.

Los últimos 10 días sacaron a relucir la imagen más inmadura de la dirigencia política. La secuencia involucra al presidente, Mauricio Macri; al gobernador, Juan Manzur; al jefe municipal de la capital, Germán Alfaro; y a legisladores. Todos, en mayor o en menor medida, dejaron en claro que la Nación cumplirá 200 años, pero que los responsables institucionales se preparan como si se tratase de una fiestita infantil.

Ninguneo presidencial

El viernes 5, Macri llegó a Tucumán sin siquiera avisarle a Manzur y dejándole en claro que, aunque no ganó, su gobernador paralelo en esta provincia es el radical José Cano. Aquel día, el Presidente anunció el aumento del corte de etanol en los combustibles para beneficiar a la principal industria tucumana. No sólo mandó a un rincón al mandatario, sino que hasta dispuso que ni siquiera hablara durante el acto.

Todo por un logo

Lo insólito ocurrió el jueves, cuando el Gobierno presentó en la Casa Histórica el logo del Bicentenario y presentó formalmente la canción compuesta para la celebración. En lugar del acto en sí, de lo que más se habló fue de la ausencia del intendente capitalino.

Hace poco menos de un año, también en ese solar patrio, Alfaro formaba parte central del lanzamiento del opositor Acuerdo para el Bicentenario, que entre otras premisas se anunciaba como la instalación de un espacio superador, conciliador y de diálogo. ¿Qué pasó en este tiempo? El faltazo del peronista disidente puede tener algunas explicaciones, pero la más trivial es la que encuentra mayor asidero.

Alfaro quedó molestó con la Provincia porque, según afirman en la Municipalidad, le había llegado el compromiso de algún funcionario de la Casa de Gobierno de que se iba a usar la imagen creada por la Intendencia para el Bicentenario. Al final, cuando se enteró que el Poder Ejecutivo había dispuesto usar otro logo, el intendente se sintió desairado. De hecho, un día después, se encargó de exteriorizar su enojo: “No fui a la presentación porque tenía otras actividades. Sin embargo, nosotros también tenemos nuestro logo. Permítanme, sin ser soberbio y con un poco de humildad: creo que el nuestro es más lindo”.

A lo Quico en la vecindad del Chavo, así se dirime la rivalidad política entre el intendente y el gobernador. Alfaro viene molesto, con razón, porque ya había recibido un desplante del PE: no es posible que la ciudad cabecera de los festejos no integre el Ente Provincial encargado de las celebraciones. Pero si el intendente y el gobernador van a llevar su pelea a ese plano, lo que menos transmiten es seriedad ante la sociedad.

José sigue siendo el rey

Manzur no conduce. La afirmación se extiende y se repite entre dirigentes oficialistas. Y el gobernador, en lugar de dar indicios de que se trata de una sentencia equivocada, parece fortalecerla a cada paso que da.

Esta semana exhibió en dos ocasiones su dependencia hacia José Alperovich. La primera tuvo lugar con la elección del defensor del Pueblo: le preguntó al ahora senador si tenía algún nombre previsto o alguna preferencia, antes de darle un empujón anímico al ex legislador Fernando Juri Debo para que se lanzara a esa carrera. Hasta los legisladores consultaron a Alperovich si es que era cierto que no tenía ningún interés en ubicar a alguien como ombudsman. El segundo hecho se dio el miércoles, cuando sin anunciarlo -como lo hace habitualmente- Manzur emprendió viaje por la tarde hacia Buenos Aires. Junto a él voló en el avión de la Provincia Alperovich, el único que sí tenía actividad oficial en la Capital Federal: la sesión extraordinaria pedida por el macrismo. El jueves por la mañana, Manzur sólo hizo pública una reunión con un directivo del Banco Nación, de la que no surgió nada concreto. La pregunta es inevitable, ¿viajó sólo para que Alperovich pudiera usar el avión estatal?

Cada vez son más los manzuristas que admiten que es tiempo ya de que el gobernador sea firme, especialmente en cuanto a su relación con Alperovich. Estos mismos dirigentes entienden que la primera muestra de fortaleza que podría dar sería un recambio en el gabinete, aún con resabios alperovichistas. Claro que Manzur necesita exhibir ante Macri los votos del senador y de su compañera, Beatriz Mirkin, en la Cámara Alta. El equilibrio, entonces, será difícil de lograr.

Asunto de la Cámara

En la Legislatura hay una frase que Manzur pronunció en enero y que quedó grabada. “Es un asunto de la Legislatura”. Así se desentendió el gobernador del escándalo protagonizado por el legislador Emiliano Vargas Aignasse, detenido con marihuana al intentar evadir un control policial en Santiago del Estero.

Los oficialistas consideran que Manzur los dejó solos con ese problema. Incluso el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, parece tener esa percepción, a juzgar por una frase que soltó apenas regresó de vacaciones: “el gobernador dijo que este asunto (el análisis del comportamiento de los parlamentarios), corresponde a la Cámara”, planteó, para justificar que hayan instado a Vargas Aignasse a pedir licencia.

De hecho, ese hubiera sido la alternativa cantada en la sesión del jueves para salir del bochorno. Pero el descargo público que hizo en Facebook el peronista -luego borrado- enardeció nuevamente a sus pares y avivó la posibilidad de una suspensión. ¿Si no hay enfermedad cuál es el motivo de la licencia? La Constitución sólo prevé estos permisos para desempeñar un cargo o función en otro poder del Estado (artículo 61).

Soberbia, caprichos, egos y chiquilinadas. Falta mucho para celebrar los 200 años de madurez política.

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