“Pigu” siempre está de vuelta

“Pigu” siempre está de vuelta

Del 3 al 6 de diciembre se jugará en Alpa Sumaj el torneo que lleva su nombre. Luego de un año complicado, el mejor profesional tucumano de la historia hizo un repaso con mucha autocrítica y sin perder de vista el futuro.

 la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli
La sonrisa y la mirada de Andrés Romero siguen siendo las mismas. Es en sus palabras en las que hay un cambio. Se notan que van más a fondo, les imprime sentimientos, matices. Hasta se ríe de sí mismo. Si es verdad que el hombre se moldea a los golpes (entendido el término como experiencia de la vida), he aquí uno que sintió el impacto: pasó por una temporada complicada, que le dejó literalmente una secuela física y otra deportiva. La referencia es hacia la autolesión que se infringió en el Barracuda Championship de Nevada en agosto, pegándole con su mano a un cartel. El acto fue un boomerang: fractura, parate obligado, operación y pérdida de la membresía del PGA Tour, el mayor circuito de golf del mundo, que ostentó durante siete años.

- Más allá del dolor físico, ¿sentiste dolor en el alma por lo sucedido?

- La verdad es que después de que me rompí la mano, me arrepentí de lo que hice. Fue por bronca, fue un impulso, soy humano. Hay mucha gente que reacciona así en determinadas ocasiones, pero yo salí en todos los medios y el asunto se expandió. Apareció una parte de mí que muestra que no soy como parezco: quizás me vean sereno, pero esa vez me ganó la bronca.

- ¿Tanta carga negativa tenías acumulada?

- Venía acumulando muchas cosas. Una semana antes venía jugando muy bien y siendo protagonista en el torneo de Washington. Y en los últimos nueve hoyos perdí mis chances. Exploté con mi acto, que encima dio vuelta al mundo. Pero hoy puedo decir que aprendí mucho, ¡más que nada que no puedo pegarle a ninguna otra cosa en mi vida! Jaja. Una parte buena fue que con el obligado parate pude estar muy cerca de mi familia, llenarme de energía gracias a ellos.

- ¿Al volver a jugar, cómo sentís que estaba tu golf?

- Igual, bien. Cuando volví a jugar lo hice de la misma forma que siempre, sólo que con otra mentalidad. Lo de antes, la presión, eso de querer estar arriba, de estar obligado a hacer algo bueno, ya fue. Ahora me siento más tranquilo, a la expectativa del torneo del PGA que me toque jugar. Puede que eso me juegue en contra, el no tener un organigrama de competencia firme, pero bueno... Por ejemplo, todavía no sé cuántos certámenes voy a disputar en 2016, pero eso no va a impedir que me prepare bien para cuando tenga que hacerlo. Si sigo como en estos días, no tengo dudas de que voy a volver al tour nuevamente.

- Con esto estás diciendo que no vas a jugar regularmente en el circuito del Web.com. ¿Es así?

- Los torneos del Web no me llaman la atención. Me dijeron que puedo ser parte, pero si lo hago sería sólo para mantenerme en forma. Sé que voy a tener pocos torneos del PGA y debería enfocarme en un circuito. Esa será mi elección. Quizás también me enfoque en los torneos en Centroamérica. Si no logro recuperar la tarjeta en los pocos que juegue, sí haría los cuatro torneos finales del Web, sería una oportunidad para no desaprovechar.

- ¿Jugarás en Europa y Argentina?

- En Europa, nada. Me encanta el continente, los torneos, pero estoy más acostumbrado a EE.UU. Por otro lado y como lo hice siempre, la idea es jugar en la Argentina a fin de año. Quiero seguir apoyando a todos los que organizan torneos aquí.

- Lo inminente para vos es el torneo Invitational que organizás en Jockey Club...

- Sí, es un torneo que me place organizar con mi gente. Su carácter solidario me moviliza. Yo lo hago porque soy un agradecido de la vida y del don que me dio Dios. Pero lo que más me inspira es que de chico, a los 8 años, estaba enfermo, tenía una nefritis, la pasé muy mal, pero logré curarme. Es por eso que doy ayuda. Ahora, a través de mi fundación, llegamos a un acuerdo con la intendencia de Yerba Buena para que tengamos un espacio en el hospital Carrillo. La idea es armar una sala para atender a los chicos que tengan problemas renales. Sé del sufrimiento de quienes tienen ese problema, de sus familias. Es un trabajo a largo plazo, para ir de a poco incorporando equipamiento, especialistas.

- Se ve que te marcó mucho esa situación que viviste...

- Recuerdo que estuve más de año sin poder moverme, a punto de diálisis. Pero mi mamá me decía: si no te levantás de la cama, si no te vas a jugar al golf, nunca te vas a curar. Me curé, y hoy trato de transmitir mi experiencia. Incluso, soy padrino en EE.UU de la una fundación que trabaja con chicos con problemas renales. Eso para mí es un honor.

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