“Me tiraron a matar en la calle por dos pesos”

“Me tiraron a matar en la calle por dos pesos”

El taxista Héctor Díaz llevaba a una pasajera cuando le dispararon a la cara; la bala quedó a dos centímetros de la columna vertebral Cuando sintió el impacto, la víctima estaba dada vuelta; si hubiera estado mirando hacia adelante, el balazo le habría pegado en la frente

HERIDO. La víctima muestra adónde tiene alojada la bala que le dispararon. la gaceta / foto de antonio ferroni HERIDO. La víctima muestra adónde tiene alojada la bala que le dispararon. la gaceta / foto de antonio ferroni
12 Febrero 2016
“Pude haber quedado cuadripléjico. Gracias a Dios la bala no tocó ningún órgano vital. Para mí, tiraron a matar en la calle por dos pesos”, cuenta Héctor Pablo Díaz, desde su casa. Allí espera que baje la inflamación para que puedan extirparle la bala que le penetró el pómulo ayer a la madrugada, cuando llevaba a una pasajera en su taxi.

“En avenida Alem me hizo seña una chica con una bebé. Subió. Cuando tomamos la calle Miguel Lillo vi que había un grupo de gente debajo de un árbol. Al pasar sentí el impacto, que vino de frente. Miré el parabrisas y pude ver un agujero. También sentí sangre en el rostro, así que aceleré”, relata Díaz.

“Me tapé con una toalla y la llevé a la chica. Me iba a ir a mi casa pero en el camino encontré una camioneta de la Policía. Ellos se encargaron de llevarme al CAPS Villalonga. Ahí me derivaron al Hospital Padilla”, agrega.

En el hospital, los médicos pudieron comprobar que el taxista aún tenía la bala en el cuerpo, pero no se la pudieron sacar por la hinchazón del impacto. También le aseguraron que el proyectil quedó a dos centímetros de su columna vertebral.

Un segundo antes de que le dispararan, Díaz hizo algo que le salvó la vida. “Estaba conversando con la pasajera, por eso di vuelta la cabeza. Si no hacía eso, el balazo me pegaba en la frente. Por eso mismo no pude ver a la persona que me disparó”.

Para la víctima, esta no es una situación extraña. “Esto nos pasa a los taxistas todo el tiempo. En todos los puentes nos tiran piedras. Incluso en el hospital me dijeron que la semana pasada llegó un taxista con siete puñaladas”, denuncia. Sin embargo, no tiene miedo. “Cuando uno quiere trabajar, pierde el temor”.

Precarización

En la casa del taxista baleado también se encontraba Julio Mendoza del Sindicato de Peones de Taxis, quien afirmó que “los asaltos a los choferes ocurren todos los días. A algunos los apuñalan, a otros les pegan tiros. No todos los casos llegan a los medios porque algunos no son denunciados. Lo que ocurre es que el 80% de los choferes está en ‘negro’, y por esta situación de informalidad no quieren ir a las comisarías ni dar a conocer el hecho para no tener problemas con los dueños de los automóviles”.

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