Llegada a Tafí en 1919

Llegada a Tafí en 1919

Una crónica del periodista Rodolfo Romero

ARRIBO DEL JINETE. Fotografía inédita de un aficionado, captada en Tafí del Valle en la década de 1920.  la gaceta / archivo ARRIBO DEL JINETE. Fotografía inédita de un aficionado, captada en Tafí del Valle en la década de 1920. la gaceta / archivo
En “Caras y Caretas” de octubre de 1919, Rodolfo Romero narraría su llegada a Tafí del Valle, luego de un azaroso viaje a caballo por sendas de montaña y cruzando ríos, única posibilidad de cubrir ese trayecto por entonces.

“De golpe, se encuentra la expedición en el valle de Tafí. Abundan los lirios rojos y azules, los sauces y las quintas. Se marcha junto a las largas pircas, puro esfuerzo indio y provisión guerrera, y al fin se está en la población”, escribe Romero.

En el almacén se arma la tertulia. “A la noche se baila. Los músicos son dos: un violín y un bombo. Se bailan chacareras y chilenas. Son bailes hermosos, que las tucumanas bailan con gracia”, cuenta.

“Una tucumana pequeñita, de ojos ladrones, levemente ceceosa como una andaluza, coge la guitarra y canta una tonada: ‘No sé qué tienen las flores/ las flores del camposanto/ que cuando las mece el viento/ ¡mi vida!/ parece que están llorando./ Cuando yo de ti me aleje/ y sientas un aire frío/ no le eches la culpas al viento/ ¡mi vida!/que son los suspiros míos”…

Después, los viajeros se van a dormir. “Comienza a la mañana siguiente el programa de largos paseos, de excursiones, de cacerías de vicuñas y llamas. Se come cabrito y sabroso queso, queso de Tafí, que aquí cuesta un ojo de la cara y que allí se regala. Se come a todas horas y a nadie hace daño”. La temperatura “oscila entre los 12 y 20 grados: es decir, se vive. Se siente el placer de vivir”. En suma, “Tafí del Valle es un paraíso. Cuando se vuelve, regresa uno sano de cuerpo y de espíritu y muy dado a la risa estrepitosa”.

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