Tan poderosa, tan mínima

Tan poderosa, tan mínima

La parapentista tucumana vive a fondo su gran pasión de volar y competir

 fotos de Lucho Fercho y Sergio Carlos Herrera fotos de Lucho Fercho y Sergio Carlos Herrera
30 Noviembre 2015
Entre sus rasgos orientales, sus expresiones, su histrionismo y la pasión que demuestra por lo que hace, Shauin Kao es una deportista imposible de rotular. Para quienes no saben lo que hace, que ella les diga “soy parapentista”, le agrega un toque exótico a lo que de por sí ya es llamativo. Esta taiwanesa naturalizada argentina se las trae. Por estos días, es una de las representantes nacionales en la Pre Copa del Mundo de Brasil. Y no fue sólo con la intención de participar: fue a ganar.

- ¿Eso es confianza ciega?

- Después de cómo me fue en Ecuador, me mentalicé en ir a Brasil directamente a medirme con los hombres, usando una vara lo más alta posible. Y si bien nunca volé allí, puedo hacerlo muy bien.

- Hablás de Ecuador pero, ¿qué fue lo que te sucedió allí?

- Participé de un desafío en el que pude lograr un 6° lugar en una general, ganándoles a pilotos de gran categoría. Y lo hice en condiciones climáticas complicadas. Quedé muy feliz con el torneo que tuve, para mí fue una experiencia tremenda. Y me medí con los hombres.

- ¿Tu presente es fruto de un proceso deportivo o se dio así porque sí?

- Yo venía trabajando fuerte, pero mi panorama cambió cuando viajé al Mundial en Roldanillo, Colombia. Me encontré con un nivel superlativo. Estaban 150 de los mejores pilotos del mundo. Fue mi primera experiencia en su tipo y me encontré con una exigencia mucho más elevada que la que tenemos en Sudamérica o en encuentros de Europa.

- ¿Tan exigente fue?

- Aprendí mucho compitiendo. Es que se planteó un circuito que exigía a todos. Cada uno debió ir buscando sus límites, en concentración, en esfuerzo. Eran hasta cuatro horas de vuelo, más de 800 kilómetros de competencia. Eso en la Argentina no existe. El Mundial marcó un después para mi carrera. Me demostré que puedo dar más. En una competencia normal, uno termina agotado, pero en Colombia eran 14 días, y en su transcurso fui tomando ritmo; ya no pensaba en que tenía que levantarme temprano, sino que me mentalicé en el día de mañana, en analizar estrategias.

- ¿Y luego qué pasó?

- Siguieron apareciendo los resultados. Después del Mundial fui al torneo de la PWC (Copa del Mundo) en Brasil. Puse en escena todo lo aprendido en Colombia y me fue bastante bien. Después, en las Nacionales de Cuchi Corral (Córdoba), fui primera pese a perderme la manga inicial. Y en la general quedé muy bien rankeada. Repetí la conquista en un Abierto en Areco (Buenos Aires). Después de parar un tiempo fui a Chile. Y volví a terminar primera.

- ¿2016 podría ser similar a 2015 en cuanto a exigencias?

- ¡Eso espero! Ya tengo confirmado que, entre mayo y junio, iré a una Pre Copa del Mundo en Cuzco (Perú), donde se vuela en condiciones extremas. Las térmicas son tremendas, se vuela a más de 6.000 metros ¡y se usan tanques de oxígeno!

- Contaste que vas a medirte con los hombres. Ante este desafío, ¿las condiciones de competencia para una mujer son buenas?

- Competimos generalmente en desventaja, por nuestro peso y por la menor superficie de la vela. Cuando más chica, es más briosa, más difícil de pilotar y tiene un menor rendimiento. Son de 21 metros y hasta 90 kilos, sobre 24 metros y 115 kilos de las de los varones.

- ¿Entonces cómo hacés?

- Se vuela con técnica, conocimiento, pericia, instinto, experiencia y un poco de locura. Es una sumatoria de cosas. Volar de por sí ya es ir en contra de nuestra naturaleza. Hacerlo es nuestra necesidad de desafiar, de ir en contra. Cuando se lo hace, quienes se enganchan son los que realmente encuentran un sentido en lo que hacen. Una vez que estoy en el aire me atrapa esa sensación de sentirme tan poderosa y a la vez tan mínima. Uno siente fortaleza y debilidad, todo al mismo tiempo. Para quienes no hacen esto, puede parecer una contradicción. Pero no lo es.

- Antes de salir, ¿sentís miedo?

- Cuando se vuela, se está a merced de la naturaleza. Y yo no haría este deporte si no me generara miedo. La adrenalina es lo que hace que uno busque esa situación.

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