Acechados por el fantasma de lo imposible

Acechados por el fantasma de lo imposible

CARTOGRAFÍA DE LA NAPA. El estudio, realizado por el ingeniero Franklin Adler en 1993, muestra (en violeta) la zona de la napa casi superficial, donde se construyen los túneles de Mendoza y Córdoba. FOTO DE ARCHIVO CARTOGRAFÍA DE LA NAPA. El estudio, realizado por el ingeniero Franklin Adler en 1993, muestra (en violeta) la zona de la napa casi superficial, donde se construyen los túneles de Mendoza y Córdoba. FOTO DE ARCHIVO
“La palabra imposible no existe en el idioma francés” (”impossible nést pas français”) Napoleón

La parálisis de la obra de los túneles de las calles Mendoza y Córdoba, entre Suipacha y Marco Avellaneda, pone en el tapete una de las convicciones sociales tucumanas (también argentinas, por cierto) de que no tenemos derecho a hacer cosas ambiciosas y que en esas empresas estamos destinados al fracaso. Como si tuviera razón Jauretche cuando dice que “las zonceras son principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia -y en dosis para adultos- con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido”. ¿Será cierto? Basta recordar cuando en los años 80 Fernando Cortés, ministro de Economía de Fernando Riera, esbozó la idea de hacer un subterráneo que uniese Yerba Buena con la Banda del Río Salí. Después sería Rafael Bulacio, intendente de la capital en los 90, quien sugirió hacer un tren elevado que surcara la avenida Mate de Luna. Esas ideas ni siquiera se debatieron en serio: aunque muchísimas ciudades del mundo han sido excavadas en sus entrañas para hacer cientos de kilómetros de cuevas para cloacas y trenes (el underground de Londres data de 1863) acá no se puede. No hay plata. No hay proyecto. Ni soñarlo.

Esa misma impresión aparece cuando se habla de hacer obras bajo tierra en Tucumán. La maldita napa freática alta -que obliga al Banco Nación y al Correo a tener una bomba permanente extrayendo el agua- lleva directo a la imposibilidad. Hace unos años el empresario Jorge Rocchia Ferro planteó hacer cocheras subterráneas para su hotel bajo el parque 9 de Julio (como se hace en las plazas de Buenos Aires). No prosperó. El urbanista Julio Middagh también tiene un proyecto para hacer cocheras subterráneas en el centro tucumano y aliviar la crisis de estacionamiento. Nadie le llevó el apunte. Los edificios que se construyen se hacen con entrada con escaleras para que la planta baja esté un tanto elevada, de modo que las cocheras subterráneas no estén tan hundidas. La napa freática manda en Tucumán.

Obsesión de Alperovich


Cuando el ex gobernador José Alperovich -que estaba obsesionado con hacer, en el cinturón ferroviario, el Puerto Madero tucumano- logró destrabar la oposición del ferrocarril, apareció el proyecto de los túneles que desafiaban la napa freática. A Alperovich y a su ministro de Obras Públicas, Oscar Mirkin, no les importó que en dos años más vaya a desaparecer la playa de maniobras, que es la principal traba para abrir el cinturón ferroviario.

Se sabe que cuando se traslade la playa a Cevil Pozo ya será posible abrir las calles Córdoba y Mendoza. Pero no. Alperovich quería su Puerto Madero, con túneles y puentes peatonales para jerarquizar una zona degradada. Y de paso le daba trabajo a una de las empresas estrella de la década ganada, Ingeco, que junto con Tensolite, se quedó con la obra de 50 millones de pesos mediante “licitación privada con precio tope más ajuste alzado”. Es decir que fue la elegida por el Gobierno para hacer la obra.

Las críticas a los túneles y los puentes fueron por las sospechas de gasto inútil (crítica racional) y por la sensación de imposibilidad frente a la napa freática (crítica emocional). Y ahora hay una especie de confirmación de esa sensación. La obra fue “neutralizada” por el Gobierno hasta que la empresa encuentre la forma de evitar las filtraciones

Explicaciones del subsecretario de Obras Públicas, Fernando Baratelli: “El problema es que la empresa no logró que las paredes sean lo suficientemente impermeables. La sociedad no nos va a aceptar un túnel con filtraciones”.

- ¿Pero no se aclaró en el contrato que era una zona con napa alta y que además ese sector, que está muy cerca del puente del Central Córdoba, se inunda con las lluvias?

- “No tienen nada que ver las lluvias. No se confunda. Son filtraciones de la napa. La técnica empleada no fue suficiente. Pero es normal que haya filtraciones. Incluso vineron expertos de los subterráneos de Buenos Aires. Ahí también hay filtraciones”.

Aunque aparentemente no tienen que ver las lluvias, estas han sido la principal excusa de las empresas para pedir prórrogas del contrato firmado en enero de 2014 (con ocho meses de plazo) hasta llegar a hoy con el drama de las filtraciones. Así consta en los informes del Tribunal de Cuentas, que es el que intimó al Gobierno a emplazar a la empresa a dar soluciones definitivas: “los serios problemas de filtraciones subsisten, por lo que resulta indispensable y urgente una solución definitiva para obtener la impermeabilidad del túnel (de la calle Córdoba)” (...) el túnel de la calle Mendoza acusa los mismos problemas de filtraciones”, dice en el acta acuerdo del 5/2. Por no mencionar la crítica del acta acuerdo del 4/6/15, en la que “se observan desprendimientos en la capa de recubrimiento de las armaduras de las placas verticales (...) se observa que esta ‘desagregación’ continúa hasta las capas más profundas afectando las masa del H° de las placas, con la consecuente pérdida de resistencia...”.

