07 Febrero 2016
DUELOS, LOCURAS Y ROBOS. El autor Daniel Balmaceda ofrece un tour que enseña que no todo en la Historia es como parece.
Historia
ESPADAS Y CORAZONES
DANIEL BALMACEDA
(Sudamericana – Buenos Aires)
La portada de la reedición de este volumen sugiere un equívoco: la figura de una pareja (aparentemente San Martín y Remedios de Escalada) está dibujada con la estética de las tapas que promocionan a las novelas históricas románticas, tan populares últimamente.
Este libro, publicado por primera vez en 2004, no parece, sin embargo, tener como objetivo la ficcionalización de personajes desde adentro de sus subjetividades, ni indagar sobre nuevas versiones amorosas y silenciadas. Su enfoque de la representación histórica es diferente. Se trata de 91 narraciones cortas, que se leen sin hilación, independientes, sobre “perlitas” que nuestro relato nacional pasó por alto: hechos y anécdotas que nos permiten conocer sucesos curiosos, originales, algunos tan desopilantes e inverosímiles que solo cabe que sean reales.
El autor, Daniel Balmaceda, se formó como historiador y se ubica en la posición de un divulgador histórico y periodista cultural. Trabajó como editor de las revistas Noticias, El Gráfico, Newsweek, entre otras, y es columnista del diario La Nación.
¿Puede ser que el Delfín de Francia haya vivido en el Río de la Plata, y sea el arquitecto que terminó de construir la Catedral de Buenos Aires?, ¿y que su propio hijo haya diseñado la Catedral de La Plata, antes de que lo envenenaran? ¿O que el documento más importante en la formación de nuestra nación-estado, el Acta de la Independencia, rubricada en 1816, haya desaparecido? Los fieros guerreros de las batallas independentistas se impresionaban con la vista de la sangre; el fundador de la Armada, Guillermo Brown, tenía fobias y pánico a los truenos.
En general, el énfasis está puesto en las cualidades antiheroicas de los protagonistas, en todo aquello que los acerca al “factor humano” y a su representación fáctica. No hay intentos de interpretar en profundidad cuestiones como el vínculo entre el mito, o los discursos de autoconstrucción, y la falta de correlativos empíricos, como es el caso del “sillón de Rivadavia”, que nunca existió, al menos no como objeto, al igual que la pregunta que nos quedó marcada a fuego: “¡El pueblo quiere saber de qué se trata!”. Los hechos se presentan de modo directo y ameno. Son narrados para el conocimiento y el asombro. Las fuentes están debidamente consignadas al final de la edición.
© LA GACETA
María Eugenia Bestani
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