Un feroz sismo destruye el pueblo de La Poma durante la Navidad de 1930

Un feroz sismo destruye el pueblo de La Poma durante la Navidad de 1930

Según nuestro diario el movimiento, de norte a sud, fue violento y de 20 segundos, más o menos, de duración.

UNA NAVIDAD TRAGICA. Todos se aprestaban a festejar la venida del Niño Jesús cuando una serie de sismos tornó la alegría en dolor (arriba). En los días subsiguientes las imágenes mostrabam la devastación producida por el terremoto, mientras los tucumanos acercaban sus donaciones para La Poma. la gaceta / archivo UNA NAVIDAD TRAGICA. Todos se aprestaban a festejar la venida del Niño Jesús cuando una serie de sismos tornó la alegría en dolor (arriba). En los días subsiguientes las imágenes mostrabam la devastación producida por el terremoto, mientras los tucumanos acercaban sus donaciones para La Poma. la gaceta / archivo
03 Enero 2016
La madrugada del 24 de diciembre de 1930 fue trágica para el pueblo salteño de La Poma. Pocos minutos después de las 3 de la mañana la Tierra liberó sus energías con violencia. Un sismo de 6,4 puntos, equivalente a una explosión de más de 6.000 kilogramos de dinamita, destruyó el pueblo causando la muerte a 42 personas. LA GACETA del 25 de diciembre informaba sobre el desastre vivido por los pomeños, detallando que había 80 heridos y que unas 2.000 personas se habían quedado sin vivienda.

Según nuestro diario el movimiento, de norte a sud, fue violento y de 20 segundos, más o menos, de duración. La tapa, casi imitando los nuevos modelos de noticias de último momento, está poblada de pequeños textos que son las reproducciones de los cables telegráficos con información de lo ocurrido en el valle calchaquí salteño.

Entre tanta información sobre el dolor vivido en la vecina provincia, una nota editorial titulada “Dolor de hermano” señalaba: “LA GACETA se asocia en nombre del pueblo tucumano al dolor producido en el país y hace llegar a los hermanos en desgracia sus voces de aliento para que bien pronto se reconstruya la zona devastada, dando con ello ejemplo de que la adversidad de la naturaleza no es suficiente para amilanar sus viriles energías”.

Entre las noticias destacadas estaba el envío de una comisión de auxilio a cargo del doctor Apolo Premoli. Durante los días siguientes el diario informaba paso a paso lo que ocurría en la vecina provincia y los trabajos de rescate y auxilio de los heridos que iban aumentando: con el pasar de las horas ya habían llegado a los 120 de los 80 informados inicialmente.

El primer informe de Premoli señalaba_ “la mayoría de las casas del pueblo están caídas, quedando algunas que son imposible habitar”. Y agregaba: “los muertos son 33 hasta ahora, siendo imposible calcular a cuantos llegarán cuando se remuevan los escombros”.

Al mismo tiempo se anunciaba que los movimientos seguían en la zona pero sin la violencia del primero. En otra nota editorial, bajo el título “¡Aliviemos el dolor de los hermanos en desgracia!”, el diario pedía solidaridad a los tucumanos con los vecinos. Solicitaba: “que los habitantes de Tucumán se compenetren del dolor de los hermanos en desgracia y acudan, en la medida de sus fuerzas, a reparar el mal, en lo posible”.

La tapa del 29 de diciembre estaba coronada por el titular “Las primeras notas gráficas de la catástrofe” y se ven cuatro imágenes de la destrucción, el dolor y la muerte producidas por el sismo en La Poma. Además se anuncian nuevos temblores y que “Bajo el auspicio de LA GACETA inicióse la gran colecta popular”.

En estos tiempos de redes sociales, cuando cada persona es una fuente de información, el seguimiento de las noticias aparecidas en nuestras ediciones de los últimos días de 1930 y principios del 31 mostraban la importancia del telégrafo como herramienta de comunicación instantánea.

“Es intensa la labor del telegrafista”, titulaba LA GACETA un destacado, cuya volanta decía: “está constantemente al lado del aparato en pleno campo” (debido a que el sismo había destruido su oficina pero no cortado la línea, por lo que seguía transmitiendo desde el primer momento del hecho). El hombre en cuestión era Alejandro Flores, cuya foto podía verse hasta 1976 en una de las paredes de la oficina de la Comisión de Comunicación del Senado Nacional. La imagen lo mostraba en su precario puesto de trabajo durante las intensas jornadas posteriores al desastre.

La Poma debió ser trasladada un kilómetro al quedar destruida ese 24 de diciembre de 1930. A 85 años de aquella tragedia el caserío deshecho puede ser visitado aún, pero las leyendas urbanas aseguran que no es conveniente ir de noche poque todavía se escuchan gritos desgarradores y la experiencia puede alcanzar visos fantásticos.

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