¡Paren con la matanza de los sábalos!

¡Paren con la matanza de los sábalos!

En los ríos del sur de la provincia prolifera la pesca furtiva justo cuando sábalos y otras especies comienzan a remontar la corriente para iniciar su ciclo reproductivo.

SIN PONERSE COLORADO. Un adolescente arroja una red en el río Medina. Cada vez son menos los pescadores que utilizan cañas.FOTOS  / LA GACETA - OSVALDO RIPOLL -  GENTILEZA PEDRO CÓRDOBA. SIN PONERSE COLORADO. Un adolescente arroja una red en el río Medina. Cada vez son menos los pescadores que utilizan cañas.FOTOS / LA GACETA - OSVALDO RIPOLL - GENTILEZA PEDRO CÓRDOBA.

El inicio de la temporada de lluvias es sinónimo de vida. Las crecientes permiten que se eliminen los elementos tóxicos de los ríos y posibilita que sábalos, dorados, bogas y bagres remonten las aguas para comenzar su ciclo reproductivo. Pero en Tucumán los pescadores furtivos ven este fenómeno como una luz verde para realizar verdaderas matanzas que ponen en riesgo todo el ecosistema.

Varios historiadores reconocen que los diferentes pueblos originarios que habitaban nuestro suelo se movilizaban durante esta época en busca de lugares donde pescar en una o más jornadas. Ellos ya sabían que estos eran los tiempos que elegían las especies autóctonas para comenzar su migración. También tenían muy en claro que, con sistemas muy rudimentarios, debían capturar lo justo y necesario para poder sobrevivir.

Han pasado siglos y los tucumanos parecieran no haber aprendido nada de nuestros antepasados. Hoy, ante la primera creciente, ejércitos de furtivos se lanzan a los ríos en busca del sábalo y del dorado. Se creen pescadores, pero no lo son por una simple razón: utilizan sistemas que están totalmente prohibidos, como capturar ejemplares con todo tipo de redes o equipos especiales como el “Toque”, el “Yoyo” o el “Choque”.



El “Toque” es un sistema que ha tenido un desarrollo impresionante en los últimos tiempos. Se utiliza para la pesca de sábalos, especie que se caracteriza por no tomar la carnada o, al menos, no es normal que lo haga. Consiste en arrojar a la corriente una línea de por lo menos cinco o siete anzuelos sin carnada y con una plomada. De manera increíble, el pez toma el anzuelo y la persona, al sentir el sutil toque (de allí el nombre), lo clava de la boca. Aún así no es deportivo, ya que reglamentariamente en nuestra provincia sólo se permite la utilización de dos anzuelos por línea.

Los que lo utilizan piden a gritos que se legalice. Sostienen que no es lo mismo pescar “al toque” que “yoyear” o “chocar”. “Esos sistemas sí más claramente antideportivos porque consisten en tirar una línea con anzuelos mucho más grandes y, pegando algunos cañazos, se clava al pez en cualquier parte del cuerpo. Con el ‘Toque’, al sábalo se lo saca de la boca”, comentó Sergio González Guzmán, reconocido deportista de Santa Rosa de Leales que desde hace mucho tiempo pretende modificar las cosas.

“Sería bueno que se cambien algunas reglamentaciones. Por ejemplo, que se permita armar una línea con tres anzuelos, y no digo dos porque siempre tiene que ser impar para que sea balanceada, y con ese número se le da la oportunidad al pez de que siga viviendo. También sería positivo que se permita el sacrificio de seis ejemplares y no de cuatro, como ocurre actualmente”, reflexionó González Guzmán.

Uno de los puntos más cuestionables de la iniciativa es saber quién controlará a los que utilizan esta técnica para que cumplan con el cupo fijado cuando en estas tierras reina el descontrol. “Es importante que los pescadores tomen conciencia de lo que están haciendo, como ocurre en el caso de otras especies. Creo que es clave que se pueda salir de esta clandestinidad”, agregó González Guzmán que reniega de los rederos y de otras personas que utilizan sistemas prohibidos.

Un peligro

“El drama es que no entienden el daño que están produciendo. Los sábalos son un eslabón muy importante en nuestro ecosistema. No sólo forman parte clave en la cadena alimentaria de las otras especies; ellos se alimentan de algunos sedimentos que, en muchos casos, facilitan la potabilización del agua”, destacó Carlos Riviere, de la Dirección de Flora y Fauna.

Según el especialista, la idea de que hay una superpoblación de ejemplares de sábalos es solo una creencia. “En los últimos tiempos las condiciones para la reproducción no fueron buenas. Recién este año mejoraron. Por eso hay que cuidarlos más que nunca”, dijo en una charla con LA GACETA.

“El daño que puede causar un furtivo con una red o utilizando esos sistemas prohibidos es terrible. Con los sábalos también migran otras especies como dorados, bagres y bogas, pero las redes no distinguen; limpian todo lo que encuentran. Los sistemas de varios anzuelos generan heridas en los peces, y estos se terminan muriendo porque a través de las lesiones les ingresan bacterias”, advirtió Riviere.

Una aspirina

Francisco “Pancho” Delgado, ingeniero y filósofo de la pesca, en una de sus didácticas charlas lanzó una frase muy festejada: “discutir este tema es como darle una aspirina a una persona que sufre una enfermedad terminal”.

Su planteo no es descabellado y tiene que ver con la falta de controles. Las imágenes que ilustran esta nota fueron tomadas desde la ruta, es decir, que ante las narices de todo el mundo los furtivos hacen lo que quieren en nuestros ríos. Imagínese lo que ocurre en lugares más alejados donde los depredadores llegan sin ningún tipo de problemas y la Policía, que debe custodiar la fauna ictícola, no tiene cómo hacerlo porque los medios con los que cuenta son insuficientes.

“La raíz de este problema es la falta de controles. Desde nuestras entidades hacemos docencia para que se cuide el medio ambiente y la fauna ictícola. Pese a que está de moda, insistimos en que el ‘Toque’ está prohibido. Pero evidentemente no alcanza, se debe hacer un trabajo de concientización mucho más importante para dejar en claro qué y cómo se puede pescar”, opinó Víctor Rueda, dirigente del club de Caza y Pesca de la UNT.

Fernando Saba, vicepresidente del Tucumán Pesca y Regatas, coincidió con su par, pero aclaró que es alarmante el crecimiento de los pescadores furtivos. “De alguna manera se tiene que poner un límite. Hay que enseñarle a los tucumanos que se debe cuidar nuestra fauna antes de que empecemos con los lamentos. Está muy bien que surja un debate de estas características”, comentó.

Tucumán, a diferencia de otras provincias como Salta y Jujuy, no impone la veda a las diferentes especies de nuestros ríos, salvo en el caso del dorado, cuyo sacrificio está prohibido en todo nuestro territorio. “Habría que imitar a los que saben. Siempre es bueno proteger las especies en sus ciclos reproductivos. Estaría bueno que sea como en el Litoral donde se han establecido días y horarios de pesca para proteger las especies. Si los pescadores no cuidan, no pasará mucho tiempo para que se vean obligados a buscar otra actividad”, concluyó Carlos Nieva, titular del club universitario.

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