Esperan en grupo el ómnibus para evitar ser asaltados

Esperan en grupo el ómnibus para evitar ser asaltados

Los jóvenes telefonistas contaron que ahora los ladrones les roban las credenciales para simular ser uno de ellos y asaltarlos.

EN GRUPO. Los telefonistas no se animan a esperar solos el ómnibus. EN GRUPO. Los telefonistas no se animan a esperar solos el ómnibus.
13 Febrero 2016
La violencia parece haberse apoderado de las primeras cuadras de la avenida Adolfo de la Vega. El martes 2, en pleno mediodía, pasaron varios móviles de la policía intercambiando disparos con cuatro delincuentes que escapaban en un auto. En la esquina de San Lorenzo, el agente Juan José Vides recibió un balazo en la cabeza. Nueve días después, a dos cuadras de ese lugar, el agente Gonzalo Ávila se enfrentó a tiros con un ladrón.

Los vecinos, comerciantes y empleados que trabajan en la zona quedaron atemorizados ante tanta violencia. Sin embargo, aseguraron que esto no es nuevo, sino que los robos son moneda corriente a lo largo de esa avenida. No hay comercio que no tenga rejas y los cientos de jóvenes que trabajan en los dos call centers que hay en la zona son el blanco predilecto de asaltantes y arrebatadores.

“La inseguridad es tremenda acá, desde siempre”, advirtió Claudia Nadal, una joven que trabaja desde hace cinco años como telefonista. “Siempre ha sido inseguro, hay robos todos los días y en cualquier horario”, agregó. Según contó Nadal, no sólo les quitan las carteras y los celulares, sino que también se animan a llevarse las motos que dejan estacionadas los empleados en la puerta de la empresa.

Otra empleada de un call center, María Belén Medina, alertó sobre una nueva modalidad delictiva. Dijo que los ladrones les quitan las credenciales que suelen llevar colgadas en el cuello los empleados. “Después vos los ves en la calle, te confiás en que es uno más y te agarran”, explicó. “No se puede creer que con dos empresas grandes que hay acá, con gente que sale y entra todo el tiempo, la zona esté liberada. Los delincuentes ya nos tienen marcados y conocen nuestros horarios. A una chica le robaron todo el otro día y después estaba en la parada del colectivo, pasó el ladrón y la saludó”, contó, indignada.

Buscan refugio

Los comercios que funcionan en Adolfo de la Vega al 300, frente a los call centers, se convierten en un refugio para los jóvenes telefonistas cuando cae el sol. Joaquín Almaraz, quien tiene una forrajería en esa cuadra, dijo que de noche salen los empleados en grupo y se quedan en algún drugstore de la cuadra. “Cuando ven que ya está viniendo el colectivo, recién salen y se van a la parada”, indicó.

En el caso de Almaraz, lleva pocos meses en la zona. Si bien no sufrió ningún asaltó, dijo que suelen romperle el vidrio de la puerta o robarle las escobas que tiene exhibidas en la vereda. “Está fea la zona. Siempre escucho los gritos de las chicas, que les arrebatan el celular en la esquina. Cuando no les pueden sacar la cartera, porque algunas se resisten, las empujan, les pegan o las ramean”, señaló.

Como Almaraz vive al lado de su negocio, cada vez que reúne algún dinero lo lleva a su casa para que no se lo quiten los ladrones. “Acá se puede atender a través de las rejas nomás, es imposible. Se ven policías en la calle, pero después de las seis o siete de la tarde desaparecen o pasan cada tanto y no alcanza”, comentó el comerciante.

En la vereda de un call center, un vendedor de libros advirtió: “a mí me van a tener que matar si me quieren robar”. Y opinó: “cómo no va a ser inseguro si los delincuentes saben que los policías no les pueden pegar. ¿Qué va a hacer el policía si sabe que después lo van a meter preso?”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios