Sud de Lazarte está a punto de desaparecer bajo el agua

Sud de Lazarte está a punto de desaparecer bajo el agua

Las crecidas del río Chico no dan tregua: con que llueva apenas unos milímetros en el cerro, el pueblo sureño se vuelve un pantano. Video.

AISLADOS. Llegar a Sud de Lazarte es una travesía en la que se hace necesario atravesar acequias y pantanos. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll AISLADOS. Llegar a Sud de Lazarte es una travesía en la que se hace necesario atravesar acequias y pantanos. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll

Los restos de doña Servanda Lazarte flotan, sujetados por un alambre de púa, en un brazo del río Chico. A su alrededor hay pedazos de féretros, escombros de lápidas y monumentos que afloran sobre el torrente de agua. Es escalofriante la escena, en medio de los matorrales que rodean al camposanto y con el alboroto gutural de los chajaes como fondo. Hace un mes que el cauce se abrió para avanzar sobre el cementerio de Sud de Lazarte (15 kilómetros al sudeste de Monteagudo) e hizo estragos en el lugar; fueron unas jornadas antes del Día de los Fieles Difuntos. Desde entonces pocas personas pueden llegar hasta ahí.

“Nadie se anima a sacarla a Servanda del agua, porque el río es profundo y peligroso” confiesa doña Marta Nieva (54 años). Y enseguida se persigna rezándole un Padre Nuestro. Ella misma pensó en rescatar de ese lugar a sus padres que murieron en 2010, para llevarlos a otro cementerio, pero los cruces de acequias, medanales y brazos del río dificultan la tarea.

Sud de Lazarte es ahora una isla a la que se accede atravesando en canoa uno de los tantos desmadres que tuvo el río Chico. Los que fueron caminos, ahora son acequias o pantanos. “Aquí ni los muertos pueden descansar en paz”, se queja la mujer. Es que basta que llueva unos cuantos milímetros en el cerro para que el cauce aumente su caudal y avance sobre lo que queda del pueblo. El cementerio arrasado y las casas destruidas, sin habitantes son los últimos testimonios tristes y devastadores que han dejado los desbordes. “Hasta de nuestros difuntos nos están despojando las crecidas”, se lamenta Marta.

“Como el chajá”

El 90% de la población de Sud de Lazarte, que en algún tiempo superaba los 800 habitantes, ya ha abandonado el lugar. Siempre acorralados por las aguas. Casas de ladrillos, de barro y sunchos, módulos habitacionales levantados sobre pilotes, parecen haber sufrido el paso de un monstruo furioso. En los patios hay animales abandonados, heladeras, cocinas y muebles dañados sepultados en el barro. Y el vapor que se levanta en los alrededores huele a podrido. “Las pocas cinco familias que siguen aquí, entre ellas la nuestra, no se fueron porque no tienen adónde ir”, contó Roberto Albornoz. El hombre es casado y padre de dos niñas. “Si pudiera conseguir una casa en otro lugar me iría, pero más por mis chiquitas que están expuestas a las crecidas, mordeduras de víboras y a las picaduras de otros bichos que proliferan por aquí”, comentó. Roberto dijo que el drama de los desbordes del río Chico comenzó en 2000, y desde entonces las crecientes del verano no les han dado respiro. “Nos gustaría ser como el chajá para poder salir volando cada vez que se nos viene el río. Pero no. Aquí uno se escapa como puede. Si hasta ahora no murió nadie todavía, es por puro milagro. Una vez saqué a mi familia con el agua hasta el pecho”, aseguró.



Esquina y Ojo de Agua eran comunidades ubicadas más al este, cerca de la cola del dique Frontal, a orillas de la ruta provincial 332. Desaparecieron hace unos 10 años, también sepultadas por las corrientes del Chico. Ahí funcionaban tres establecimientos educativos. De estas escuelas no quedaron ni vestigios.

Y ahora el mismo destino condena a Sud de Lazarte. En la zona sólo está sobreviviendo Niogasta, a unos 3 km de la ruta 157. En el pueblo que se extingue, las ovejas murieron de enfermedades en las pezuñas, que contrajeron por la humedad del suelo. “Las vacas, los toros, los cabritos y los caballos terminaron devorados por los pantanos”, se lamentó don Miguel Peralta. El agua del subsuelo está apenas a 20 centímetros y por eso el salitre ahora no deja crecer nada. Miguel, como los últimos sobrevivientes de esa comunidad, espera que las nuevas autoridades del Gobierno se apiaden de ellos y envíen máquinas para profundizar el cauce del río Chico y levantar defensas. Y que así se ponga fin a tantas penurias y se salve lo poco que queda de esa comunidad.

Pobladores de Sud de Lazarte y de Niogasta sostuvieron ayer un prolongado y endurecido corte de la ruta nacional 157. Desde las 8 de la mañana se instalaron 3 kilómetros al sur de Monteagudo para demandar obras que eviten los frecuentes desmadres que ocurren en el río Chico cada vez que llueve. “Sud de Lazarte casi ha desaparecido y lo mismo va a suceder con Niogasta si no salimos a poner el grito en el cielo y a pedir al Gobierno que nos manden máquinas que trabajen en el río”, advirtió Diego Coronel, uno de los manifestantes. “Hace un par de meses se envió una máquina que encauzó el río hacia la represa El Tobar, cerca de la cola del dique Frontal. La obra necesita ahora un ensanche y que al cauce se lo haga más profundo. De otra manera no va a salir”, opinó el hombre. “Pedimos desesperados que nos den una solución”, clamó Vanesa Zelaya.

Durante la protesta los vecinos atravesaron troncos y quemaron cubiertas sobre la ruta. En el lugar se formó una cola de unos tres kilómetros, de ambos lados, con camiones y otros vehículos que no pasaron hasta cerca de las 16. Varias veces estuvieron cerca del conflicto, debido a que algunos transportistas intentaban pasar a la fuerza.

La manifestación se levantó cuando llegó el secretario del Interior, Alberto Olea, quien luego de escuchar los planteos, y a través de un acta se comprometió a enviar en 48 horas las máquinas que se necesitan para reencauzar el Chico. “Vamos a instrumentar un operativo que no sólo abarcará el problema que representa para esta gente el río, sino también las otras consecuencias que siguen padeciendo por las inundaciones”, dijo el funcionario. “Tengo expresas indicaciones del Gobernador de asistir con todo lo necesario a esta gente”, aseguró.

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Galería 11 fotos LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL - DERECHOS RESERVADOS PROHIBIDO SU USO
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