Una historia de todos

Una historia de todos

Muchnik rastrea sus orígenes y genera empatía con el lector

RECIÉN LLEGADOS. Cualquier fotografía tomada a inmigrantes nos ubica ante hombres y mujeres con pocas pertenencias y niños con cara de sorpresa. abcopen.net RECIÉN LLEGADOS. Cualquier fotografía tomada a inmigrantes nos ubica ante hombres y mujeres con pocas pertenencias y niños con cara de sorpresa. abcopen.net
29 Noviembre 2015

Historia

INMIGRANTES (1860-1914)

DANIEL MUCHNIK

(Sudamericana - Buenos Aires) 

Siempre emociona volver al tema de la inmigración, una epopeya que, como bien señala el autor, es la historia de todos. Cualquier fotografía tomada a los inmigrantes nos ubica ante hombres y mujeres, muchas veces con sus escasas pertenencias y a menudo con niños con cara de sorpresa que, serios y estáticos miran a la cámara. Por eso nos preguntamos, ¿Qué había detrás de esas miradas?

Es evidente que una de las respuestas posibles está en este libro, porque quienes nos precedieron en el ideal fundacional, y especialmente con la Ley 18.716 de Inmigración y Colonización, nos dejaron una herencia de oro: gracias a ellos valoramos qué significa vivir en paz y pluralidad especialmente en estos convulsionados tiempos.

Si bien nuestro país se construyó respetando un esquema de brazos abiertos y de asignación del derecho de ciudadanía para todos los que llegaban a sus tierras, también habría que señalar que muchas veces ésa fue la historia edulcorada de una realidad a menudo penosa en la que los inmigrantes, luego de sobrevivir a las guerras y al hambre, sufrieron también momentos amargos de engaños y discriminación.

Leer este delicioso libro significa ubicarnos frente a una obra escrita desde el corazón, porque en efecto, aquí se plantea, a manera de un viaje a la semilla, el proceso que llevó al autor a descubrir la historia familiar vivida en Diamante (Entre Ríos): eran los famosos gauchos judíos, llevados a la literatura por la pluma magistral de Alberto Gerchunoff, como ejemplo de integración a la tierra argentina.

Trigo y doctores

Los argentinos ya somos tercera y cuarta generación de estos inmigrantes y llevamos con orgullo la gesta de nuestros mayores que, tal como se decía, sembraron trigo y cosecharon doctores, porque el fervor por la educación fue un elemento común de todos los grupos migratorios y la ilusión de que sus hijos tuvieran un futuro mejor les permitió sobrellevar, inundaciones, pérdida de cultivos y hechos de violencia

Por todo lo señalado es imposible no reconocer los numerosos aportes del grupo campesino judío: fueron ellos quienes pusieron las bases del cooperativismo rural (siguiendo viejas prácticas conocidas en las aldeas rusas), introdujeron el cultivo del girasol, el ajo, la alfalfa y la cebada cervecera. También incorporaron maquinaria para mejorar los cultivos, desarrollaron las cooperativas SanCor, fomentaron queserías, cremerías y tambos y pusieron en práctica el principio bíblico de la rotación de cultivos.

Escrito con un estilo ameno y sencillo, el volumen permite que el lector haga un ejercicio inmediato: solamente cambiando los nombres de los personajes citados, puede evocar otras situaciones similares que jalonaron, seguramente, también su propia historia.

De esta manera, el tema de la inmigración llega directamente a la sensibilidad del lector por la intensidad de acontecimientos y la variedad de situaciones que permite abordar nuestros orígenes y, especialmente para poder diferenciar la colonización judía de otras similares en una pampa de granito que, en su horizontalidad mezcló lágrimas y alegrías.

© LA GACETA

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Elisa Cohen de Chervonagura

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