La falta de aire libre les cambia el cuerpo a los chicos

La falta de aire libre les cambia el cuerpo a los chicos

Cuidá a los niños del síndrome “te falta verde”.

JUEGOS SIMPLES. Después de correr, Natalia se sienta sobre el césped junto a Valentina y Agostina. Las niñas se entretienen con ramas y hojas. la gaceta / foto de Analía Jaramillo JUEGOS SIMPLES. Después de correr, Natalia se sienta sobre el césped junto a Valentina y Agostina. Las niñas se entretienen con ramas y hojas. la gaceta / foto de Analía Jaramillo
28 Noviembre 2015
Apenas ponen un pie sobre el césped, las caras de Lourdes (7) y Milton (6) se transforman. No paran de reírse. Juegan a la pilladita. Se hamacan. Van al tobogán. Se entretienen entre chorros de agua. Son las 11 de la mañana y frente al hospital Padilla, en la plaza Belgrano, hay pocos chicos a esta hora. “Es por el calor. Yo igual los traigo, porque si no corren una hora al aire libre se desesperan en casa”, cuenta la mamá, Verónica García, de 27 años.

Lourdes y Milton viven en un hogar sin mucho espacio para jugar y sin verde. Hasta hace poco, cuando volvían de la escuela, pasaban mucho tiempo entre el celular y la televisión. “Eso fue hasta que noté que les costaba relacionarse con otros chicos. Por eso, les saqué todo lo tecnológico y sólo los dejo ver la tele de noche. Empecé a traerlos todos los días a la plaza un ratito. Ahora son otras personas. Están más tranquilos, interactúan con otros nenes, no están ansiosos y son más creativos a la hora del juego”, relata la joven mamá, que está embarazada de casi siete meses.

Es un caso atípico. O bien, una historia que muestra claramente lo que les está pasando a los niños hoy: la vida “tecno” domina sus tiempos. Juegan cada vez menos en las calles o espacios verdes y entrenan más los dedos que las piernas. Tienen un cerebro sobrecargado, que está a merced de continuos bombardeos de estímulos externos. Y la mirada se ha convertido en el más entrenado de los sentidos.

La tecnología les ha cambiado el cuerpo, la forma de interactuar y de pensar. Según una investigación de Roxana Morduchowicz, experta en medios de comunicación y tecnología, en promedio los chicos pasan más horas frente a las pantallas (TV, Internet, teléfono celular, tablet) que con cualquier otra ocupación, incluyendo la escuela.

La actividad física y el espacio para el juego es lo primero que se resiente en la era digital: en la actualidad, el 42% de los niños de entre 5 y 12 años juega al aire libre menos de tres veces por semana, de acuerdo al informe elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la Infancia, de UCA (Universidad Católica Argentina). Correr, andar en bici o patines es algo que menos de la mitad hace todos los días.

¿Qué está pasando? “Los chicos perdieron la calle. Recuerdo mi infancia jugando en la vereda. Hoy, con la inseguridad que hay, ni se me ocurre pensar que mi hija pueda estar tranquilamente con sus amigas en la puerta de casa”, opina Germán Loto Campos, de 34 años, que vive en barrio Modelo y es papá de Victoria, de dos años. Para que la nena pueda tener contacto con el verde la lleva hasta la plaza de la Fundación, pegada a la Maternidad. “La plaza de nuestro barrio no se puede ni pisar”, dice.

A Germán le preocupa que su hija crezca sin divertirse al aire libre. No es para menos. Según advierten los especialistas, que los niños pasen cada vez menos tiempo en la naturaleza está causando diversos efectos: desde déficit de vitamina D (por la poca exposición al sol), falta de destreza para los deportes, obesidad hasta problemas en la visión, describen.

En el mundo los expertos empezaron a llamar a esta problemática como “trastorno por déficit de naturaleza”. Otros se refieren a los chicos de la actualidad como la “generación del asiento trasero”. Mientras tanto, los pediatras empiezan a pedirles cada vez más a padres que no críen niños “entre algodones”.

“Los chicos necesitan explorar, ensuciarse, estar en contacto con los gérmenes para crear sus propios anticuerpos. Se entiende que la inseguridad los mantiene adentro de las casas, pegados a las pantallas. Pero no puede ser una excusa, hay que planear salidas. Como padres, debemos salir de la comodidad que nos brindan las pantallas porque nuestros niños de ahora son toda una generación en peligro”, advierte el pediatra y nutricionista Víctor Gallo. Se refiere al “asesino silencioso” llamado sedentarismo. “Estar quietos les provoca muchos efectos: diabetes, obesidad, arteroesclerosis, entre otros males. Lo que hace, a la larga, es que el cuerpo metabólicamente no funcione bien”, precisa.

El pediatra y deportólogo Germán Torrens opina que la inseguridad en las calles y parques no puede ser un argumento para encerrar a los niños. “La falta de actividad condiciona al organismo. Si no los acostumbramos a jugar al aire libre con el tiempo ellos solos desprecian el deporte, preferirán siempre los entretenimientos que impliquen menos esfuerzos, en los que puedan estar sentados. Y las consecuencias son graves para el crecimiento. Ya vemos mucha obesidad y diabetes en los niños. Ni hablar de los efectos psicológicos: van perdiendo sociabilidad, se deprimen y aparecen trastornos en la conducta”, enumera.

Además de ponerlos en movimiento, el contacto con la naturaleza es fundamental porque en estos espacios los chicos mejoran su autoestima, reducen sus comportamientos agresivos y logran manejar su ansiedad. “Con la tecnología, los niños de hoy quieren que todo sea ya. Aprender los ritmos de la naturaleza les enseña que tiene todo un proceso que debemos respetar”, explica Eliana Guchea, nutricionista y experta en pedagogía Waldorf.

Ojos: miopia, un mal de la época


Pasar más tiempo al aire libre ayuda a mejorar la visión de lejos y esto previene la miopía. Lo dicen los especialistas, en base a estudios internacionales que demuestran que aquellos chicos que pasan más tiempo en el interior que afuera desarrollan problemas en la salud visual de la retina, como es la miopía. Esto quedó en evidencia en países asiáticos, donde se vive una verdadera epidemia de tecnología. En Singapur, por ejemplo, más del 90% de los chicos tienen miopía. El doctor Ricardo Carrillo, oftalmólogo infantil, reconoció que los niños ya están sufriendo problemas que hasta no hace mucho eran solo de los adultos que trabajaban durante muchas horas frente a una pantalla. “Se nota el cansancio visual y la falta de lubricación. Las pantallas son una fuente lumínica muy fuerte”, advierte el experto. Sugiere que exponerse a la luz natural es fundamental para el ojo y para el resto del organismo. “El sol es la principal fuente de vitamina D (fundamental para fortalecer los huesos). Por eso es conveniente que los chicos salgan todos los días a jugar al exterior”, resalta. Pasar demasiado tiempo frente a la computadora o a la tele no sólo perjudica su visión, sino que además desarrolla problemas posturales, sugiere.

Piernas y manos: ejercitan más el pulgar y pierden destreza deportiva

Por el uso excesivo de tablets, celulares, computadoras y PlayStation muchos de los niños de hoy ejercitan más las manos que las piernas y le han dado funcionalidad a una porción de nuestro cuerpo impensada: el pulgar. “El sedentarismo repercute directamente en la destreza de los chicos, que presentan menos habilidad para la práctica deportiva”, comenta el traumatólogo Héctor Piedrabuena. “También los afecta desde la parte psíquica, puesto que los vuelve más introvertidos. Desde el punto de vista intelectual, sin embargo, hay beneficios porque los videojuegos y la tecnología ayudan a desarrollar muchas habilidades mentales. Por eso, siempre recomiendo que haya un equilibrio”, opina.

Los dolores en el cuello, en la espalda y en el dedo pulgar, males típicos de la vida on line, hasta hace unos años aparecían principalmente en adultos. Ahora, se ven cada vez más desde los 10 o 12 años. Otras consecuencias de la “sobredosis de tecnología”: cambios de sueño, cansancio y aislamiento.

Obesidad: más horas de juego, esencial para frenar una epidemia

De todo lo que genera la falta de horas de juego al aire libre, esto es lo que más preocupa: el incremento de la obesidad infantil. “En EE.UU ya se habla de esta epidemia como el síndrome de la muerte sedentaria para advertir sobre todas las consecuencias del sobrepeso y los malos hábitos generados por el uso de tecnologías”, destaca el pediatra y nutricionista Víctor Gallo. “Las imágenes de las pantallas son tan fuertes que incluso irrumpen en el descanso. El estímulo en los ojos inhibe una hormona importantísima: la melatonina, que es la responsable de trabajar de noche mientras dormimos para desintoxicar el organismo”, añade. “La falta de actividad física al aire libre es un problema que atraviesa todas las clases sociales. Es algo que los médicos no podemos resolver desde un consultorio. Se debe cambiar políticamente. Hoy brindar más seguridad en los espacios públicos es primordial. Así se logrará el contacto con la naturaleza, que los chicos tengan más horas de juego y la posibilidad de relacionarse con sus pares”, opina.

Aprendizajes: el contacto con lo natural ayuda a entender procesos


¿Por qué es tan importante que los chicos recuperen el contacto con la naturaleza? “Hoy los niños crecen a un ritmo tan artificial que están confundidos. Me doy cuenta cuando les pregunto de dónde viene la leche. Me contestan: ‘del súper’”, ejemplifica Eliana Guchea, que se está especializando como educadora en pedagogía Waldorf. “Por motivos de seguridad o comodidad, para muchos padres la mejor salida es al shoping. Yo les aconsejo que no todo en la vida de los pequeños sea consumo. Que los pongan en contacto a sus hijos con la naturaleza, que les enseñen a cuidarla y a entenderla. Si no podemos ir a la calle del barrio o a la plaza porque es insegura, vamos al cerro, a los ríos, que ellos se sientan parte de un ciclo natural. Así comprenderán que todo tiene un proceso. Y hay que incluirlos en ese proceso, darles responsabilidades. Por ejemplo, en una huerta: que pongan una semilla, que la cuiden, que la rieguen y luego vean los frutos es un aprendizaje incomparable que combina esfuerzo y creatividad”, ejemplifica la especialista.

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