08 Noviembre 2015
INSPIRADA. Scweblin ganó este año el premio de narrativa Ribera del Duero. lecturassumergidas.com
RELATOS
Siete casas vacías
SAMANTA SCHWEBLIN
(Páginas de Espuma - Madrid)
Después de la publicación de la nouvelle Distancia de rescate, Samanta Schweblin vuelve al relato: la aparición en la Argentina del libro Siete casas vacías, que recopila siete relatos de mediana extensión, demuestran la solidez de una voz que viene deslumbrado desde sus primeros libros. Editado por Páginas de Espuma como resultado del premio español Ribera del Duero, se trata de un libro cerrado, con una propuesta estética que hilvana cada historia en un solo mundo en declinación.
Estos relatos cuentan las relaciones de familias enrarecidas, donde se va dando paso a formas absurdas, que coquetean con lo imposible: a una madre le obsesionan los barrios elegantes; una pareja de abuelos retoza desnudos, mientras los nietos desaparecen; una mujer, pese a sus deseos, no puede construir su muerte, en cambio observa que su realidad se va agotando. Quizás este libro recupera aquella máxima de Abelardo Castillo, quien sugería la escritura de los cuentos maravillosos como si fueran realistas y los realistas como si fueran maravillosos.
En sus libros anteriores, el eje de lo absurdo parecía colapsar las relaciones sociales desde un primer momento (un artista de la muerte que transporta el cadáver de su propia mujer o una niña que come pájaros frente a su padre divorciado, son solo algunos ejemplos), sin embargo en estos relatos lo “raro” emerge para marcar la extrañeza misma de aquellas cotidianidades. Quizás se trata de un realismo de lo terrible, en el sentido que recupera los miedos internos de las familias afectadas por la locura.
¿Realismo?
¿Cuentos absurdos?
Quizás más bien haya que hablar de una forma intermedia, que este libro expone con maestría, los límites de lo real no son traspuestos pero la percepción de la realidad siempre está en jaque.
De su autora se han dicho muchas cosas, pero pocas veces que Schweblin recupera una forma propia de la literatura argentina: con la justeza del lenguaje, apunta a lo intermedio e indefinible.
© LA GACETA
SALVADOR MARINARO
Siete casas vacías
SAMANTA SCHWEBLIN
(Páginas de Espuma - Madrid)
Después de la publicación de la nouvelle Distancia de rescate, Samanta Schweblin vuelve al relato: la aparición en la Argentina del libro Siete casas vacías, que recopila siete relatos de mediana extensión, demuestran la solidez de una voz que viene deslumbrado desde sus primeros libros. Editado por Páginas de Espuma como resultado del premio español Ribera del Duero, se trata de un libro cerrado, con una propuesta estética que hilvana cada historia en un solo mundo en declinación.
Estos relatos cuentan las relaciones de familias enrarecidas, donde se va dando paso a formas absurdas, que coquetean con lo imposible: a una madre le obsesionan los barrios elegantes; una pareja de abuelos retoza desnudos, mientras los nietos desaparecen; una mujer, pese a sus deseos, no puede construir su muerte, en cambio observa que su realidad se va agotando. Quizás este libro recupera aquella máxima de Abelardo Castillo, quien sugería la escritura de los cuentos maravillosos como si fueran realistas y los realistas como si fueran maravillosos.
En sus libros anteriores, el eje de lo absurdo parecía colapsar las relaciones sociales desde un primer momento (un artista de la muerte que transporta el cadáver de su propia mujer o una niña que come pájaros frente a su padre divorciado, son solo algunos ejemplos), sin embargo en estos relatos lo “raro” emerge para marcar la extrañeza misma de aquellas cotidianidades. Quizás se trata de un realismo de lo terrible, en el sentido que recupera los miedos internos de las familias afectadas por la locura.
¿Realismo?
¿Cuentos absurdos?
Quizás más bien haya que hablar de una forma intermedia, que este libro expone con maestría, los límites de lo real no son traspuestos pero la percepción de la realidad siempre está en jaque.
De su autora se han dicho muchas cosas, pero pocas veces que Schweblin recupera una forma propia de la literatura argentina: con la justeza del lenguaje, apunta a lo intermedio e indefinible.
© LA GACETA
SALVADOR MARINARO
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