Otro atentado a la tradición

Otro atentado a la tradición

Los hinchas no aprenden: le cortaron el envión a San Martín cuando vencía bien a Atlético

INTERESANTE. Menéndez, que se anticipa a Cajaravilla, aportó la asistencia en el gol de “Pulguita”, el único del “decano”. la gaceta / foto de inés quinteros orio INTERESANTE. Menéndez, que se anticipa a Cajaravilla, aportó la asistencia en el gol de “Pulguita”, el único del “decano”. la gaceta / foto de inés quinteros orio
El arte del lo impensado a veces muere por factores externos. Muere por quienes, precisamente, van a la cancha a alentar al equipo de sus amores: los hinchas.

¿Había necesidad de abusar de la avivada criolla, de la cargada; de los petardos y las serpentinas, sabiendo que Pedro Argañaraz había amenazado con parar la pelota si desde los costados de la cancha no la cortaban? Obvio que no. O sea, si alguna vez se soñó con ver un clásico con ambas hinchas, ahora habría que ilusionarse con que los clásicos vuelvan a jugarse y no desaparezcan por tiempo indefinido.

Lo anoche fue un papelón, con perdón de la insistencia. Se tiró por la borda lo que insinuó con ser un partidazo repleto goles y emociones, en el que San Martín, por mérito propio, dominaba el resultado de lo que posiblemente hoy será el prólogo y final anticipado de la Copa Bicentenario. Es difícil separar el bochorno del juego, pero se hará el intento. La ley del fútbol dice que gol que se regala en un arco termina en el otro. Dicho y hecho. Cuando Atlético estuvo cerca de marcar con un lindo de cabezazo de Nicolás Romat, el “santo” salió bien desde el fondo, penal de Fernando Evangelista y gol de Viturro.

Hasta esos 10 minutos del primer tiempo, el dueño de casa desnudaba a una defensa improvisada que la pasó realmente mal cuando Evangelista fue lateral izquierdo. Demasiado débil atacando y defendiendo. De hecho, lo que le faltó atrás al “decano” le sobró arriba. Cristian Menéndez, Leandro González y Luis Rodríguez inquietaron con y sin la pelota. Incluso, tras toque de “Polaco”, “Pulguita” emparejó el marcador.

Atlético y San Martín eran picantes arriba y demasiado dulces y blandos atrás. ¿Y el medio? Fue un canal de paso donde no hubo que pagar peaje. Eso lo ratifica el 2-1 de San Martín, que tuvo pase libre y forjó, sin prisa, el 2-1. Caños varios, pase a Bucci y centro. Gonzalo Rodríguez cabecea a Lentini, pirueta y gol. Belleza.

Lástima que no se pudo ver más en el complemento. Desde la Bolívar le echaron más nafta al incendio y todo acabó. Argañaraz concretó la advertencia y suspendió el clásico. Una pena. Un bochorno. El clásico no merecía este final.

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