Explicaciones del inspector de obra Adolfo Rodríguez, que controla por parte del Gobierno: “Son asuntos propios de la estructura sumergida. La gente piensa que el hormigón es impermeable. Pero no, es una esponja. Es un problema más que nada estético. Hay instalaciones de bombeo. Nada más que se pretende que tenga una estética adecuada”.

Tanto él como Baratelli agregan que la otra demora que surge es del ferrocarril. “Hay un cargador de combustible que no se mueve y por eso no se puede terminar la obra. Ferrocarriles es muy complicado. Cambia la conducción todos los días” (Rodríguez)

- ¿Pero no se firmó un convenio con ferrocarriles estableciendo los plazos? ¿No les reclamaron?

- “Los ferrocarriles son así” (Baratelli).

“Las técnicas empleadas no fueron suficientes”. ¿Qué diría Jauretche a esta explicación? ¿Se puede trabajar en medio de una napa freática o no? Los que hicieron el túnel debajo del Canal de la Mancha sí pudieron. Los que hicieron todos los subterráneos también pudieron. En “El fantasma de la Opera”, novela gótica de Gastón Leroux, situada en el teatro Ópera de París, se cuenta que Erik, el fantasma, era un experto ingeniero que vivía en el subsuelo del teatro, en cuevas inundadas por la napa freática. De hecho, la construcción del teatro (inaugurado en 1875) se demoró ocho meses en su momento debido a que la napa freática parisina era muy alta. Hicieron un lago y pusieron bombas, hace 141 años. Sobre ese lago está asentado el fastuoso teatro, y junto a él pasa el metro, que en algunas zonas de París circula a unos 20-40 metros de profundidad. En Tucumán también tenemos otro lugar donde la napa planteó desafíos: el Pozo de Vargas. El ingeniero Sergio Pagani, decano de Ciencias Exactas y a cargo de la cátedra sobre estructuras del subsuelo, dice que en ese pozo -en medio de una napa freática- se hicieron paredes separadoras y se trabaja con bombas. Sí se puede usar técnicas eficientes.

Informes sobre la napa en San Miguel de Tucumán sí había. En 1993 el ingeniero Franklin Adler hizo un estudio de napas del centro capitalino para el Conicet, el Ciunt y el Consejo de Ciencia y Técnica del Gobierno de Tucumán (Cocytuc). “Se sabe muy bien cómo es la napa en esa zona -dice Adler-. No puedo creer que no hayan sabido que hay napas freáticas altas. Nosotros instalamos en el área central freatímetros y un freatígrafo que mide las variaciones de la napa y las va registrando cada hora. Hice una cartografía de la napa”.

Los túneles están tapados con chapas y la obra detenida. Cuando uno quiere mirar y sacar fotos, aparecen guardias que gritan “¡No puede sacar fotos!”

- ¿Por qué? Es una obra pública que pagan todos los tucumanos, incluso usted. ¿Por qué?. -”Porque está prohibido. Va a tener que borrar las fotos de su celular”, dice el guardia, con poca convicción.

En la esquina de Córdoba 1.199, el gomero reniega con la obra: “se inunda cada vez que llueve. Hay que decirle a José Jorge que entre al túnel con su auto cuando llueva, y si logra salir, que vayan todos en cana”.

La empresa tiene un plazo breve (no se sabe cuánto) para solucionar un problema que para el Gobierno es más que nada estético. Adler dice que todo parece responder a la tónica de un Estado que se preocupa fundamentalmente por lo que se ve, por encima de lo funcional y sin considerar las consecuencias a medir en años, décadas o centurias (un puente en Europa dura centurias). Un ejemplo -dice- es el puente sobre el río Jaya que se cayó en 2015, dos años después de construido en Alpachiri. Y los responsables de Vialidad que lo construyeron siguen en sus puestos. “Es un ejemplo del manejo mediocre del Estado. Otro son las cloacas. Ningún gobierno como los de la última década hizo tantas cloacas. ¿Cómo las hizo? Mal. Por eso están los líquidos cloacales en las calles”. Y critica que ningún político ha planteado una reforma del Estado en serio, para cambiar la forma de hacer las cosas. Es el Estado el que debe definir cómo seremos en los próximos años y orientar el desarrollo y la infraestructura. “Lo que nos falta a los argentinos -dice Pagani- es hacer proyectos a largo plazo, hacerlos realidad y sostenerlos. Los proyectos, aunque cambian las condiciones, te van marcando un eje”.

En opinión de Adler, no nos acecha el fantasma de la Opera, sino el fantasma de la mediocridad del subdesarrollo, que acaso haya inspirado las zonceras argentinas de las que habla Jauretche. Dicho sea de paso: en “Los Miserables”, Víctor Hugo, al hablar de las cuevas, catacumbas y cloacas del París subterráneo, dijo que son “la conciencia de la ciudad”, porque dentro de ellas todos los seres humanos parecen iguales.

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