Un toque tucumano en las “casas apiladas” de Manhattan

Un toque tucumano en las “casas apiladas” de Manhattan

Juan Cruz Reverberi trabajó en la coordinación ejecutiva de un exótico edificio neoyorquino.

Un toque tucumano en las “casas apiladas” de Manhattan
16 Enero 2016
“Casas superpuestas y apiladas hacia el cielo”. Ese es el concepcto con el cual fue concebido el edificio de la calle Leonard al 56 de Manhattan (o 56 Leonard Street, por su nomenclatura en inglés). La estructura de 60 pisos se eleva 250 metros, lo que le permite tener una vista fascinante a los dos ríos que bordean la isla (el Hudson y East River) y al océano Atlántico.

El coloso fue diseñado por el estudio de los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, ganadores en 2001 del premio Pritzker, considerado el Nobel de arquitectura. Esa obra que antes de estar terminada ya es considerada icónica en el el horizonte de “La Gran Manzana”, tiene un toque tucumano. O más bien, varios toques y retoques, porque la firma encargada de concretar lo que estaba en los planos es Goldstein, Hill & West Architects. Y dentro de esa firma, el comprovinciano Juan Cruz Reverberi trabajó en la coordinación ejecutiva y constructiva, en contacto directo con la oficina neoyorquina de Herzog & De Meuron, además de ingenieros y de consultores.

56 Leonard Street fue diseñado desde el interior hacia el exterior, definiendo cada modulo espacial como píxeles que conforman la envolvente piel exterior del edificio. Es todo un contraste con otros rascacielos circundantes, ya que por lo general están caracterizados por superficies planas y monótonas”, detalla Reverberi a LA GACETA. Él llegó a Tucumán para pasar las fiestas de fin de año con su familia, y acaba de retornar a Estados Unidos.

El arquitecto tucumano precisa que el edificio cuenta con 145 unidades habitacionales, con una superficie que va desde los 130 a los 600 metros cuadrados. Tienen entre dos a cinco dormitorios y terrazas privadas. El 92% fue vendido en los primeros siete meses de construcción. Los precios -detalló- arrancan en los 3,5 millones de dólares hasta llegar a la valuación que convirtió a uno de los departamentos en el más caro del sur de Manhattan: 50 millones de dólares.

El edificio en sí brinda a sus habitantes 1.600 metros cuadrados de espacios de recreación, incluyendo un teatro, piscina, gimnasio y siete ascensores, algunos de los cuales son privados para los penthouses.

“Fue una experiencia fascinante en lo profesional poder participar en 56 Leonard Street. Además de haber sido diseñado por un premio Pritzker, pude involucrarme en diferentes fases del proyecto. Por ejemplo, la coordinación de tareas conjuntas con los diferentes equipos; el análisis de tareas ejecutivas y de construcción; la realización de observaciones y de propuestas de modificaciones orientadas a lograr mejoras en la tareas de ejecución de obra. Fue desafiante ya que la torre no responde a una tipología típica y, debido al nivel de complejidad del edificio, algunos de los consultores tuvieron que contratar a otros consultores para que juntos podamos resolver situaciones atípicas e imprevistas”, relató.

Reverberi puntualizó que, para anticipar y estudiar algunos de los problemas de diseño, se hizo un mock-up, “Consiste en construir en la afueras de la ciudad una fracción del edificio como si fuera un experimento o una maqueta a escala 1:1 de la realidad, para poder ultimar detalles”, destacó.

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