Ilusión en San Martín: “el ascenso es el objetivo”

Se sabe: el uruguayo medio lleva un termo y un mate como apéndices de su cuerpo. Y Jorge Zambrana no es la excepción a esta regla: sólo deja su equipo matero durante los entrenamientos y durante los partidos. Oriundo de Montevideo, la capital del país vecino, este enganche que en poco menos de un par de meses cumplirá 30 años es el último refuerzo de San Martín.

“Es un jugador distinto; se nota que tuvo roce internacional y que jugó en clubes grandes”, elogió el técnico del plantel, Sebastián Pena. En efecto, según el propio Zambrana contó a LG Deportiva, no sólo jugó en Peñarol -uno de los grandes de Uruguay-, sino que campeonó con ese equipo, lo que le abrió las puertas para emigrar.

No obstante su experiencia foránea, esta es la primera vez que Zambrana viene a jugar a la Argentina. Armó el bolso y recorrió en soledad los 1.428 kilómetros que separan Montevideo de San Miguel de Tucumán; allá quedaron su esposa y sus dos hijos, de 9 y de 7 años. “Ellos ya arrancan la escuela, y traerlos acá significaba un cambio muy grande; ya vendrán de vacaciones”, explicó. Admitió que será duro no tener a su familia cerca, pero destacó que la calidad humana del plantel ayuda a sobrellevarlo. “Siempre que uno está afuera extraña. Pero bueno, somos futbolistas, pasamos por esto, y estamos haciendo lo que nos gusta, que es fundamental. Y cuando se tiene un plantel como este, que es un muy buen grupo, muy alegre, se lleva un poco mejor esa angustia”, expresó.

En principio, Zambrana no ingresaría entre los titulares; al menos en el amistoso que mañana el “Santo” jugará contra Vélez de San Ramón, de Santiago del Estero (ver aparte). No obstante, Pena no descarta que pueda terminar ocupando un lugar en el 11 inicial. “Yo tengo un esquema, pero este puede variar. Él está en condiciones de ser titular”, señaló el DT.

- Contanos de tu carrera futbolística...

- Me inicié en River Plate de Uruguay, cuando tenía 13 años. Allí hice todas las inferiores y a los 20 debuté en primera. A los tres años tuve la gran suerte de pasar a Peñarol, que es el grande de allá; con ese equipo salí campeón uruguayo y, gracias a eso, pude irme a Venezuela. Luego volví a mi país; jugué en Danubio, un equipo de los llamados ‘chicos’, donde también salí campeón. Luego pasé a Fénix, y en el último semestre estuve jugando en Boston River, un club de la segunda división de allá.

- ¿Qué te sedujo de venir a San Martín?

- Lo primero que hice cuando me surgió esta posibilidad de venir acá fue hablar con colegas, compañeros que han jugado en San Martín. Ellos me han dicho lo que es como institución, y lo que es la hinchada que tiene, que es espectacular. Y yo lo comprobé en estos clásicos que se han jugado: es impresionante. Y a veces esas cosas seducen a uno como para venir a conseguir las grandes cosas acá.

- Imagino que el objetivo principal es el ascenso...

- Sin duda, el ascenso es el objetivo; no hay otro. En la cabeza del plantel está subir lo antes posible. Ojalá que se dé ahora, en este semestre.

- ¿Qué puede esperar de vos el hincha de San Martín?

- Primero que nada, sacrificio; eso es fundamental. Y después, mis cualidades: soy un jugador rápido, bueno técnicamente, y también tengo llegada al gol.

- Además de la familia, por supuesto, ¿qué extrañas de tu país?

- ¡La yerba! El mate siempre está; pero lo malo es que no tengo la yerba de Uruguay, y la de acá no es igual; uno ya está acostumbrado a una yerba en particular. Pero bueno, ya se verá la forma de traerla...