Clemenceau en Santa Ana

Clemenceau en Santa Ana

Visita a Tucumán del gran político francés

EN EL INGENIO SANTA ANA. Casa de los propietarios, donde se hospedó Georges Clemenceau, en 1910. la gaceta / archivo EN EL INGENIO SANTA ANA. Casa de los propietarios, donde se hospedó Georges Clemenceau, en 1910. la gaceta / archivo
Del 20 al 25 de agosto de 1910, permaneció de visita en Tucumán el célebre político francés Georges Clemenceau (1841-1929). Dedicó varias páginas a la estadía en su libro “Notas de viaje a la América del Sud”.

Iba definiendo rápidamente la ciudad y la campaña, cuando se dirigía al ingenio Santa Ana, de Clodomiro Hileret. “Ciudad muy comercial. Paisaje accidentado. Altas montañas. Llanuras fértiles muy favorables al cultivo de la caña, del tabaco, de la naranja y de las más bellas flores. Grandes y nobles bosques que se devastan despiadadamente para alimentar a las fábricas”, escribía.

“Cultura constante de cañas hasta Santa Ana, donde M. Hileret, ido a la Argentina en un equipo de obreros para la construcción de los ferrocarriles, ha fundado un ingenio de azúcar, que le permitió -con la ayuda del régimen proteccionista- dejar a su muerte varios millones”. Agreguemos que Hileret falleció en 1909, y que sus hijos Edmundo y René conducían ya Santa Ana.

Allí, cuenta Clemenceau, “somos recibidos de manera magnífica en una hospitalaria casa, en la que se revela el gusto de un arquitecto parisién”. En nota al pie, añadía: “¿No es una sorpresa encontrar, en el patio de una casa de Tucumán, copias de los más bellos bustos del Louvre y de la Comedia Francesa?”.

“Parques y jardines artísticamente plantados, donde las langostas han dejado demasiadas huellas de su paso. Admiro particularmente las bellas especies de bambús y los falsos algodoneros con sus grandes bolas de plumón blanco en la extremidad de las ramas, donde el arrullo de una minúscula paloma gris da la ilusión de una dulce queja de niño…”

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