El siglo de los fracasos
1916. De la Galería Monumental del Centenario sólo se puso la piedra basal. 1916. De la Galería Monumental del Centenario sólo se puso la piedra basal.
El 9 de julio de 1916 fue domingo. Soleado. Ese día LA GACETA publicó una edición de 32 páginas, lo habitual en las tiradas dominicales de esa época. El resto de los días las ediciones eran de ocho páginas.

El editorial de ese día, que en ese entonces se llamaba “Redacción”, se tituló “Patria”. Allí se hacía referencia a la necesidad de “reafirmar nuestro nacionalismo” y el sentimiento de patriotismo, como “única forma de suplir la falta de unidad étnica, que caracteriza a los países nuevos y de inmigración, como el nuestro”. “De lo contrario -advertía el texto- se malograría la obra grandiosa de los hombres de la revolución de Mayo y del congreso de Julio, por lo menos en lo que al concepto de patria se refiere”.

Sobre el centenario de la Independencia, LA GACETA ocupó varias páginas ese día. Dos para rememorar día por día lo que ocurrió en julio de 1816, y una página completa para contar todas las actividades y festejos que ya se venían realizado o que iban a llevarse a cabo ese y los próximos días.

Se publicaron también varias informaciones y columnas referidas al centenario, dispersas por todo el diario. En una extensa nota se anunciaba, con plano incluido, que en breve se iniciaría la construcción de la Avenida del Centenario, que nacería en la plaza Umberto 1° (hoy Yrigoyen), en calle General Paz, donde también estaba por levantarse el Palacio de Justicia, y culminaría en calle 24 de Septiembre, frente a la mitad de la plaza Independencia, donde funcionó el tradicional restaurante “Los Dos Gordos”.

De ese ambicioso proyecto llegó a culminarse el edificio de Tribunales (sólo que 23 años más tarde) y de las cuatro cuadras de la histórica avenida sólo se hizo una, hoy llamado pasaje 2 de Abril.

En otra nota se anunciaba que se ese domingo se pondría la piedra basal del soberbio monumento arquitectónico “Galería Histórica de la Independencia”, en calle 9 de Julio 150, en el predio que hoy ocupa el patio trasero de la Casa Histórica y que, obviamente, nunca se hizo.

En ediciones previas y posteriores al 9 de julio de 1916, LA GACETA también informaba sobre varios otros proyectos, algunos ambiciosos, arquitectónicos, culturales y deportivos, que tampoco llegaron a concretarse.

Varias de las obras iban a realizarse con el impulso de la Nación, bajo la tutela del presidente Roque Sáenz Peña, quien tenía mucha simpatía por Tucumán, al punto que en una de sus varias visitas llegó a quedarse 10 días en la provincia con todo su gabinete. Pero Sáenz Peña murió súbitamente el 9 de agosto de 1914 y su sucesor, el salteño Victorino de la Plaza, le tenía poco apego a los tucumanos.

La Nación dejó sola a la provincia en los festejos y el gobernador Ernesto Padilla hizo lo que pudo con sus escasos recursos. Celebraciones dignas, según se recuerda, aunque muy austeras.

Quizás la respuesta a estas mezquindades políticas se encuentre en el mismo diario del centenario, de ese domingo 9 de julio, en una columna del prestigioso y multipremiado médico Gregorio Aráoz Alfaro, un tucumano que fue autor de numerosos libros, presidente del Departamento Nacional de Higiene (el equivalente al actual Ministerio de Salud), y activo colaborador de LA GACETA. La extensa columna, que hoy ocuparía casi dos tercios de página, se tituló “La vieja y la nueva política, deberes de la hora presente”.

Aráoz Alfaro hace al principio de la nota un repaso de los inicios de la patria, los tiempos violentos y las guerras civiles, hasta llegar a la pacificación.

“Fue ese el último período de nuestra gran historia. Y las grandes figuras que lo cerraron, los hombres de “la organización” -Urquiza, Mitre, Alberdi, Sarmiento- continuaron por muchas décadas influyendo poderosamente sobre los destinos del país…”. “Más tarde vinieron grandes gobernantes en períodos difíciles, grandes aspiraciones pero grandes errores también, progresos materiales considerables debido no tanto a los gobiernos mismos como al aflujo de capitales, brazos e inteligencias de Europa…”.

