02 Diciembre 2015
“Raúl Enrique Álvarez es chofer profesional y tendría que haber resguardado la vida de las personas que cruzaban la calle en ese momento”, dijo ayer el abogado Gustavo Carlino tras ser notificado de la prisión preventiva del conductor del Volkswagen Bora que atropelló y mató a Joaquín Mariano Toledo. La resolución se conoció el mismo día que se cumplió un mes del accidente.
El 1 de noviembre a la mañana Toledo y un amigo cruzaban la esquina de avenidas Alem y Mate de Luna en busca de un taxi.
El joven abogado, que tenía 28 años, se demoró por intentar saltar un charco y en ese instante fue arrollado por el Bora. El impacto fue tan fuerte que le destrozó la cabeza, provocándole la muerte en el acto.
El auto era guiado por Álvarez, quien viajaba acompañado por dos jovencitas que fueron ubicadas y se presentaron ante la Justicia. Los testimonios de ambas fueron claves para que el juez de Instrucción Víctor Manuel Pérez ordenara la prisión preventiva del imputado, tal como lo había solicitado el fiscal Diego López Ávila.
“Las dos declararon que volvían de un after y que la botella de una bebida alcohólica que había encontrado dentro del auto era de él”, contó ayer Carlino, el abogado querellante.
Más pruebas
Además, el magistrado tuvo en cuenta que al conductor del Bora se le encontró alcohol en sangre. También fueron muy importantes los testimonios de varias personas que aseguraron haberlo visto circular a excesiva velocidad y que el auto estaba mecánicamente preparado para correr picadas.
“El juez tuvo en cuenta que Álvarez es chofer profesional (trabaja en una empresa de colectivos de larga distancia como conductor) y que es de otra provincia, por lo que existe un riesgo de fuga”, agregó Carlino.
En la resolución, donde Pérez confirma la imputación por el delito de homicidio con dolo eventual, el juez de Instrucción también ordena el inmediato traslado de Álvarez a la Unidad II del penal de Villa Urquiza.
“Esto marca un antecedente en lo que hace a accidentes de tránsito. Está demostrado que en este caso hubo un desprecio absoluto por la vida ajena”, expresó el querellante.
El 1 de noviembre a la mañana Toledo y un amigo cruzaban la esquina de avenidas Alem y Mate de Luna en busca de un taxi.
El joven abogado, que tenía 28 años, se demoró por intentar saltar un charco y en ese instante fue arrollado por el Bora. El impacto fue tan fuerte que le destrozó la cabeza, provocándole la muerte en el acto.
El auto era guiado por Álvarez, quien viajaba acompañado por dos jovencitas que fueron ubicadas y se presentaron ante la Justicia. Los testimonios de ambas fueron claves para que el juez de Instrucción Víctor Manuel Pérez ordenara la prisión preventiva del imputado, tal como lo había solicitado el fiscal Diego López Ávila.
“Las dos declararon que volvían de un after y que la botella de una bebida alcohólica que había encontrado dentro del auto era de él”, contó ayer Carlino, el abogado querellante.
Más pruebas
Además, el magistrado tuvo en cuenta que al conductor del Bora se le encontró alcohol en sangre. También fueron muy importantes los testimonios de varias personas que aseguraron haberlo visto circular a excesiva velocidad y que el auto estaba mecánicamente preparado para correr picadas.
“El juez tuvo en cuenta que Álvarez es chofer profesional (trabaja en una empresa de colectivos de larga distancia como conductor) y que es de otra provincia, por lo que existe un riesgo de fuga”, agregó Carlino.
En la resolución, donde Pérez confirma la imputación por el delito de homicidio con dolo eventual, el juez de Instrucción también ordena el inmediato traslado de Álvarez a la Unidad II del penal de Villa Urquiza.
“Esto marca un antecedente en lo que hace a accidentes de tránsito. Está demostrado que en este caso hubo un desprecio absoluto por la vida ajena”, expresó el querellante.
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