Prometen, pero...

Prometen, pero...

Llegó el día para que los ciudadanos definan su futuro. El presente de los tucumanos todavía sigue preso del pasado. La Legislatura no logra desenredar el manejo de sus fondos y la Justicia inició su cuenta regresiva.

En el listado de las cosas que “se aprenden todos los días”, esta semana figura que hay un verbo que no debería aparecer en la vida de los funcionarios. La promesa se ha convertido en la cicuta que no deben beber. El verbo prometer es para los funcionarios tan traicionero como la conjunción pero en la conversación de los enamorados. Desde el momento en que un político promete, se inicia una cuenta regresiva que puede ser letal cuando llega a cero. De la misma manera, “un te quiero” seguido por un pero deja muy en claro que el amor no es tanto.

Los vecinos de la ciudad empiezan a comprender estas cuestiones. Durante meses han recibido el compromiso de funcionarios y de candidatos que han comprometido sus palabras y sus acciones a cambio de confianza y de votos. Sin embargo, la concreción de las promesas no aparecen. Ese es el caso de las tres cuadras peatonales de Mendoza entre el 700 y el 500. No se trataba de un megaemprendimiento para la ciudad. Eran tres cuadras y se hicieron dos inauguraciones porque el proselitismo así lo exigía. Los funcionarios se tiraron flores y sonrisas. Se demoraron meses en tomar la decisión de hacer la obra. Apenas aprobaron la realización empezaron a exigir la entrega. Tenía que estar antes de las elecciones y -después de celebrados los comicios- antes de la entrega del mando. Los obreros trabajaron día y noche, con sol y con lluvia. Todo estaba listo, pero (la conjunción iba a aparecer en algún momento de esta ilusión) la plata nunca llegó.

La secretaría de Obras Públicas de la Nación, que conduce el tucumano José López –elegido en octubre representante en el Parlasur-, dice que ya se giraron los fondos, pero -otra vez- hay quienes en esa repartición reconocen que no están los fondos. En la Municipalidad recomiendan echarle la culpa a la Nación, pero –de nuevo- deberían hacerse cargo del problema, en lugar aconsejar a quién llevar las quejas y de prometer pagos que se estiran como si adhirieran al plan 12 cuotas. Da la sensación de que desde la Intendencia se lo interpreta como si fuera un problema que no es mío; mientras que desde el Gobierno provincial y el nacional el mensaje parece ser la municipalidad no juega en mi equipo, por lo tanto, tendrán que esperar.

En medio, la peatonal permanece inconclusa y los vecinos han sido convertidos una vez más rehenes de los intereses políticos. No es el único caso en Tucumán...

Es muy difícil conseguir que un municipio, la Nación y la Provincia se pongan de acuerdo si sus administraciones corresponden a fuerzas políticas diferentes. Y cuando eso ocurre, en lugar de privilegiar al ciudadano eligen ponerse el pie los unos a los otros. La metáfora se hizo realidad en la peatonal porque, el miércoles y el jueves pasados, dos ciudadanos tropezaron y cayeron al piso irregular. Felizmente, los responsables de la obra, frente a estos percances, dijeron basta. Volvieron a juntar las baldosas y convocaron a los trabajadores para continuar y terminar los trabajos. Pero (si, pero) los 13 millones de pesos no aparecieron y hasta ahora no hay ninguna ley que diga que aquel que promete y no cumple tenga alguna sanción.

Nada cambia

En la Legislatura tampoco aparecen los millones. El escandaloso método de repartir dinero en negro por parte de la Cámara está demorando la definición de cómo se hará el reparto de fondos sociales en el Poder Legislativo a cada uno de los representantes del pueblo.

Los nuevos legisladores, así como el ex vice (Juan Manzur) y el actual (Osvaldo Jaldo), están seguros de que ese sistema es el apropiado. Tanto, que el principal operador (el tesorero Claudio Pérez) será ascendido al convertirse en la próxima semana en secretario de la Legislatura. Su nuevo rol no será precisamente el premio por proponer un manejo más transparente de los más de 500 millones de pesos que pasean en valijas.

Esta semana, los legisladores oficialistas se preocuparon por demostrar que todo está dentro de lo legal, pero no por explicar por qué en épocas de elecciones los gastos sociales aumentan; ni por qué no se puede conseguir que la remuneración del legislador sea igual para todos y transparentes a los ojos del vecino. La semana que empieza con nuevo Presidente electo en el país tendrá por objetivo hacer que la causa federal no sea investigada por el fiscal general.

Pocas sonrisas

Mientras Manzur sonríe en el Poder Ejecutivo, en el Judicial no hay motivos para reír.

El gobernador llega a las siete de la mañana a la Casa de Gobierno e intenta cumplir su agenda, lo cual pone los pelos de punta a los políticos que no encuentran lugar en esa agenda y que se dan con las puertas cerradas del despacho gubernamental. Son estilos diferentes y la docena de años alperovichistas empiezan a ser cosa del pasado.

En la Corte Suprema de Justicia, en cambio, la agenda es lo más difícil de consensuar y de cumplir. Los propios vocales se pusieron como plazo elegir a las nuevas autoridades antes del 30 de noviembre. Ha comenzado la cuenta regresiva y hasta ahora no logran ponerse de acuerdo para definir quién será el presidente de la Corte del Bicentenario.

El actual presidente, Antonio Gandur, tiene un voto seguro para ser reelecto: el suyo. Para que Claudia Sbdar y Daniel Posse hagan realidad el sueño de aquel exigen una condición difícil de cumplir. Estos dos vocales están seguros de que la presidencia de la Corte debe ser rotativa. Si Gandur acepta tendrá tres votos para su presidencia, pero esta será más corta que nunca porque después tendrá que compartirla en el proceso rotatorio. Antonio Estofán confía en que René Goane lo seguirá apoyando y, por lo tanto, se siente un poderoso con dos votos. La Corte Suprema de Tucumán ha entrado en tiempo de descuento y si no logra un acuerdo antes de que el conteo llegue a cero, la intervención empieza a latir.

Las debilidades institucionales de la provincia no son producto de la espontaneidad. Son el resultado de varios años de despojos. Uno de los responsables principales ha sido José Alperovich quien a su regreso de Miami anduvo caminando por el interior como para disimular que sobre el cierre de campaña de los comicios nacionales no ha puesto un interés especial. En su rol de transitorio desocupado político no regresará a la Casa de Gobierno. Ayer el Frente para la Victoria decidió que hoy su búnker estará en el partido Justicialista y no en la sede gubernamental como se había venido haciendo. Un nuevo gesto de Manzur para diferenciarse de Alperovich, pero también para separar las cuestiones partidarias de las de Estado.

Nuevos tiempos

Tucumán es la primera provincia peronista del país. El peronismo ha entregado la provincia de Buenos Aires y Tucumán rinde un examen muy importante. Por eso el gobernador seguirá con atención y expectativa el resultado. Hay una preocupación especial porque el certificado de buena conducta obtenido en las generales deberá ser revalidado, a la vez que se pone en juego la responsabilidad de ser un bastión peronista.

Los argentinos asumirán la responsabilidad de darle al país un nuevo Presidente. No tienen para elegir a expertos estadistas como Churchill o De Gaulle, como diría un importante dirigente peronista del NOA. Sin embargo, son dos esforzados empresarios que sacaron el título de político y que proponen abrir una nueva etapa en el país, que trae implícito una gran renovación dirigencial y generacional en la vida de la Argentina que, además, podría erradicar las promesas y los pero.

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