“Y después, una baja general en los valores morales de los políticos y gobernantes. No es que no hubiera inteligencias agudas, visiones claras y hasta aspiraciones patrióticas, pero el aumento de la fortuna pública y privada trajeron como consecuencia la indolencia, el sibaritismo, y “la habilidad” para perpetuarse en los cargos y posiciones, no para servir al país austera y desinteresadamente, sino para procurarse sueldos, honores y granjerías de toda especie, recurriendo para todo ello a la corrupción, al engaño, al fraude y a la opresión si era necesario”.

Más adelante, a propósito de la nueva Ley Sáenz Peña, hacía poco sancionada, el médico se pregunta: “¿Tendremos, al fin, no sólo el gobierno de verdadera democracia, sino también el gobierno justo, honesto, sabio que corresponde al desarrollo actual de nuestro país y que debe llevarlo a su definitiva grandeza?”.

Después, el médico que fue condecorado con la Legión de Honor de Francia por sus descubrimientos sobre tuberculosis, dedica varios párrafos a la corrupción, a la mezquindad política, a la falta de educación y de justicia social.

“El país está cansado de las pequeñas controversias políticas y de las querellas de partido”.

“El pueblo que trabaja y que produce pide con razón, y cada vez será más exigente, no sólo más y mejor administración, percepción escrupulosa de la renta, reducción y, sobre todo, distribución equitativa de los impuestos, sino también instrucción para todos, mejoras progresivas en la condición de las clases pobres, vida cómoda, barata y tranquila, para los que sudan y penan en la ruda labor diaria, auxilio social eficaz para los que sufren por la enfermedad, por la invalidez o por la vejez, auxilio ofrecido no como una limosna que deprime y desalienta, sino como un deber de solidaridad y de justicia social”.

La crónica completa de Aráoz Alfaro produce escalofríos. Podría copiarse y pegarse en una edición actual de LA GACETA y nadie notaría que fue escrita hace un siglo. Genera una profunda desazón no sólo por lo que denuncia y critica, sino porque cien años después nada ha cambiado. La mezquindad política, el enriquecimiento, la corrupción, la falta de justicia social y las necesidades básicas insatisfechas en la mayoría de la población siguen intactas.

Estamos a cinco días de que comience a rodar el año del Bicentenario de la Independencia. El gobernador Juan Manzur, a lo sumo, podrá aspirar a unas “celebraciones dignas”, como su antecesor Padilla.

Ningún interés tuvo para la ex presidenta Cristina Fernández un acontecimiento histórico que no iba a poder encabezar, al igual que para el ex gobernador José Alperovich. No movieron un dedo.

También durmieron en el escritorio del ex intendente Domingo Amaya varios proyectos ambiciosos para el Bicentenario. Nada se hizo. Algunos datan de hace más de cinco años.

Ahora ya es tarde, aunque duela. Manzur y el intendente Germán Alfaro presentaron una agenda de actividades y obras tan ambiciosas como utópicas. Monumentos, diques, parques, museos, estadios, centros culturales y autopistas son algunos de los proyectos esbozados. Con suerte, será un año de colocación de piedras basales por doquier. Se hará rico quien venda piedras basales en 2016.

Más allá de los actos y los gestos, desde distintos sectores de la sociedad se vino insistiendo sobre la importancia de esta fecha fundacional para repensar para qué hicimos este país. ¿Para que sea una tierra pujante, llena de esperanzas y expectativas igualitarias, o para que se enriquezca y la pasen bien un puñado de pícaros?

La historia suele ser implacable y por eso la crónica de Aráoz Alfaro es tan contundente como espeluznante. Nos deja la amarga sensación de que desperdiciamos un siglo. Y nos hace pensar dónde estaremos dentro de 100 años y si acaso algún periodista, en las vísperas del 9 de julio de 2116, encuentre esta columna revisando los viejos diarios y quede pasmado como nos ocurre hoy o, por el contrario, diga “qué distinta que era la Argentina hace 200 años”.

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