Los costos a pagar cuando se desafían los límites de la vida

Los costos a pagar cuando se desafían los límites de la vida

Nueva versión de la historia entre el médico Frankenstein y su ayudante Igor.

PROTAGONISTAS. Daniel Radcliffe y James McAvoy son el centro del filme. PROTAGONISTAS. Daniel Radcliffe y James McAvoy son el centro del filme.
26 Noviembre 2015
“Frankenstein o el moderno Prometeo”, la novela de Mary Shelley publicada hace 197 años, nació de un desafío y encierra, en sí misma, otro. El primero se relaciona con un atípico y frío verano en Europa, que compartieron la autora, su marido, Percy Bysshe Shelley, Lord Byron y John Polidori en una villa de Suiza. Byron los comprometió a que cada uno escriba una historia de terror, y de ese reto nacieron obras maestras en cuanto a nuevas temáticas: la del hombre rearmado de restos de cadáveres y la de los vampiros humanos (desarrolladas por Byron y por Polidori).

El libro de Shelley es considerado el inicio de la ciencia ficción y el punto más alto de la novela gótica. Tema recurrente hasta el hartazgo en el cine y la televisión, en la pantalla grande, todo comenzó en 1910, con un cortometraje mudo de 16 minutos y cámara fija, con Thomas Alva Edison de productor. Desde entonces, las versiones superan el centenar, entre las estrenadas mundialmente y las de consumo estrictamente local, y aquellas que tratan de su hija o su novia, o sus luchas contra Drácula, fantasmas o algún otro ser extraño.

La leyenda ha sido tratada tanto con seriedad y profundidad como, por ejemplo, la magistral “Frankenstein de Mary Shelley”, que dirigió en 1994 Kenneth Branagh y protagonizó un conflictuado Robert De Niro; como con un humor con toques absurdos a cargo del dúo Abbott y Costello o del brillante Mel Brooks, con “El joven Frankenstein”, de 1974. En este último filme, aparte del exótico doctor que intenta unir partes de muertos, tiene un papel clave su ayudante Igor, inolvidablemente representado por el comediante Marty Feldman, prematuramente muerto a los 49 años.

La referencia a esta película no es casual, ya que en “Víctor Frankenstein” Igor vuelve a tener un papel central, relegado y casi olvidado en casi todas las películas (salvo en la mencionada de Brooks, que por algo está preservada en la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos).

En la flamante versión de Paul McGuigan, todo se centra en el dueto central del médico excéntrico que juega a ser Dios y dar la vida y su fiel ayudante: están a cargo de James McAvoy y Daniel Radcliffe, respectivamente.

El producto de McGuigan se recuesta en una cuidada y detallada reconstrucción de época. Con su personaje, McAvoy se hace cargo de las ideas más radicales de una época donde las tinieblas iban dejando camino a la luz en la ciencia y no quiere que la muerte sea un límite. Su visión no parte de la idea de desafiar a la naturaleza, sino de la de ayudar a los hombres; como muchas veces ocurre, las buenas intenciones no terminan bien.

Radcliffe se emancipó rápidamente de Harry Potter para asumir papeles maduros y desarrollar una carrera pensando en un público post adolescente. Ahora interpreta a un colaborador tan brillante como el científico al que secunda, y es la voz del relato central. Recae sobre él la responsabilidad de salvar a su amigo de la locura, más allá de su misión de desenterrar cadáveres o asistirlo en cirugías prohibidas.

“Sueño con un mundo donde la esperanza reemplace al miedo. Ayúdame a cambiar el mundo”, le pide Frankenstein a su amigo. La respuesta da origen al mito que se sale de sus cauces y que genera consecuencias en una sociedad que está comenzando a despertarse a la modernidad. El horror ha despertado y habrá venganza.

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